Shot #5

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Al principio creyó que se trataba de una broma: el mejor asesino del mundo convirtiéndose en el tutor de un pequeño niño japonés. Sin embargo, las órdenes eran claras y provenían directamente del noveno. No tuvo opción alguna, solo cumplir con la misión que le fue asignada.

Con ello en mente y antes de partir, le fue entregada una carpeta con toda la información que necesitaría, tomando su tiempo, se dispuso a estudiarla con detalle. La fotografía anexa en los documentos mostraban a un varón no mayor a los dieciséis años que poseía suaves rasgos, tan delicados como una dulce jovencita, de cabellos caramelo que peleaba con la gravedad, mejillas sonrosadas, labios color cereza, acompañados de unos hermosos ojos marrones que reflejaban su total inocencia. Mas se vio completamente sorprendido de su verdadera naturaleza.

Así que entrenaría a un pequeño alfa.

Aquello, sin embargo, no debió sorprenderle mucho. El linaje de los Vongola siempre había sido regido por generaciones de alfas de altos rangos, aunque el aspecto de su próximo estudiante dijera todo lo contrario. Encontraba divertida la razón por la cual lo mandaron a llamar. Si ese muchacho llegaba de buenas a primeras, sin la preparación adecuada, evidentemente se lo tragarían al segundo de tomar el mando y Vongola se iría directamente al demonio.

Su primer encuentro le permitió evidenciar lo obvio, su pupilo era torpe y despistado, además de que no poseía un criterio amplio en sus pensamientos, subestimando a su tutor por su apariencia infantil. Grave error que le costó una patada en el rostro no más al conocerse. No sería una misión sencilla de completar.

Al pasar de los días, Tsuna o Dame-Tsuna como lo había comenzado a llamar, demostró que podía superar sus expectativas. Torpe y despistado eran eufemismos, el chico era un desastre total. No solo en su hogar, también en la escuela. Sus notas eran malas y las relaciones con sus compañeros prácticamente nulas, además de ser el blanco recurrente de los delincuentes. No llevaba ni dos días con él y ya quería botar la toalla y que se las arreglara como pudiera. Pero haciendo de tripas corazón, se dispuso a poner en marcha sus enseñanzas.

Las cosas no fueron sencillas, por lo menos para su estudiante. Él, a pesar de su aspecto infantil a causa de su maldición, era de temer y sus métodos lo eran aún más. Se encargaría de inculcarle todo el conocimiento que requería, si pensaba convertirlo en un digno capo de Vongola.

Sus estudios con el tiempo comenzaron a mostrar lentos avances, quejándose cada que podía, exigiendo un mejor trato de su parte. —"Sí, claro" —Era lo que pensaba el asesino, aumentando con diversión su carga. Pero aún debía solucionar el hecho de que el chico no tenía guardianes. Aunque aquello en cierta manera ya estaba cubierto.

En el par de semanas después de su llegada, mientras impartía sus clases particulares, había espiado las actividades que realizaba en la escuela, tomando el tiempo de analizar en detalle a los potenciales miembros que serían adecuados para desempeñar su papel de guardianes, por ello, moviendo los hilos tras el escenario, obligó a Tsuna a enfrentarlos y, de una vez por todas, comenzar a reunirlos.

Uno a uno, fueron cayendo ante su estudiante. El primero resultó ser el temperamental Hayato Gokudera, un omega recién llegado de italia a petición del asesino. Él muchacho de cabello plateado y ojos color jade, tenía planeado ser la mano derecha del fallecido Federico Vongola, que lo desechó por su casta. Lleno de dolor y odio, buscó la manera de descargar todo eso en el alfa que, había escuchado, sería el nuevo sucesor, sin embargo fue rescatado por la inesperada bondad de Tsuna, convirtiéndose de este modo en el guardián de la tormenta.

𝓞𝓷𝓮-𝓢𝓱𝓸𝓽 [27𝓡]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora