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La chica colgaba de su brazo, mientras mantenían una animada conversación sobre los planes de esa noche y observaban todos los locales a su alrededor en busca de algún snack.

-¡Espera!-Frenó la rubia en seco y dirigió sus hermosos orbes hacia la heladería que estaba cruzando la calle. El castaño la miró con gesto severo mientras negaba con la cabeza. 

-No, Lanita. Recién saliste del resfriado.-La chica hizo un pequeño puchero y se negó a seguir avanzando.

-¡Pero es solo un poco!-Replicó y Luzu tuvo que aguantar la risa por aquel tono aniñado que había usado.-Por favor.

-Si te enfermas no seré yo quien te persiga rogándote por que favor dejes que te pongan las inyecciones.-La rubia le enseñó la lengua y dirigió sus pasos hasta el local pintado de lila. Luzu se siguió por detrás con una leve sonrisa en su rostro. 

Llevaba más de 5 años de relación con Lana, era una chica espléndida y llena de cualidades, además de poseer un atractivo físico digno de admirar, Luzu solía decir que su rostro parecía casi angelical, pero los dos sabían que sus ojos jamás habían brillado en rosa al verse. A pesar de que ambos se querían y estaban acostumbrados a pasar tiempo juntos, estaban al tanto de que no eran almas gemelas. 

Estaba seguro de que cualquier persona podría enamorarse de esa rubia con sonrisa perfecta, pero ese no era su caso, a pesar de llevar tanto tiempo de relación y se esforzara en amarla, no lo lograba, y sabía que aunque no lo admitiera, la ella sentía lo mismo. El amor entre ellos era diferente al romántico.

La camapanilla resonó haciendo que el chico que atiende girase su cabeza y observase como la pareja caminaba hacia el mostrador. 

-Buenos días.-Le sonrió amigable. Luzu no pudo pasar por alto las pecas que adornaban su rostro.-En un minuto viene mi compañero a atenderlos.-El pelinaranja se retiró dejando a los dos chicos de pie, esperando a que su orden fuese tomada.
Poco pasó hasta que otro chico, de pelo negro y una ligera barba se acercase. 

-Disculpen la demora.-Se dirigió a la pareja sin levantar la cabeza, pues aún estaba amarrando el delantal que por norma de aquella heladería debía usar.-¿Qué gustan tomar?-Lanita sonrió en grande. 

-¡Uno de chocolate!-El chico asintió y habló dirigiéndose a la chica sobre las distintas presentaciones que tenían de ese sabor. Luzu se perdió en sus propios pensamientos, observando los gestos y leves sonrisas del pelinegro, totalmente hipnotizado.

-¿A ti en que puedo ayudarte?-En ese momento fue que sus ojos se conectaron por primera vez en todo ese rato. Luzu sintió una corriente eléctrica recorrer su cuerpo. Hasta que se percató que los ojos del chico frente a él centellaban en rosa. El tiempo parecía haberse parado en ese momento, solo eran ellos dos y sus miradas que se negaban a despegarse. 

-¿Luzu?-La suave voz de su pareja fue lo único que logró romper el hechizo de ese momento, quien le miraba con un leve gesto de tristeza dibujado en su rostro. No sabía como reaccionar, y dándole una última mirada al pelinegro salió corriendo de aquel lugar, ni siquiera le importó dejar a Lana atrás.

¿Qué mierda acababa de pasar? 

rosa pastel || luzuplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora