Capítulo 26.

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Meses después

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Meses después

Los meses pasaban rápido, su situación económica mejoraba a demás, especialmente ahora que era maestra universitaria, se encontraba saliendo de su segunda clase de fundamentos de teoría. Después de pasar unos meses ayudando a la familia Abbruzzi a mejorar sus habilidades con el piano, a su antigua jefa le surgió la magnífica idea de presentarla con unos amigos, los cuales eran directivas universitarias, luego de distintas charlas, presentaciones y demás, su hoja de vida fue la seleccionada para trabajar en una de las universidades más destacadas de la ciudad.

Siempre deseo ser maestra, desde que empezó a estudiar música, siempre supo que su deseo por enseñar era mayor. Para ella, era increíble poder enseñar lo que sabía y le apasionaba a otros como ella, a pesar de que no siempre se le dé el mismo valor al profesorado, su labor era increíblemente importante.

Podía decir que estaba viviendo su mejor momento y eso era bueno, estaba haciendo lo que amaba y disfrutándolo. Al salir a los pasillos recordó su época universitaria, los chicos iban de un lado para otro supremamente vivaces, gritaban, reían, caminaban como si el mundo fuese de ellos, eso la hizo feliz, ver tantas caras felices la hacía feliz a ella también.

Se fue acercando lentamente hasta la puerta de entrada ganándose uno que otro saludo de sus estudiantes. Algunos la querían y le tenían aprecio, otros no tanto, pero no era culpa de ella que perdiesen sus exámenes, no era ella quien no estudiaba. El viento golpeo fuerte su cara y el clima estaba loco, había llovido un poco temprano en la mañana y ahora estaba el sol afuera en todo su esplendor pero con una brisa fría.

A su lado unas chicas se encontraban cuchicheando sobre algo al teléfono y luego el tema principal cambio al momento que Simon paro la camioneta, bajo de ella con sus gafas de sol luciendo como todo un galán.

— ¿Quién es esa cosita divina? —pregunto una de las chicas.

—Está demasiado lindo—dijo otra de las chicas.

Milena les dio una mirada a las chicas con una sonrisa. Estas rieron con vergüenza como quien fueron atrapadas en el acto.

— ¡Se está acercando! —exclamo una de ellas.

— ¡Amor, me acabaron de llamar! —grito Simon como si nadie más existiera en el mundo, solo ellos. La mayoría de chicos afuera se encontraban mirándole ahora mientras se acercaba a la morena con rapidez y sonriendo, se movió el cabello y al llegar hasta donde ella se encontraba le dio un beso de esos que solo él podía darle. Eso causo uno que otro suspiro, tanto el de ella como el de las chicas a su alrededor—. No tenía más clases y me llamaron, está listo.

—Hola, Simon, ¿Cómo estás? Yo increíblemente, de maravilla—dijo la chica mirándole mientras este colocaba todo su peso en la silla y le miraba fijamente por debajo de las gafas—. No dormí contigo anoche, salúdame como debe ser.

ARRIÉSGATE CONMIGO | LIBRO #3 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora