Esposo mío, estoy triste

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Fengxiao puso en la cama a Zhiyin sintiendo los pasos rápidos de Yanfeng que entró corriendo y quedó postrado en el suelo. Ya se había enterado de lo sucedido y como el menor estaba  bajo su cuidado, él debía asumir la culpa. Sus ojos estaban abiertos, desorbitados, esperando el castigo que recibiría.

-Tráime una toalla húmeda- le pidió Fengxiao con voz fría.

-Líder de secta- el gemelo no se movió del lugar.

-Has lo que te digo, después hablaremos, si lo hago ahora no me responsabilizo de mis actos- Fengxiao le daba la espalda, quitando con cuidado la túnica superior sucia de Zhiyin y corriendo las mangas de la interior y hacia arriba estudiando mejor sus manos.

Yanfeng no quiso seguir provocando, sabía que Fengxiao era muy impredecible cuando estaba molesto y más cuando se trataba de su esposo, mientras más tranquilo, más peligros. Corrió hacia el baño y buscó la toalla así como una bolsa con diferentes potecitos con varias medicinas. Fengxiao las tomó sin apenas girar el rostro.

Limpió con cuidado las manos llevándose todo rastro de tierra y aplicó un poco de medicina en las pequeñas heridas, envolviendo las manos después con una venda. Terminó de limpiar también el rostro de su esposo que había dejado de llorar dejando sus ojos rojos y una mirada cansada. Le quitó los zapatos y lo acostó en la cama cubriéndolo con la colcha.

-Descansa- acarició su cabeza quitando los mechones de su frente –Duerme un poco, te tranquilizará-

Zhiyin cerró los ojos y descansó su rostro contra a mano que se había posado en su mejilla. Fengxiao se mantuvo en esa posición hasta que la respiración del menor fuera constante y suave. Se incorporó lentamente y suspiró. Sus hombros estaban tan tensos que dolían. Se dio media vuelta y caminó hacia la salida.

-Ven- llamó a Yanfeng con autoridad y el gemelo tembló ante el tono pero le hizo caso.

Una vez salieron el líder puso un talismán que se fusionó con la puerta asegurándose que mientras él no estuviera a su lado a Zhiyin no le pasaría nada. Se dirigió hacia el estudio y una vez entró estaban todos los cocineros y sirvientas postrados en el suelo notablemente temblando. Pasó entre ellos y se sentó encima de la mesa, inclinándose,  recostando un codo sobre su rodilla.

-¿Qué alguien me explique por qué mi esposo terminó en ese estado?- medía sus palabras para no gritar.

Yanhuan que se mantenía parado supervisándolo con las manos en la espalda había visto solo pocas veces al líder molesto y eso no era bueno. Las personas arrodillados temieron decir algo.

-HABLEN- ordenó Fengxiao y el jefe de cocina se incorporó pálido.

-Líder de secta el conejo apareció en la cocina con una nota en su cuello- tragó en seco- Decía que soy el mejor bocado para el señor Zhiyin, por eso lo cociné- se arrodilló al sentir al superior levantarse  y acercarse a él.

-¿Dónde está la nota?-

El hombre volvió a postrarse temblando aún más.

-Yanhuan- Fengxiao volvió hacia la mesa –Que busquen esa nota en la cocina-

-En serio mi señor- otro de los cocineros habló- No sabíamos que el conejo era del señor Zhiyin sino no lo hubiéramos tocado, incluso creíamos que había sido mandado por usted-

Se calló al escucha el golpe del puño en la mesa. Fengxiao cerró los ojos y gruñó ¿entonces, quién era el verdadero culpable? El conejo había sido enviado a la cocina por alguien con una nota, ese era el verdadero culpable. Él era una persona justa, qué iban a saber ellos que la bola de pelo era la nueva mascota de Zhiyin. No podía culparlos y castigarlos solo por haberlo cocinado.

Enamorado de un idiota (Novela original)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora