Por ti, todo (Karakai Jouzo No Takagi-san)

Capitulo 2

La Propuesta

—Oye Nishikata.

—¿Qué pasa Takagi-san...?— Dijo evitando elevar la mirada.

—¿Nos vamos juntos a casa?

Nishikata no hizo más que aferrarse a sus brazos.

—Tengo en mente un juego, estoy segura de que me ganaras— reclamó segura de sí misma.

—Está bien...

Nishikata se reacomodo en su pupitre y arqueo su mirada intrigado por la propuesta que le acababan de hacer, no sabía realmente lo que Takagi tenía entre manos, pero de lo que si estaba seguro es que cualquier cosa que ella hiciera seria blanco de burlas.

—Takagi-San...— Takagi se fijó en el esperando a que continuara —¿Qué tipo de juego tienes en mente?

—Ya lo sabrás— Con una sonrisa pícara dijo esto.

En ese preciso momento Nishikata no pudo evadir reflexionar sobre algunos sucesos, sucesos que constantemente atravesaba en cuanto a las bromas que su amiga le gastaba, como el hecho de cómo siempre se las ingenia para que todo le salga mal, realmente no puede tolerar el suponer que probablemente en algún momento estuvo cerca de burlarse de ella y no se dio cuenta, sin duda alguna presentía que mientras estuviera a su lado nada de esto cambiaría.

Las clases llegaron a su fin y con la propuesta en mente Nishikata se fijó en ella, al observarla con más detenimiento, noto con cuidado la delicadeza con la que entrelazaba sus dedos en la profundidad de sus cabellos, Nishikata se sintió atraído a esto por lo que permaneció sin realizar movimiento alguno, Takagi sin hacer contacto dejó su asiento y se dirigió hacia la salida, pero se detuvo justo en el marco de la puerta, a sabiendas que su compañero la observaba giró su rostro para encontrarse con su mirada, Nishikata al entrar en contacto con ella perdió el control de sus emociones y se ruborizo al instante.

—¿Y bien Nishikata?— Preguntó esto con una cálida sonrisa.

Con los nervios estremecidos y sin articular palabra alguna apartó su mirada, se apresuró a recoger sus cosas y se dirigió hacia ella.

Encontrándose ya fuera de la escuela, en las silenciosas calles del lugar, Takagi y Nishikata se dirigían hacia sus hogares, en ese momento ningún tipo de conversación se hizo notar, pero Nishikata ya tenía en mente preguntarle sobre aquel juego, solo no quería hacérselo saber de inmediato.

—¡Mira Nishikata!— Rompiendo el silencio exclamó y sonriente apuntó con su dedo índice hacia la parte inferior derecha de la calle.

—¿Eh?

Nishikata apartó la vista, miró a su derecha y allí vio a un pequeño gato, de un color negro brillante, corriendo despreocupado por la avenida, ambos compañeros siguieron a aquella criatura con la mirada y percibieron que se detuvo justo a unos metro de ellos.

—¿Qué te parece si lo alcanzamos?

—No lo sé— Dijo Nishikata resistiéndose a ir corriendo por el minino.

—Vamos ¿O es que acaso te da miedo?— Lo retó colocándose frente a él.

Al sentir poca distancia entre ellos su faz blanca, matizada, estaba cubierta de vivo rubor y no pudo responder nada, únicamente su expresión sobresalió.

Takagi se apartó de él dedicándole por último una sonrisa y con cuidado fue donde yacía aquel felino, Nishikata observando el acto, esperaba que el minino se fuera en cuanto ella se acercara más así él podría burlarse de ella por esto, pero para su sorpresa, ella ya se encontraba acariciando el suave pelaje de aquella criatura.

—Nishikata ven— Le propuso Takagi

Nishikata deseoso de adular al pequeño gato, se acercó con cautela.

—¿No lo vas a tocar?

—Si, pe-pero...—Nishikata confundido y nervioso a la vez contesto esto.

—¿Eh? ¿Qué esperas? Mientras más te tardes, más rápido se irá.— Menciono sin cautela.

Nishikata lentamente se encogió y empezó a tocar al felino que ya se encontraba tumbado en el suelo, complacido por las muestras afectuosas que ellos le proporcionaban Nishikata se dejó llevar recorriendo de arriba a abajo el suave pelaje de la pequeña criatura, cuando de repente sintió la calidez de algo rozándole la piel de su mano, como si eso le perteneciera, pero al saber que la calidez que sentía era proveniente de las suave mano de su compañera encima de la suya, sintió que una fuerza lo hizo estremecer y repentinamente le llego aquel recuerdo, recuerdo de la noche que pasaron juntos en el festival de verano, en donde supieron lo terrible que sería si se volvieran a separar, entonces un sentimiento le recorrió por todo el cuerpo, un sentimiento extraño, que le provocaba a su corazón el querer salirse de su pecho en cada latir al sentir una vez más el roce armonioso de su mano con la suya.