Inicios del siglo XIX, en algún lugar del mundo.
Los rayos del sol no aparecían aún, pero en alguna casa se encontraba avivando la leña para el uso del horno, yendo de aquí para allá, apurada y alegre la querida Margot, pues el día ya había empezado, para poder ir a vender pan al centro de la gran ciudad.
Cada viernes en la mañana, se levantaban para hacer sus tareas, debían ayudarles a sus padres para llevar dinero a la casa, se mantenían con lo justo.
La familia de Margot formaba parte de un pequeño pueblo, donde las praderas podían disfrutarse, lejos de la gran ciudad y el bullicio de la gente. Estaba su padre Belmont y su madre Paulette, y con su hermana Giselle, eran una familia humilde y sencilla, agradecidos y amables.
El pueblo los conocía como celles du blé por el maravilloso pan de trigo que les ofrecían, eran respetados y queridos por los vecinos más cercanos.
La luz del sol levantaba los vivos colores de las praderas del lugar, el delicado aire mañanero acompañado del fino rocío de la mañana era perfecto para partir a la majestuosa ciudadela. Aún era temprano, por lo que partiría enseguida.
El local que había conseguido rentar estaba cerca de una de las calles más concurridas de la ciudad, y agradece eso pues siempre tiene buenas ventas.
-Buenos días- entró un joven de buen vestir y amablemente saludo.
-Buenos días- le devolvió la sonrisa.
- ¿Sería todo?
-Por ahora sí- sonrió- gracias.
No había día en que este cliente faltase en comprar alguna pieza de pan, y con el tiempo se volvió más que en un cliente, fue un amigo con el que siempre reía, hablaban de lo que se les ocurriera, bromeaban y se divertían, dentro de los dos comenzó a sentirse una infinita calidez, era contra las reglas, pero eran felices pues iniciaron una relación en secreto.
¿Por qué era contra las reglas? ¿Cómo alguien del status de él puede con una simple panadera?
-Te amo- lo dijo, él dijo aquella palabra que puede significar mil cosas, pero todas con sentimientos hacía ella- quiero estar toda mi vida contigo.
-Pero, amado mío, no podemos es imposible.
-Lucharé por este amor y por ti- terminaron en un abrazo con mil sensaciones de por medio.
Ocultaron muy bien aquella relación por casi cuatro años hasta que una vez... Jamás regresó, y hoy es el quinto año consecutivo en el que nunca volvió a saber de él.
-Tal vez encontró una panadería mejor- dijo con un aire de tristeza, pues seguía sin superar que la haya dejado con el corazón roto y abandonada.
-Margot, querida- era Mina, amiga de Margot desde hace más de diez años.
-Dime, ¿en qué puede ayudarte esta simple panadera? – la sacó de sus pensamientos
-Quiero invitarte a una fiesta que han organizado.
Era siempre así, Mina siempre era invitada a las múltiples fiestas que se organizaban y casi siempre le pedía a Margot que fueran juntas, por supuesto ella se negaba, pero decidió que tal vez fuese buena idea ir esta vez con ella.
La noche había caído ya, Margot se encontraba en su casa cenando amenamente con su familia en el instante que tocaron la puerta.
-Pasa, mi niña- dijo amablemente Paulette, la madre de Margot.
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Nuestro vals.
RomanceUna panadera enamorada de alguien de la alta sociedad ¿un amor surge?