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2003.

Dong Sicheng supo desde niño que nada en la vida sería fácil para él en Corea. Y lo supo en cuanto su familia se mudó a aquel vecindario cercano a la primaria dónde lo habían inscrito. Tenía seis años, pero su malestar parecía más que un berrinche, él no quería irse.

Muchas veces se preguntó el porqué habían salido de China así de pronto, a él le gustaba vivir ahí. Tenía amigos buenos, no los vería más si se iba, no le gustaba Corea, además la mamá de Xiaojun y el papá de Kun eran buenos con él, le daban regalos y dulces. Él quería mucho a los papás de sus amigos. Y a sus amigos, incluso había una niña que era su única amiga, Wang Lizheng.

Pero quizás y solo quizás se había equivocado al pensar que la vida en Corea sería tan mala, al menos tenía un amigo. No era igual que él, el venía de Japón pero hablaba tan bien el coreano que le sorprendía a Sicheng. Se llamaba Yuta, tenía ojos grandes como su papá, de grande le dijo que sería el mejor futbolista del continente asiático y que llevaría a Sicheng a verlo cuando eso se cumpliera. Yuta le había hablado primero a Sicheng al ver que el maestro no le había explicado detenidamente en chino, se le veía en todo el rostro que no entendí su primer clase. Era un niño después de todo, él no esperaba adaptarse como obligación a un nuevo lenguaje, pero la vida era así. Yuta era agradable, cálido, ese primer día le prestó una pluma a Sicheng y aprovechó eso para sentarse junto a él, ayudándole en lenguaje de señas para que él comprendiera que decían todos los demás.

Yuta lo acompañó ese día entero, incluso lo llevo con quiénes eran sus amigos de preescolar. Todos eran unos niños muy lindos, incluso había un chino entre ellos, Hedi. Usaba el cabello trenzado y a Sicheng le llamó la atención eso. Yuta instó a todos a ayudar a Sicheng a hablar coreano, él debía de aprender y si lo lograba con ayuda del japonés, sus padres estarían muy felices de ver que su hijo aparte de tener amigos se adaptaba a su nueva vida. Yuta se sentó nuevamente con él después del receso, incluso le confesó que él era mayor, cuando Sicheng tenía seis, Yuta tenía siete. Ese día Sicheng salió sonriendo del colegio y regresó con esa misma sonrisa a casa, incluso su madre se sorprendía de que su hijo hubiese tomado tan bien el cambio.


















2008.

Hoy es un gran día para todos los niños, la graduación de la primaria está a pocas horas. Para Sicheng, es un gran paso, han pasado alrededor seis años desde su cambio, incluso había mejorado muchísimo su comunicación en coreano, sin olvidar su lengua natal. Hasta hablaba con sus amigos de China, sus papás le dejaban usar el teléfono para comunicarse con ellos después de hacer sus tareas, la vida del pequeño hijo de los Dong había pintado muy bien, su papá tenía un buen trabajo en una aseguradora de bienes raíces y su mamá era una gran repostera en su vecindario. Yuta se había vuelto su mejor amigo, a su mamá le agradaba cuando Yuta iba a casa de Sicheng porque él siempre pedía algún postre de su mamá y le ayudaba a distribuirlos en su bicicleta azul. Sicheng tenía una también, era rojo y a veces cuando estaban libres jugaban en el parque y en la calle, hacían carreras en sus bicicletas y quién llegaba primero le debía un chocolate al otro. La infancia de Sicheng había sido buena después de todo, no podía quejarse porque desde que había llegado todo estaba bien. Los amigos de Yuta incluso le invitaban a jugar con ellos, lo agradecía muchísimo; a veces jugaban y a veces él y Yuta leían en el salón algún cuento que la maestra les prestaba.

A veces Yuta y Sicheng también discutían, lo más difícil es que ninguno entendía qué decía el otro porque hablaban en sus idiomas natales. Yuta le decía tonto en japonés y Sicheng comemocos en chino. Cuando eso pasaba, Sicheng hacía su tarea llegando a casa, no bajaba a jugar y dejaba su bicicleta de lado, no pedía nada y contrario a eso, repetía con el ceño fruncido frente el televisor "Yuta eres un gran cabeza hueca", así hasta que su mamá salía con un chocolate y le preguntaba sobre qué pasaba con su amigo. Obviamente, Sicheng contaba todo e incluso lloraba al final porque después de contarlo, él no quería discutir más con Yuta, era su mejor amigo y le quería muchísimo. Su mamá lo arrullaba entre sus brazos, besaba su cabello y le decía que mañana pidiera disculpas, le daba un chocolate en forma de balón relleno de pequeños trozos de almendras porque a Yuta le encantaba ese tipo de chocolates.

WHEN YOU LOVE SOMEONE₊˚ ✰ 𝐘𝐔𝐖𝐈𝐍' ♡ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora