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Eran instituciones diferentes, pero aún seguimos hablando entre nosotros, creo que no teníamos muchas opciones de chat, porque yo casi no tenía amigos y tú tampoco.

Eras cortante, despreocupado y el hecho de entablar una conversación seria parecía cada vez más difícil.
Con el paso del tiempo te proporcioné tiempo, espacio, apoyo, quería escucharte y que te desahogaras aunque yo no fuera escuchada por ti.

Cualquier inquietud tuya la quería saber, pero luego me di cuenta que no precisamente porque le tuviera importancia, yo siempre fui una persona oyente, pero no simpre opinaba lo correcto.

Mediante el tiempo empecé a creer que podía tener una oportunidad si seguía el ritmo y esperaba.

Te seguí escuchando, te seguí dando consejos, incluso apoyé tu relación con la persona que te gustaba, me estaba esforzando.

CARTA DE LOS DESQUICIADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora