Jack
—¡Aaaaaaah!—los gritos de Jesira se oyen por toda la enorme casa.
Escondidos en su habitación y queriendo que los gritos cesen, se encuentran su primogénito de seis años y sus dos hermanos pequeños de cuatro y tres años respectivamente.
Las criadas entran y salen de la enorme habitación, cargadas de sábanas, telas, agua caliente y cualquier cosa que el médico requiera.
Es el año azul, año en el que nacen siempre los herederos de sangre azul. Y todos están muy nerviosos ya que no se ha escuchado de la muerte de ningún niño.
Los guardias esperan pacientes en las cocinas comiendo pan recién horneado y bebiendo cerveza. Les han llamado nada más ha empezado el parto de la señora. La guardia azul se encarga de ir a las casas en los partos y de pinchar el dedo corazón a los niños para asegurarse de que su sangre es roja.
—Mi señora…—la voz del médico es apenada—Siga empujando.
—Pero me ha dicho que ha salido ya.
—Vienen dos. Por eso le está costando más que otros partos.
El médico espera que el segundo bebé nazca vivo. El desconsuelo de la madre tras perder gemelos tiene que ser terrible. Deja al pequeño envuelto en una manta mientras se ocupa de traer al mundo al otro niño, idéntico al anterior, pero por suerte, vivo.
—Pínchales—le ordena la madre apenas sin fuerzas—Pínchales antes de que vengan los guardias.
No está permitido, pero es una práctica común entre la gente adinerada. Coge una pequeña aguja y pincha el dedo del bebé sano. Cierra los ojos, pesaroso, cuando una gota azul aparece ante sus ojos.
—¿Qué pasa?—la madre está nerviosa ante su silencio.
—Señora, si quiere salvar a su hijo tendrá que hacer lo que yo le diga.
—¿A mi hijo?
Jesira se incorpora y observa con horror la escena.
—¡Decidid rápido, milady!—le mete prisa el médico—¿Queréis salvar al bebé?
Cuando ella asiente, el médico envuelve en una manta al niño muerto y lo coloca en el pecho de la madre. Después coge el niño vivo, le coloca un chupete en la boca y lo esconde en un armario.
—Dejareis que pinchen al bebé que ha muerto—le da instrucciones—Un bebé que está durmiendo. No se ponga nerviosa y recuerde, usted solo ha tenido un hijo. No puede olvidarlo nunca.
—¿Y qué haré con él después?—la mujer está llorosa.
—Yo me ocuparé de enterrarlo—el médico decide entender que se refiere al bebé muerto y no al otro—usted esté tranquila. No tardarán mucho, un pinchazo y fuera.
Jesira asiente y finalmente, el médico manda llamar a los guardias. Los dos hombres entran con paso ágil y se acercan a la cama, donde Jesira aprieta con fuerza el cuerpecito de su bebé mientras intenta con todas sus fuerzas no mirar hacia el armario.
Uno de los guardias se inclina y agarra el brazo del bebé. Las lleva dentro de unos guantes negros, lo que le impide notar que el cuerpo del bebé no está lo caliente que debería. Con rapidez pincha el dedo del bebé y asiente al ver la pequeña mancha roja.
—Ni una queja—sonríe a Jesira—Un bebé valiente, milady.
Los guardias desaparecen dejando a Jesira con el médico. La única otra persona en la habitación es una joven que ha sido contratada para ser niñera y que ha visto todo con los ojos abiertos.
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De sangre azul
FantasyNo esperes una historia normal de príncipes azules encantadores y princesas en apuros que necesitan que las rescaten. Ellos son: -Helena: criada en la calle, pobre, valiente, impetuosa, de acción y sin pelos en la lengua. -Jack: niño rico, lector v...