Eramos inseparables.
Dos almas destinadas muchas vidas atrás, pero nuestro encuentro era inevitable.
Cuando lo conocí éramos sólo niños, nadie me entendía cómo él, ni siquiera mi madre. Un chico sin madre, criado por un padre que era el compinche del diablo.
Su vida era un tormento, dia tras dia lo golpeaban y lo insultaban pero, siempre, al encontrarnos en el puente viejo de nuestra ciudad, llegaba con una enorme sonrisa.
-Si estoy sufriendo tanto al ser pequeño, quiere decir que de mayor seré el hombre más feliz, a tu lado por supuesto- eso era lo que siempre decías, y yo solo caía enamorada de ti.
Los años pasaban y tu vida se tornaba mejor, te habías logrado separar de tu padre, y en el instituto eras respetado por todos por tu inteligencia. Cada fin de mes llegabas con una nueva medalla o un nuevo trofeo de alguna nueva competencia, eras la cima de todo.
Con el reconocimiento vinieron, claro, algunas "admiradoras" que no te dejaban en paz, yo sólo las miraba y moría de celos; cuando por fin lograbas alejarlas me llevabas detrás del restaurante chino, allí donde se vendían esas crepas que tanto nos gustaban.
- Con fresas y chocolate- decías, pues sabías perfectamente que me encantaba esa combinación. Mientras disfrutábamos nuestro postre te acercabas a mi oído a susurrar aquella frase: Je suis content de toi. La alegría que sentía estando a tu lado era inimaginable.
Pronto llegaron aquellos días, en los que teníamos que ser adultos. Trabajar todo el dia en aquel lugar era abrumador, pero más abrumador, era no verte.
Hacían ya 3 meses desde que habías partido en búsqueda de tu padre, quién te envió una carta. No estabas seguro de ir, pues aún tenías mucho rencor hacía él. Traté de convencerte, diciendote que a final de todo seguía siendo tu padre. Accediste, inseguro. Partiste, y mientras lo hacías gritaste a lo lejos que enviarias una carta cada día hasta tu regreso. Mientras escuchaba aquellas palabras, las campanas de mi corazón resonaron en todo mi cuerpo.
Como prometiste, no hubo día en que no recibiera una carta. Cada día, al leerlas, el cielo tomaba una tonalidad diferente, pues tu amor llenaba de colores mi día y el trabajo era más fácil.
Yo estaba ansiosa por volverte a ver, tomar tu mano, llevarte hasta mi habitación y mostrarte que tenía cada una de las cartas que habías escrito para mí. Soñaba que al volver, pedirias mi mano en aquel puente tan bello que nos recordaba día a día nuestro camino a la eternidad.
La última carta era diferente a las demás. En ella no me hablabas del puente, o de las crepas, ni siquiera hablabas de ti mismo, era una hoja en blanco en la que al final decía: Je suis content de toi.
Seguí esperando a que llegaran más, dia tras dia, noche tras noche. Revisaba mi buzón, recorría las calles y visitaba el puente antes de ir a casa.
Nada.
No volvías.
No había una explicación.
En un momento de valor, envíe una carta a tu padre, preguntando por tu paradero. En su respuesta simplemente dijo: Yo siempre amé a mi hijo.
Las noches me atormentaban, ¿que había sido del hombre que amo tanto? ¿acaso está cansado de mí? ¿fue esta una estrategia para dejarme atrás?
No.
No.
NO.
Los días ya no tenían color. El trabajo cada vez era más extenuante. La vida ya no tenía sentido sin tu presencia. Tu padre había regresado a vivir a nuestro pueblo, pero no me dirigía palabra, siempre lo encontraba en el viejo puente con un juguete tuyo y unas flores, siempre lo veía. Cada día era lo mismo, una tediosa rutina.
Cielo gris, trabajo, tu padre, noches sin dormir.
Hace poco recibí una carta tuya. En ella narrabas tus aventuras en una tierra desconocida por el hombre, donde las bestias y los humanos conviven, donde el cielo siempre es azul y la vida eterna.
Amor mío, donde quiera que estés quiero decirte que mi último aliento es tuyo.
Que la brisa que recorre mi cuerpo me lleve hasta tu encuentro.
Nunca olvidaré al hombre que escondía la sangre y las heridas.
Al hombre que todos querían.
Al hombre que me enseñó lo efímero de un sentimiento.
Al niño que siempre amé.
Je suis content de toi.
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Historias cortas de un amor corto.
Short StoryBreves narrativas que robarán tu corazón y liberarán a tu alma.