Emilio se aferró a sus manos entrelazadas y comenzó a correr dentro del edificio escolar. Los pocos alumnos que estaban les vieron con extrañeza.
—¿Dónde vamos?—preguntó el menor con la respiración entrecortada.
—Ya verás.
Dio vuelta en un pasillo y quedaron justo enfrente del salón de música. El mayor tocó dos veces y al no recibir respuesta entró. Joaquín le vio confundido.
—Tenía planeado hacer esto en casa, pero creo que es buen momento aquí.
Fue hacia el piano café y se sentó frente a este, palmeo a su lado esperando a que se sentará junto, luego tomó su celular, entró a Instagram y puso la opción de "en vivo", para después acomodarlo en un ángulo donde se vieran los dos.
—¿Qué haces Emilio?
—Tú tranquilo—dio click a empezar.
—¡Hola!, sé que los he tenido muy abandonados, justo por eso hago esto. Como sabrán Joaquín es mi novio y creo realmente jamás haber tenido estos sentimientos con nadie. Algunos dirán que estamos muy chicos para eso, pero, realmente lo amo. Quiero pasar todo el tiempo con él, y creo que dejaré las redes sociales por un momento.
—¿Qué?, Emilio, no—miró hacia la cámara con temor y luego hacia su novio.
—Lo haré, pero—alargó la última vocal—, voy a estar haciendo canciones, puesto que estoy más inspirado que nunca, gracias a este hermoso chico junto a mí—abrazó al menor con fuerza y lo soltó después de besarlo en la frente—. Esto no es un adiós, es un hasta pronto, ¿sí?, no lo olviden, ustedes también tienen un pedazo de mi corazón—dio un suspiró—. Esta es una pequeña probadita de lo que he estado creando.
Estiró sus manos y puso sus dedos sobre las teclas. Cerró los ojos, respiró, tomó fuerza y comenzó a deslizar sus dedos, creando una melodía.
—Por fin la suerte hoy se pone de mi lado, y sin estar buscando solo te encontré—cantó viendo fijamente a su novio de grandes ojos marrones.
Siguió tocando unos segundos más y miró hacia su móvil nuevamente.
—Espero que estén ahí cuando regrese, no me extrañen.
Terminó aquello con una sonrisa, volvió a agarrar su celular y lo guardó. Joaquín no creía lo que acababa de apreciar.
—Emilio...
—¿Te gustó la canción?, le he estado dando de vueltas y no la termino, pero cuando lo haga serás el primero en escucharla—preguntó viendo hacia él.
—¿Por qué hiciste eso?—¿Qué?—su ceño se frunció, estaba confundido.
—Dejar de lado a tus fans.
—Porqué los quiero, pero no como a ti.
—Van a odiarme—hizo un puchero y miró hacia el suelo.
—Van a entenderlo—puso sus dedos sobre su barbilla y alzó su rostro cuidadosamente—Ahora, me ayudaras con otra canción.
—¿Qué?, no—negó—, yo...
—Cantarás para mí, hice esta para ti, espera—pidió agachándose para buscar algo en su mochila, luego se la enseñó—. La hice en Navidad, recordé que me dijiste y la inspiración vino.
—¿Si me dices que me quieres?—pronunció viendo la letra.
—La cantaré para que conozcas el tono, estoy seguro que es perfecta para ti—agregó con emoción, luego volvió a poner su atención en el piano para empezar a cantar—. Con los ojos vendados, no me importa el destino, por estar a tu lado con tu mano en mi mano yo me escapo contigo.
Emilio continuó cantando la canción, los ojos de Joaquín brillaban extasiados, sintiendo la letra.
—Es hermosa—expresó con una sonrisa.
—Por eso quiero que la cantes tú, así será mejor, lo sé.
—Pero yo no canto—replicó desconcertado.
—Tu voz es jodidamente dulce Joaquín, estoy seguro que será estupenda—insistió.
—Bien—aceptó—, pero no te burles.
—Escoge una parte e inténtalo, vamos.
Joaquín aceptó y dio una mirada rápida a la hoja, concentrándose en aquella estrofa. Tomó una respiración honda y trató de calmarse.
—Nos volvemos invencibles, nos hacemos invisibles, solo escúchame bien, lo que tienes que hacer, simplemente es pedirme—susurró inseguro, sus voz temblando, pero aún con eso, había sonado bien.
—Wow, lo sabía, es perfecto.
Joaquín sonrió apenado, sus mejillas tiñéndose de un adorable rosado. Emilio continuó ayudándole en las notas altas y bajas, le habló sobre la respiración. En poco tiempo las dos horas se convirtieron en segundos y el tiempo pasó, tenía que ir a su clase. Ambos tomaron sus mochilas y agradecieron que a nadie haya ido a esa aula, pues podrían haberse metido en problemas.
—Tengo 52 llamadas perdidas de mi madre—Joaquín se sorprendió viendo la pantalla.
—Mierda—soltó—, llámale.
Asintió tomando su móvil, al instante marcó y fue atendido al primer timbre.
—Ven a tu departamento, ahora.
No esperó una respuesta, pues le colgó. Ahora estaba más confundido y aunque no quisiera admitirlo, asustado.
—Quiere que vaya a mi departamento.
—Hazlo, después de clases iré hacia allá para ver qué ocurre—Emilio dijo algo preocupado, tratando de ocultarlo.
—Bien.
Salió corriendo de ahí, sin tiempo de nada, alzó su mano para pedir un taxi y dio la dirección, su corazón latía como loco. Al llegar subió con rapidez las escaleras, tropezándose un par de veces las cuales ignoró. Vio frente a su puerta a su progenitora, llevaba puesto unos lentes obscuros, ella los odiaba.
—Mamá, ¿qué ocurre?—preguntó totalmente confundido.
—Tienes que volver a casa.
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•accιdenтalмenтe enaмorado• EMILIACO
Fiksi Penggemar────────── . │ │ │ . . │ │ ◦ . . │ ◦ 「❛ "Donde Ana se enamora de Joaquín y le pide ayuda a su mejor amigo Emilio. Lo que no tomó en cuenta son los sentimientos que se...