Capítulo 1

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Estoy harta, todas las noches ahora son oscuras, ya no hay estrellas por ver, ya no hay luz de la luna que me ilumine, sigo estando vulnerable después de lo que pasó esa noche, pero aun así necesito respuestas, no he podido dormir después de haber visto esa escena. Y-yo necesito encontrar respuestas lo más rápido que pueda, esta incertidumbre me está matando y desgarrando mi piel.

Aquella noche me cambió la vida, me hizo sentir infinidad de sentimientos que incluso sería para mí imposible de describirlo, sin embargo lo que más recuerdo es haber estado preocupada, estresada y ansiosa, esa carta era muy explícita y traté de mantener la cordura después de aquel escenario y de lo que había leído en aquella carta manchada de sangre, todo siempre se basaba en una rutina y desde esa noche empecé a sentirme libre por primera vez. Ese demonio estaba saliendo de la jaula por primera vez en muchos años.

Por primera vez había algo de qué hablar y opinar entre los vecinos de la comunidad y no faltan las señoras chismosas que solo se acercaban para preguntarle a los policías que había pasado, algo era diferente, definitivamente algo distinto estaba sucediendo en la ciudad y era ese algo lo que me excitaba, un misterio aparecía, ni siquiera se me ocurrió la idea de que ese iba a ser el inicio de mi hermosa tragedia, de mi efímero romance.

Esa noche me acosté con una sonrisa en mi rostro, el sentimiento era indescriptible como ya lo había mencionado anteriormente, sentía que por fin iba a pertenecer a algo, algo grande y qué más grande de lo que ocurrió gracias a él, a pesar de estar rota y sentirme vulnerable después de aquel "accidente", tenía una corazonada que me decía que mantuviera la calma, que todo iba estar mejor para mí, pero yo no sabía lo que me esperaba después de esa noche, después de leer aquella carta, después de que ella muriera y después de que él apareciera.

Si piensas que voy a estar escribiendo cada detalle desde aquella noche, estás en lo correcto, claro que todo lo iré escribiendo en el orden que esos recuerdos vengan a mí, puede que te confundas en algún punto de la historia, mí historia, pero se paciente y trata de ser un detective, une las piezas y saca tus teorías sobre esto, después de haberlo leído todo.

Actualmente

-Jenn, ¿cumpliste con la tarea que te puse?-Me dice mientras trata de intimidarme con su mirada.

-Estoy tratando de iniciar con algo de eso, pero me es difícil expresarme en una libreta.-Digo volteando los ojos y cruzando los brazos como si estuviera esperando alguna explicación de Joe.

-¿Cuántas veces te tengo que decir que solo escribas lo que se venga a tu mente y ya? ¿Podrías por favor escribir algo? Jenn lo necesito para poder terminar de escribir tu historia clínica, ya llevas casi dos meses y aún no sabemos sino tú primer nombre, algunos doctores me preguntan sobre este caso y lo único que sé sobre ti es tú nombre, ni tu apellido figura en los registros médicos, Jenn me estás volviendo loco. –dice mientras se revuelve su cabello negro azabache entre aquellos dedos tan finos y blancos como la primera nevada del año.

- ¿Así que ya estás loco por mí? Dime Joe ¿qué se siente volverte loco por una paciente tuya?- digo en un tono de voz divertido pero a su vez trato de escucharme como esas jodidas chicas sexys que miraba en las series.

- Jenn hablo en serio, necesito que trates de recordar todo lo que puedas, también quisiera saber si tienes algún familiar cercano o amigos, de ese modo podría ser más fácil tu capacidad para recordar algo de tu pasado.-me dice con su tono de voz que se caracteriza por transmitir calidez y calma, bueno por lo menos eso es lo que me genera su voz.

Sé que las intenciones de Joe no eran malas, pero yo estaba allí precisamente para olvidar y dejar ir las cosas, no quería volver, no quería recordar aquellos traumas dejados en el pasado por más simples que fueran algunos, yo quería continuar con mi vida, quería olvidar la muerte y todo lo que me hacía recordarlo a él que a su vez me iba abriendo una grieta en el fondo de mi ser.

Ese día aún seguía soleado para que fueran las seis de la tarde, estaba volviendo de la escuela y por alguna extraña razón estaba yendo a casa a pie y escuchando música, debió haber sido un día muy bueno para que yo me encontrara caminando un viernes a las seis de la tarde.

Me pasaba muy seguido el hecho de siempre querer ir más allá de las cosas que no estaban a mi voluntad, eran esas ganas inmensas de poder hacerme sentir si iba en contra de ello, a pesar de todas las veces que me sentía vulnerable y seguía el curso de las reglas y las leyes impuestas, ese sentimiento de impotencia, yo me quería deshacer de ese sentimiento, quería dejar de reprimirme a mí misma, yo misma estaba caminando hacia la jaula y quería impedirlo, pero no quería las consecuencias que al hacerlo me traería, quería escapar de ello, pero quería que la libertad viniera corriendo hacia mí sin más.

Esos pensamientos hacían que mi mente se mantuviera ocupada durante el transcurso del día, siempre me centraba en mis pensamientos y no era empática con mis compañeros de curso, solo lograba entablar una conversación con ellos si era respecto a un trabajo o proyecto grupal, sé qué pensarán que entonces era la chica nerd y de alguna manera si lo era, pero porque lo fuera no significa que mi historia se base en un cliché como los demás, sólo era una chica que tenía miles de inseguridades cuando hablaba con las personas, a pesar del coraje que tenía por dentro no lograba ganarle a ese sentimiento que contenía a las demás inseguridades y las desbordaba cada vez que se le daba la gana.

Así que prosigamos, esa tarde había sido como la cereza del postre, esa tarde fue la última tarde cotidiana que tuve, pese a los días anteriores a ese.

Cuando llegué a casa no había nadie, todo estaba en un silencio absoluto y yo estaba ahí gritando que me abrieran la jodida puerta, el silencio continuo, llamé mil veces a Daria y a qué no adivinan, así es, no contestó el celular, lo que hice fue sentarme en la acera y esperar que Daria llegara de su trabajo y me abriera la puerta, pero eso no fue lo que pasó esa tarde.

Estuve esperando casi por dos horas seguidas, no sentía mis muslos y mis piernas estaban dormidas, solo me quedaba siete por ciento de batería y Daria seguía sin aparecer en la casa, ya me estaba preocupando por ella, a pesar de que no la consideraba mi madre le tenía un gran aprecio por haberme acogido estando tan pequeña.

Me empiezo a levantar para no quedarme dormida ahí tirada en la acera y al frente observo a un gato negro y con unos ojos azules, el gato se acerca a mí y me mira directamente a los ojos y de ahí no recuerdo que fue lo que pasó.

Al día siguiente estaba llena de sangre.

- AGH

- ¿Jenn estás bien? – me pregunta Joe con cara de preocupación.

- ¡Claro!, ¿por qué estaría mal?- digo con un tono de voz incrédulo.

- Verás Jenn te estaba preguntado si tenías algún familiar o sí te acordabas de alguno y empezaste a gritar y a temblar.

- ¿QUÉ?- es lo único que logro gesticular con mi boca.

- Jenn sabes que puedes ser sincera conmigo, incluso contigo misma, ¿qué es lo que estabas pensando? ¿te acuerdas de algo?

- Joe fue algo muy horrible- digo entre sollozos.


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