Refresco de uva y mangas largas

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Jeno salta del sofá haciéndolo chirriar un poco. Alcanzó el control remoto y dio una mirada por muchos canales para después terminar apagando la televisión. No encontró nada interesante para mirar.

Su compañero de piso, Mark, miró hacia él y le dio una mirada interrogante antes de volver su vista hacia su teléfono.

Está jugando con ese estúpido juego del piano, de nuevo. –Pensó Jeno.

-Voy a bajar para comprar una soda, ¿quieres algo? –Jeno le preguntó a su amigo quien estaba completamente concentrado en su juego.

-Tráeme una soda también. –Mark dijo sin interés de mirar hacia arriba - ¡Oh! Y también un chocolate. Estoy deseando probar un poco en estos momentos. –Añadió, Jeno miró los dedos de su amigo, los cuales se movían rápidamente tratando de seguir el ritmo de la canción.

-Okay, volveré luego. –Jeno murmuró hacia Mark, quien no lo escuchó. Agarró su chaqueta y se la cambia por la que anteriormente tenía desde la noche anterior.

Corrió hacia el elevador para apretar la flechita que apuntaba hacia abajo. Jeno miró los número rojos que decían en qué piso se encontraba el elevador lo cuales cambiaban lentamente para subir a su piso. Esperó hasta que sonara el tierno 'ting' para por fin entrar.

El sol brillaba sumergido en lo radiante que le hizo entrecerrar los ojos un poco, el aire tocó con dulzura su rostro mientras caminaba por las concurridas calles de su barrio con una pequeña sonrisa en su rostro. Se siente como si hoy fuera un buen día, lo que le hace feliz.

Jeno finalmente ve las familiares luces neón que pertenecían a una pequeña tienda de comestibles en el camino. Era una pequeña pero encantadora tienda que Jeno iba por las intempestivas horas en la noche. Amaba las luces brillantes, el olor constante de la preparación del café y el hecho de que no mucha gente iba allí. Eso era por lo que la mayoría se quedaba cada vez que quería estar solo. Era un lugar reconfortante para estar, con trabajadores amables y tazas de café recién hechos.

Lentamente arrastraba los pies por los pasillos de la tienda. Se recordó a sí mismo que no estaba allí para hablar con gente, entonces agarró dos refrescos de uva y dos barras de chocolate de un estante y pagó.

Entró al lobby de su edificio y presionó el botón con la flechita hacia arriba del elevador. Caminó dentro de él y apretó el número de su departamento, un pie de repente paró el elevador de su 'cierre de puertas'.

Otro chico entró. Lo primero que Jeno notó fue su pelo [Era marrón y sucio, se veía como si recién hubiese salido de la cama], estaba vestido con un suéter azul marino de gran tamaño, las mangas del suéter le llegaban a las palmas de las manos, pantalones vaqueros rasgados y zapatos negros. Que estaban a unas pocas pulgadas más cortas que las de Jeno y llevaba un espacio en blanco, casi sombría.

El conocía al chico, bueno, no personalmente pero él lo había visto alrededor del edificio unas pocas veces.

-¿Qué piso? –Jeno le dio una amigable sonrisa al chico al lado de él, tratando de ser amigable.

-Uhh... el cuarto por favor. Gracias. –El chico murmuró. Él apenas lo miró, sus ojos estaban pegados al suelo, en el alfombrado polvo bajo sus pies.

-Seguro. -Jeno todavía trataba de mantener su actitud positiva a pesar de que él pensaba que el chico era un poco desagradable. Jeno presionó el número 4 y luego el número de su piso, que era el 5 y no dijo una palabra después.

Jeno comenzó a mirar a la pequeña luz roja que indicaba en qué piso se encontraba, pacientemente esperó hasta que llegara el piso 4 para que finalmente el chico se fuera.

Pero de repente, el elevador se detuvo.

El elevador de pronto se apagó. Los pequeños numeritos que se supone que indicaban en qué piso se encontraban parpadeaba incontrolablemente.

-Oh no. Oh mierda. –Jeno rápidamente presionó distintos botones del elevador, esperando que algo mágico ocurriera y lo llevase a su piso.

-¿Q-Qué está pasando? –El chico al lado de él preguntó. Llevaba una expresión de pánico en su cara y su voz estaba un poco inestable. Se veía asustado pero él trataba de no ser tan evidente.

-N-No estoy seguro. Tal vez algo se rompió. –Jeno daba lo mejor de sí para explicar tranquilamente aunque él también estaba asustado.

El parpadeo de los números paró completamente y ellos pudieron ver un espacio negro en donde se supone que iba el número. No tenían ni idea de en qué piso se encontraba o qué era lo que estaba pasando.

Jeno se paseaba por los alrededores preocupado, esperando que alguien notara que algo estaba mal y viniera a rescatarlos. Vio a hacia su reloj, 10 minutos habían pasado pero el elevador seguía detenido.

Sin embargo el otro chico, estaba sentado en una esquina, viendo hacia su celular esperando que pasara algo. Ya no parecía tan preocupado, pero en realidad no mostraba ni una pizca de emoción en primer lugar.

❌❌

[30 minutos]

Media hora ha pasado, y nada...

Jeno se sentía cansado por todas las preocupaciones que había pasado, entonces se sentó en el suelo, al otro lado de la esquina. Miró fijamente al chico que parecía contentarse con sólo sentarse y jugar juegos en su teléfono.

-¿A qué estás jugando? –Jeno curiosamente preguntó, esperando no obtener un silencio de vuelta. La ausencia de ruido era insoportable, ya que por lo general él siempre estaba hablando. Se sentía como si estuviera solo en una caja de metal vacía. Al menos quería a alguien con quien hablar.

-Nada. Eso solo un estúpido juego de iPhone. –El chico se encogió de hombros con indiferencia y luego cambió su mirada hacia el teléfono de nuevo.

-Oh, okay. –Jeno tenía una pequeña idea de que el chico no era muy bueno con las conversaciones.

Miró hacia arriba, a la luz brillante por encima del techo con la esperanza de que alguien le podría salvar de este silencio incómodo.

Jeno repentinamente recordó cuando una vez escuchó al guardia de seguridad hablar sobre el elevador y lo antiguo que era. Recordó cuando escuchó al dueño del edificio decir que no necesitaba reparar el elevador porque iba a costar mucho dinero repararlo.

Menuda mierda –Pensó.

Jeno lamenta permitir a su cerebro que ese recuerdo se haya hundido en su mente. Lo debería haber tomado como alguna advertencia de Dios, el tener cuidado al usar el ascensor.

Pero él no escuchó, no le importaba, y definitivamente no estaba dispuesto a subirlas escaleras todo el camino hasta su piso, por lo que ahora se arrepentía de haber ido a buscar un refresco.

elevator | nominWhere stories live. Discover now