Valentina escribió en una de las notas, en donde Juliana tomaba las ordenes de los clientes, su número de teléfono, la morena no supo como decirle que no tenía celular, solamente sonrió, pensó que podría caminar hacia la esquina de su departamento donde había una cabina telefónica, de las poquísimas que quedaban en la inmensa jungla de asfalto.
-Entonces te escribo- anunció Valentina viendo de reojo la puerta del restaurante donde ya la esperaba un hombre de traje.
Juliana contuvo la respiración. -¡No! No, yo te llamo, es más seguro que escribirnos, paso mucho tiempo en el trabajo y no quiero dejarte esperando mucho.
-Me parece bien, entonces, ¿Te parece llamarme por la noche?
Juliana asintió y sin más, Valentina salió por la puerta, después de comer, la morena continuó con su trabajo, tenía que estar ahí al menos un par de horas más para completar la cuota, tomó orden tras orden, pensaba en la sonrisa de Valentina mientras levantaba un plato sucio, pensaba en como Valentina tenía unos ojos que brillaban cuando hacían contacto con la luz mientras levantaba la última silla, pensaba en cómo iba a acomodar sus horarios para poder platicar con ella al menos dos horas al día siguiente mientras Jaime cerraba la puerta, pensaba qué iba a decir y se preguntaba sobre todo si Valentina sería una buena amiga, una luz sobresaliendo de entre tantos edificios mientras entraba a su departamento y cuando se quitó los zapatos recordó que había dejado la libreta de las ordenes sobre la mesa del area en que comen los meseros.
Por lo general Juliana no era tan distraída, colocaba todas las cosas en el lugar exacto y conocía donde había dejado todo, le había funcionado cuando puso todas sus cosas en apenas una caja de 40x30 centímetros dentro del remolque donde vivía con sus papás.Valentina estaba acostada junto a Lucho en la cama medio desnuda, medio borracha, el hombre junto a ella había surgido como una oportunidad en su vida, una oportunidad para darle un giro completo a las cosas, no estar tan sola tal vez, no sentirse tan mal. Era todo lo que su hermana Eva quería para ella, un joven de buena posición social y bien parecido. Entonces ella había creído esto y se había comprometido en una relación que ahora llevaba ya, más de un año. Sin embargo su novio poco había expresado la preocupación que ella sentía después de la muerte de su padre. A Valentina se le entumian las manos bajo las savanas cuando dormía, le dolía el cuerpo, le parecía que durante la noche tenía pesadillas que casi nuca recordaba pero la hacían despertar agitada, con sudor en la frente, las únicas veces que esto no ocurria era cuando tomaba mezcal. Ahora estaba despierta, con las luces muy bajas en la habitación, esperando que sonara su celular, hacía mucho tiempo también que no tenía amigas, no recordaba la última vez que tuvo una, tal vez hacía cuatro años, pero se había quedado sola después de que ella se había mudado, así que cuando apareció Juliana en la fotografía con la sonrisa más perfecta y la actitud relajada, no pudo evitar sentir que debían estar conectadas por una fuerza mística bastante poderosa. Pero Juliana no le había dado su número y tampoco había llamado aún, eran las 11 de la noche.
-Jaime, yo no...no, es que esto no puede esperar, dejé dentro del restaurante algo de suma importancia, sí, yo sé, sí, sí entiendo estás en casa, sí comprendo que es un día muy difícil, bueno, supongo que puede esperar entonces, mañana iré temprano.
Juliana colgó el teléfono y comenzó a caminar de vuelta a su departamento, estaba molesta ¿Cómo es que las cosas suceden así? ella tiene la posibilidad de conocer a alguien, que parece agradable, una nueva amiga y ahora el número se ha quedado en el peor lugar, seguro Valentina creyó que no estaba interesada, seguro Valentina pensó que estaba jugando con ella, Juliana comenzó a imaginar todo tipo de escenarios mientras abría la puerta de su refrigerador donde ya solo tenía vegetales y medio litro de leche probablemente expirada, para imaginarse como una mujer ordenada la verdad es que cada vez se encontraba más con situaciones en donde la vida le recordaba que no era así.
A la mañana siguiente, cuando entró casi corriendo al restaurante y se dirigió a la mesa, se encontró con el lugar impecable, no habia ni siquiera basura en el bote, entonces reafirmó lo que había pensado la primera vez que estuvo en la ciudad después de viajar por más de 24 horas por carretera, La vida es una mierda.
Valentina despertó sola, como de costumbre, el celular empuñado en la mano como si fuera sagrado no había sonado ni una vez, decir que estaba decepcionada era lo menos. No le había contado a nadie la interacción con esta nueva persona, así que cuando bajó a desayunar claramente nadie le preguntó si su nueva amiga había llamado, mucho menos cuales eran sus planes, en lugar de eso Mateo, el esposo de Eva comenzó a decirle que debía elegir tomar un trabajo en el periódico, después de todo estaba en su último año de periodismo y quedaba como anillo al dedo, ella escuchó todo como un eco en el fondo, como casi todo en los dos últimos meses. Pensaba en Juliana, cuando todos se levantaron de la mesa y Guille estaba por irse ella se acercó a confesarle algo.
-¿Qué haces cuando invitas a alguien a salir y no te llama para confirmar?- preguntó la menos de los Carvajal.
Guille se sorprendió y mostró su mejor sonrisa burlona.
-¿Acaso hay problemas en el paraíso hermanita?
La joven levantó una ceja.
-Claro que no Guille, es que conocí a alguien, una amiga en realidad, quedamos en que me llamaría para programar una salida y nunca lo hizo.
-Si es una amiga del club solo debes preguntar su nombre en recepción tú sabes es...
-No, no es una amiga del club...
-¿De la universidad?
-No, no en realidad.
Guillermo detuvo lo que estaba haciendo, miró a su hermana y le dijo algo que ella jamás se habría imaginado, tal vez porque a él no le agradaba Lucho o porque ella había especificado que era una amigA.
-Entonces vas a su escuela o universidad o casa y llevas la cita hasta allá.
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No sin mí (Juliantina)
Fiksi PenggemarEn donde Valentina entra a una cafetería, conoce a Juliana, le cambia la vida.