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La lujuria es uno de los pecados más fáciles de cometer, lo pensamos sin darnos cuentas y disfrutamos de ellos siendo inocentes.

Samael me miraba burlón ahora más cerca de la cama, yo estaba sentada mirándolo con recelo, sabrá que pudo haber visto con sus poderes del mal. Mi corazón aún sentía el momento al igual que mi piel, pero fue un sueño por lo que no tenía que prestarle tanta importancia, solo debía enfocarme en el demonio frente a mí, esto podría traerme problemas en este sitio, dejaría habla muy mal de mí y no me conviene, no quiero terminar de nuevo en ese bosque.

-No hablaras por lo que veo.

No dije nada, mantuve mi silencio ante la situación, quizás así se ira el chico de ojos ahora blancos, aterrador.

-Te confieso que es encantador ver otra alma con posibles pensamientos lujuriosos-se sentó en la cama, retrocedí de manera disimulada-lo malo es que no puedo ver más allá-suspiró-no puedo saber si es verdad mi intuición gracias por la protección de Arazel.

Él apoyo su mandíbula en su mano y apoyó su codo en su rodilla la cual se encontraba flexionada por sus piernas entrelazadas, estaba vestido de traje color claro, casi parecía un ángel pero su mirada decía todo lo opuesto.

-No deberías estar aquí.

-Lo sé-dijo por lo bajo-pero a veces me siento aburrido, Arazel sale mucho, Nahaman solo me quiere follar y Gabriela me pide dormir para así ella pueda dormir-abrí mis ojos al ver como se recostó poniéndose más cómodo-los demás son muy monótonos y estas tù... tù tienes tiempo para entablar conversaciones.

--Esto podría traerme problemas. -apreté mis manos y relaje un poco mi cuerpo, tal vez él solo se sentía solo y quiere es hablar, quizás... tenga razón en este lugar todos parecen estar en sus propios mundos.

-No creo, si piensas en problemas con Arazel no debes, lo más seguro es que los tenga yo.

Dude un poco en lo que estaba a punto de decir pero me decidí en seguir adelante, Samael quizás podría ser un buen compañero aquí, aunque sea cuando me sienta de lo peor por tanta soledad en este lugar, a pesar que debería de estar acostumbrada no puedo, Valentin siempre estaba para mí.

- ¿De qué quieres hablar entonces?

-De tus pensamientos lujuriosos.

Gire los ojos al escuchar su respuesta.

-No los tengo.

-Ay vamos, yo sé que sí y es con Ar...

.-Algo me dice que no aprendes.

.--¡Ha!-Samael dio un brinco después de un grito de impresión, con rapidez se puso de pie al ver a Arazel en la habitación.

Ahora que lo pienso, ¿Qué tendrán estos con esta habitación?

Conservo mi silencio ante la situación.

-Empiezo a pensar que tienes pensamientos lujuriosos hacia mí, Samael.

-No digas tonterías-Samael se enderezo y arreglo su cabello en una forma despreocupada-Seré lujuria pero en ti...no. Además tienes algún muerto por atender...

Aquello no fue una pregunta.

--En este momento hay un próximo asesinato y no puedo intervenir.

Y eso no sonó relacionado con lo que pasaba aquí, un escalofrió me recorrió el cuerpo.

♡♡

Cuando se fueron me sentí rara, los pensamientos llenaron mi cabeza de nuevo y no puede dormir, sabía a lo que se refería Arazel con el tema de que no podía hacer nada en el asesinato, él solo podía esperar. Pero, el había participado en mi casi muerte, él había impedido que no muriera... pero también había dicho que era por Dios.

No debía de darle más vueltas.

Samael no volvió pero dejó en mi imaginación el sueño con Arazel.

Cuando entre a la cocina en la mañana me encontré a la mayoría de los cocineros arrodillados en el piso, asustada me arrodille también al lado de Gabriela, no quería cometer alguna tontería o falta de respeto.

Me acerqué más y le susurré.

--¿Qué sucede?

--Killian... -- contestó de lo más bajo.

¿Qué sucede con Killian? Creo que es el de los ojos bicolores, recuerdo que cuando escuche su voz caí de rodillas y prácticamente me había desmayado, entonces mi corazón empezó a latir por los nervios que se apoderaban, la iba a cagar, la voy a cagar. Mire la cocina y no lo veía por lo que no entendía porque ya estaban de rodillas, acaso ¿él vendrá y tiene que vernos arrodillados? O quizás ya paso y los dejo a todos así.

Me puse de pie y me alejé de Gabriela para verlos a todos. Ninguno miraba hacia arriba, la peliroja estaba en una esquina de rodillas como casi siempre lo hacía, la puerta se abrió y voltee a ver quien entraba, podría ser el chico de cabello castaño pero no era así, Arazel estaba acompañado por cuatro seres, tres hombres y una mujer, los mire nerviosa sin saber como actuar y me empezaba a arrepentir de no haberme quedado arrodillada junto a Gabriela.

--Buen día, señorita-- dijo uno, sus ojos de diferentes colores eran enigmáticos, su cabello negro era brillante, su piel clara lo hacía ver como de porcelana, podría ser menor que yo o la misma edad. No pude articular respuesta, me empecé a sentir de nuevo inútil.

--Al parecer quedo de piedra -- comentó la mujer junto a ellos, su cabellera oscura era linda pero no llegaba a describirla muy bien. No podía.

--Al menos aún está de pie, eso es bueno-- dijo él, solo al escuchar su voz me sentí cautivada y fascinada, mi cuerpo se relajó y mi fuerza de estar de pie se fue.

Mi cuerpo se fue sólo hacia atrás y antes de que pudiera llegar a la mitad de la distancia del suelo unos brazos me detuvieron y me mantuvieron estable. Ver esos labios rojizos despertó deseo en mí.

--Hable muy pronto-- artículo-- Soy Killian por cierto y pido disculpa por ponerte así.

Solo pude asentir sin despegar la vista de él, esperaba no me soltara, él hasta desprendía un olor embriagador.

--Y vuelve a pasar -- escuché a los lejos a Samael-- a Killian no le dices nada pero a mi si, no hay igualdad aquí.

--Simplemente la esta ayudando-- habló alguien.

-- Si, si, lo que tu digas, además... huele a lujuria.

No podía apartar la mirada de Killian y disfrutaba de ello, mire sus ojos y quede en sus colores. Ya no me sentía en conexión al mundo terrenal, me sentía en otro sitio, sentía que si abría una ventana sería glorioso. Pero... ¿cómo Killian me pudo atrapar si estaba lejos de mi?

-- No soy común, señorita.

--Killian sigamos con el paseo, no te detengas y no te dejes llevar por la lujuria que quiere Samael.

Esta vez quien habló fue Arazel y como si fuera agua me desperté del encantamiento, pude despegar mi vista de Killian y mire a Arazel, sus ojos castaños nos miraban con indiferencia, él estaba ahí y no una parte de él, estaba presente. Sin más se giró.

--Como vieron esta es la cocina en donde Gabriela se destaca a más no poder, y como les seguía diciendo Nahaman me ha comentado que en una parte de la ciudad de México ocurre algo que no cuadra en la vida...

Y con eso salió de la cocina con los demás detrás de él. Sentí algo que no puede entender y no sabía como eliminar ese sentimiento.

Volví a mirar a Killian y este me soltó, acomodó su traje e hizo una pequeña reverencia.

--Disculpen por ponerlos en esa posición, no es mi intención.

Y salió del lugar con gracia. Todos en la cocina suspiraron y entendí el motivo de su disculpa. Sólo era un efecto que él causa sin ser intencional.

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ArazelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora