02: Girl you loathe

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No pensé ver a mis padres sorprendidos al notar la presencia de Marshall junto a mí. Ellos sabían que compartía el departamento, pero nunca les comenté que fuera con un hombre porque sabía cuál iba a ser su reacción. Lo bueno era que no me regañarían frente a él, en especial porque me extrañaban demasiado y no tendrían ganas de regañarme.

—Mamá, papá —dije mientras los abrazaba—. Los extrañe.

—Y nosotros a ti —respondió mi madre.

—A ti también te eché de menos, tonto —abracé a Rory.

—Lo mismo digo, estúpida.

Mi padre vio a Marshall y luego a mí, realizó esa acción repetidas veces. Agh, ya tenía una ligera idea de sus suposiciones.

—Familia, él es Marshall, mi amigo y compañero de departamento.

El rostro de los hombres no cambió. Y estoy segura que ninguno de ellos no me creyó y pensaban que era mi novio.

—Un placer conocerte, Marshall —dijo mi mamá en su lugar.

—El gusto es mío —le sonrió.

Ojalá me dieran una moneda por cada vez que en el trabajo o en la escuela me preguntaban si él y yo éramos novios. No entendía de donde sacaban semejante locura, yo seguía enamorada de Arvel a pesar de mis enormes intentos de salir con alguien más. Y, por otro lado, Marshall no tenía en sus planes tener pareja. Además, casi no nos encontrábamos en la casa por nuestros diferentes horarios de trabajo, solo los fines de semana nos podíamos ver y eso de vez en cuando.

Ya, ahora está aclarado todo.

Rory y mi padre lo saludaron sin tener otra opción. Ay, aja Rory, al final se terminarían llevando bien, casi como mejores amigos. Estaba segura.

*

Mis padres se retiraron una hora después, dejándonos con mi mellizo y las preguntas que no se atrevieron a hacer en todo ese rato. Por supuesto, sabía que mi hermano después iría con el chisme y así ambos estarían más tranquilos.

—Ya, díganme la verdad. ¿Ustedes son novios?

—No —respondimos al unísono.

—¿Seguros?

—Ay, por favor, Rory, sabes perfectamente bien que no.

—Lo decía solo para asegurarme —se encogió de hombros.

—Ahora entiendo porque tu padre me veía como si quisiera matarme —dijo Marshall—. Seguro pensó que le quitaría a su princesa.

—Ah, no te preocupes. Así es él.

—Hablando de noviazgos —interrumpió mi hermano—. Tengo algo que decirte, Candace.

—¡¿Ya tienes novia?! —pregunte asombrada.

—No, no es sobre mí.

No supe por qué, pero no me gustaba hacía donde iba eso.

—Sé que por el trabajo casi no tienes tiempo para hablar con los chicos, ni con Arvel, y que solo se hablan por sus cumpleaños. Por eso tengo la responsabilidad de decirte que tu eterno enamorado —guardo silencio—. Agh, ¿por qué perdí piedra, papel o tijera contra Gerard? —pasó sus manos por su rostro con frustración—. Arvel tiene novia.

No me lo esperaba, bueno si, pero pensé escucharlo de él y no de mi mellizo.

Sacó su celular y me enseñó una foto donde salían todos, no conocía a dos chicas de ahí; una pelinegra y una rubia.

—La novia de Gee tomó la foto, por eso no está. La pelinegra es Alma, la novia de Benjamín, y la rubia es Rox, la novia de Arvel.

No tenía palabras. Ella era bastante hermosa, ¿por qué Arvel no me contó sobre ella?

. . .

Arvel:

En el grupo de WhatsApp todo se volvió extraño. Más extraño de lo que en realidad era. Usaban emojis y términos raros, le pregunté a Rory qué sucedía y no me quiso decir, tampoco Jacob.

Era bastante sospechoso.

Trataba de descifrar el último mensaje que mando Rory, que parecía escrito en código morse, cuando ella tomó asiento en mis piernas.

Rox era mi novia desde hacía dos años, me demostraba su amor y comprensión a cada momento. Lo nuestro se volvió más serio cuando se mudó a la cuidad semanas después de que dejé la otra ciudad. Ella era feliz conmigo y yo comenzaba a tomarle un gran aprecio.

No, no la amaba. Sin embargo, ella no lo sabía, y esperaba así fuera por un largo tiempo.

—Si lo sabe —me decía Jacob.

—No es cierto.

—Jacob tiene razón —respondía Phoebe—. Ella lo sabe.

—Si lo supiera —dije—, ya me hubiera mandado a la mierda.

Desde el principio le dije que aún no olvidaba a alguien importante para mí, pero a ella no le importo y se propuso enamorarme. Y casi lo lograba...

—Deja eso —Quitó el celular de mis manos—. Luego hablas con tus amigos.

Tomó mi rostro entre sus manos y me besó. Mi celular sonó, nos separamos y miré la pantalla. Era una llamada de Jacob.

—¿Qué pasa, Jacob? —dije cuando acepté.

—Quería preguntarte, ¿vas a ir a la fiesta de bienvenida que le va a organizar Phoebe a Candace?

—¿A Candace? —pregunté confundido—. ¿Por qué?

—Porque regreso a la ciudad, dah. ¿En dónde tienes la cabeza?

Como dije, Rox me hubiera enamorado si Candace no hubiera regresado.

. . .

Candace:

—No es necesario —repetí por enésima vez—. Ya te dije que mi antojo de helado puede esperar hasta mañana.

Pero Rory no entendía razones.

—Ya te dije, quiero consentir a mi hermanita después de años de no pasar tiempo de no verla.

Cuando estábamos por cierta calle sentí unas manos tapando mi visión.

—¡Rory! —grité.

—Tranquila —me dijo—, soy yo.

Escuché la risa de Marshall, entonces pensé que lo mejor era tratar de tranquilizarme. Parecía una loca.

Dimos un par de pasos, no sabía dónde estábamos. Eso de tener los ojos casi vendados no ayudaba con mi miedo y mis pensamientos.

—Esto ya no es divertido, Rory.

Nos detuvimos, y di un suspiro de alivio. Lentamente Rory quitó sus manos de mis ojos y, cuando logré normalizar mi vista, vi a mis amigos sonriendo.

—¡Sorpresa! —exclamaron.

Di un grito de emoción, al fin podía ver a todos juntos de nuevo, como en los viejos tiempos.

Lo único que no me gusto del cuadro era ver a la chica rubia.

Siempre fuiste tú ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora