Me levanto un poco irritado por la leve luz que se desliza bajo mis persianas, y el sonido de la alarma aun retumbando en mis oídos, levanto mis piernas sin ninguna clase de ánimo aunque sintiendo cierto cosquilleo, lo cual de alguna manera me resulta un poco incómodo; entro al baño y miro mi cara pálida con grandes huellas oscuras bajo los ojos por la falta de sueño, abro el grifo del agua, uno mis manos para recogerla, y sumerjo mi cara para tratar de disminuir el cansancio que se despliega por mi débil cuerpo que en estas épocas siempre está totalmente helado debido a la averiada calefacción que año tras año siempre prometía reparar. Me desvisto rápidamente por la falta de tiempo que usualmente tengo los martes, y me deslizo bajo la cálida temperatura del agua, desearía poder estar más de diez minutos disfrutando como el agua corre por mi cuerpo llevándose el malestar. Me visto con el usual abrigo negro perfecto para los días fríos, una camisa de botones blanca y un pantalón negro a juego con zapatos del mismo color.
Luego de terminar la rutina básica de la mañana me dirijo, como un autómata tratando de buscar un taxi que me lleve hasta el trabajo, un lugar de paredes en concreto, pintadas de un color blanco hueso, tan aburridas como el propio trabajo en donde estoy para solucionar los problemas de desconocidos, escuchando cientos de voces por día.
Al llegar al edificio de seis plantas, diviso desde lejos la figura delgada de Ellie mi compañera de cubículo, con la que particularmente llevaba una buena relación, teniendo en cuenta que éramos totalmente opuestos. Cuando nuestras miradas se encuentran instintivamente levanto una mano y sonrió gentilmente, a modo de respuesta ella mueve su mano y continúa con la visiblemente interesante charla con Cloe la recepcionista.
Me dirijo a mi escritorio y enciendo el ordenador, reviso mi correo electrónico y veo que tengo tres mensajes sin leer, el primero es de Liam, mi mejor amigo, casi como mi hermano, nos conocemos desde que éramos niños ya que sus padres y los míos son muy buenos amigos. Me dispongo a abrirlo cuando suena el teléfono.
-Instructors Inc, buenas tardes ¿en qué puedo colaborarle?
-Señor Styles, en mi oficina en dos minutos, por favor.
-Como mande señor.
Me dirijo rápidamente al despacho de mi jefe, Adam Brown, un tipo alto de contextura ancha.
Toco la puerta tres veces y espero unos segundos.
-Pase.
La voz grave resuena en el pasillo y empujo la puerta levemente.
-Señor Styles, necesito de su excepcional ayuda -dice con el rostro muy serio.
-Dígame en que puedo ayudarle señor Brown.
-Necesito las correcciones de estos tres artículos que llegaron ayer desde Seattle, para hoy mismo -dice poniendo especial atención en sus últimas palabras.
-Con mucho gusto señor -digo y me dispongo a salir del despacho.
-Muchas gracias por su colaboración. -dice él y yo asiento lo más amablemente que puedo.
Al llegar de nuevo a mi escritorio me dispongo a corregir los artículos, y así se pasa todo el día. El rugido de mi estómago me desconcentra por un momento del trabajo, miro el reloj y visualizo la hora, son pasadas las tres de la tarde. ¿Cómo no voy a tener hambre? En la mañana a duras penas bebí un vaso de leche con galletas. Decido tomar mi hora de almuerzo, alcanzo mi billetera y salgo por el corredor hacia las puertas de cristal. Justo antes de cruzarlas, alguien me toma el brazo, giro hacia la persona aún desconocida y noto los grandes ojos azules de Ellie.
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Cold Coffee.
FanficMientras iniciaba el transcurso de su vida normal, nada relevante ni demasiado interesante, a decir verdad un poco monótona como para que se escribiese un libro con su historia. Harry Styles encuentra entre las calles de Nueva York la razón por la...