Drabble

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Sólo quedaban seis escuadrones, incluyendolos, aunque lamentablemente ya no contaban con el tercer miembro de su equipo debido a que había sido acribillado en Skyhook y su tiempo de reaparición se había agotado.

—El anillo está a nuestro favor, ¿alguna sugerencia de lo que podríamos hacer ahora?— cuestionó Ajay, sin voltear a mirarlo. Estaba lo suficientemente ocupada en la mirilla de su Triple Take buscando alguna señal enemiga como para distraerse.

—No— fue su respuesta. Y es que a pesar de ser difícil de notar por su actual condición robotica, estaba centrado en la efímera belleza que le brindaba el ángulo perfilado de la morena.

Anteriormente no había sido consciente de las tersas, pero al mismo tiempo maduras facciones de Lifeline. Y debía admitir que eran atrayentes, incluso más de lo que le gustaría admitir.

—¿Qué miras?— esta vez, Che separó su ojo derecho del francotirador y lo miró de reojo.

Revenant guardó silencio. Se sentía descubierto, pero no sucumbiría al pánico, no era propio de él. Le dio un vistazo rápido a todo el panorama mientras formulaba una excusa lo bastante creíble para no exponerse, hasta que sus ojos se detuvieron en las dos prolongaciones de hueso que nacían de la cabeza de la muchacha. Inmediatamente conectó las piezas. Alzó su mano y señaló sus cuernos, dando a entender que ambos poseían unos.
Ajay sonrió levemente y por un momento, el mercenario creyó que era lo más valioso que había tenido hasta el momento, pero se abofeteó mentalmente después de pensar en eso.

—No puedo creer que te haya tomado tanto tiempo— los dos se miraron, aunque con intensiones diferentes.

—¿El qué?— Revenant estaba confundido.

—Darte cuenta lo parecidos que somos— la médica se aproximó un par de centímetros al asesino, pero al notar como este se había inmovilizado en su lugar, retrocedió.

Revenant la observó por unos largos segundos que se le hicieron eternos a Lifeline y sin mediar palabra, se acercó y con sus dedos metálicos, acarició su mejilla.

—Ojalá tuvi--

Una granada lo sacó de su ensoñación e inconscientemente abrazó a Che para tirarla al suelo. La bomba explotó y una gran capa de nieve se avalanzó sobre ellos, cubriéndolos por completo. Aturdido, se abrió paso entre el alud y logró ponerse de pie a duras penas, ya que la misma nieve lo volvía a hundir. Lifelinepensó. Empezó a escarbar a sus alrededores hasta que halló a la anterior mencionada en estado crítico. A lo lejos escuchó los disparos de una Flatline que amenazaba con romper el poco escudo que le quedaba.

—Parece que-- — la morena tosió y una mueca de dolor se plasmó en su rostro. A pesar de que el mercenario había tratado de que recibiera el menor daño posible cubriéndola con su cuerpo, su intento había sido en vano por su escudo de menor nivel —nos veremos en el lobby— susurró.

Revenant miró como Ajay daba su último aliento y se desvanecía en la nieve nuevamente. Pagarían por esto, todos pagarían por esto. Empuñó el mango de su Mastiff y se dirigió a enfrentar a los cuatro escuadrones restantes, no sin antes colocar su tótem de la muerte cerca de donde yacía la caja de Lifeline, su desde ahora preciada Lifeline.

Horns [Apex Legends one-shot] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora