PARTE 3: Los celos de Maki

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Maki no paraba de pensar sobre lo que había pasado ese día. Hanayo Koizumi la había rechazado a ella, a Maki Nishikino, para estar con Rin.
-¿Como se atrevió a rechazarme por esa maldita rara?- Se preguntaba a si misma mientras veía al techo.- Si Rin es una maldita rara. Se cree gato y además parece un chico. Maldita sea, ¡soy la más popular de nuestra clase! No tiene sentido, nunca antes alguien había rechazado mi amistad.-
Amistad. Esa palabra era la clave. Durante toda su vida, Maki nunca había tenido una sola amiga auténtica, sus amigas de la escuela se juntaban con ella por los beneficios que traía consigo. Maki era una chica perfecta, de un brillante pelo rojo y unos lindos ojos lila, pero su actitud era increíblemente pedante, y ella lo sabía.
Tal vez eran celos.-¿Celos?- Si, celos.
Le enfurecía de sobremanera que Rin Hoshizora, la maldita rara de la escuela, hubiera conseguido una amiga tan fácilmente. Maldición, lo hacía ver tan fácil.
Las había observado, su lenguaje corporal hablaba por ellas, había cariño ahí. Un cariño que ella nunca había experimentado.
Sus padres siempre eran distantes, indiferentes. Casi nunca estaban en casa... Esa gigantesca casa.
Realmente ella le tenía envidia a Rin. Si, envidiaba a Rin. Envidiaba que ella tuviera una madre atenta que siempre estaba ahí con ella, envidiaba que los maestros siempre se pusieran de su lado. Y ahora, ella tenía una amiga, una amiga sincera, como ella nunca había tenido.
A Rin se le alentaba a seguir sus sueños, ¿qué importaba si le gustaba más el deporte que el baile? Su madre la apoyaba.
Maki amaba tocar el piano, pero sus padres siempre la hicieron sentir que eso no era una vocación, únicamente un hobbie. Ella tenía todo lo que una chica de su edad podría desear. La mejor ropa, los mejores perfumes, una casa enorme y dinero hasta para quemar, pero aún así ella no se sentía feliz.
- ¿Porque?- Volvio a preguntarse a si misma.- ¿Porque Hanayo prefirió a Rin que a mi? ¿Porque ella si puede tener amigas verdaderas?- Luego comenzó a llorar en silencio, pues si sus padres la escuchaban, más que escucharla, le recriminarian por llorar, como lo habían hecho antes.
Siguió así hasta quedarse dormida.

Al día siguiente despertó con la misma situación de la noche anterior. Intriga, celos, tristeza. Se preparó para ir a la escuela, y mientras la llevaban en el auto, vio a Rin y Hanayo caminar juntas, tomadas de la mano. Otra vez los celos. ¿Porque ellas sí? ¿Porque ellas aparentaban llevarse tan bien?
No, no solo lo aparentaban, de verdad se llevaban bien.

Maki las observo durante los siguientes días, y vio algo que la llenó aún más de celos, ahora enfocados en Hanayo.
La vio conversar con Nico Yazawa. Maki nunca lo había admitido, pero le gustaba Nico, aunque nunca hubiera sido capaz de hablarle.
¿Como es posible que la chica nueva pueda hablarle como si nada a Nico?

Ahora estaba enfurecida. La espero afuera de la escuela, y como siempre, Hanayo salió con Rin.
Maki se les acercó, con altanería, y se le puso enfrente a la castaña.
- Veo que te has estado acercando mucho a Nico, Hanayo. Bien, no se como lo hiciste, pero quiero que te alejes de ella, ¿entendiste? ¿O te lo explico con bolas de arroz?-
- Maki, creo que no entiendes. Nico-chan y yo estamos en el mismo club, eso es todo.- Respondio Hanayo, algo asustada.
Maki la abofeteó de manera instintiva.
La mejilla de Hanayo estaba enrojecida, y ella se quedó allí, congelada.
- ¿Estas bien Kayo-chin?- Pregunto Rin, muy preocupada. Le movió la mano a Hanayo y vio la marca de la mano de Maki. Se volvió hacia la pelirroja y en un ataque de ira la empujó, tirandola al piso.
- Maki, si vuelves a hacerle eso a Kayo-chin... yo... yo... yo te golpearé a ti~nya.- Dijo Rin, casi llorando del enojo.
Maki se levantó y seguía impresionada por lo que había hecho, pero no estaba en sus planes disculparse.
- Pues no me interesa. Hanayo debe mantenerse alejada de Nico.- Dijo la pelirroja, con una voz autoritaria y presuntuosa.

La maestra Tojo había visto todo, y se acercó, enojada.
- Maki, mañana quiero que tus padres estén aquí, a las 8 de la mañana, ¿quedó claro?- Sentencio la maestra, con una voz firme.
- Pero maestra Tojo, todo fue un malentendido, yo solo...-
- ¡Mañana!- Respondió, enfurecida, mientras le revisaba la mejilla a Hanayo.- Si no los traes, hablaré con la profesora Ayase para que te suspenda.
- Maestra, no puede hacer eso, yo no quise...-
- ¡Ya basta! Señorita Nishikino, mañana quiero a sus padres aquí a las 8 de la mañana, ya estoy cansada de que siempre quiera minimizar sus acciones. Acaba de agredir a una compañera, lo cual es inaceptable en Otonokisaka.-

Maki comprendió que hablaba en serio.  Agachó la mirada y asintió con la cabeza, para después dar media vuelta y marcharse.

Al llegar a su casa, como siempre, estaba sola. Entró a su habitación y se tiró sobre la cama, para luego comenzar a llorar de enojo y frustración.
Maki, a pesar de ser la responsable, estaba tan mimada por los maestros que de alguna manera, creyó que la culpa era de Hanayo y Rin.

Se fue a acostar enojada, mientras algunas lágrimas aún resbalaban por sus mejillas. Ahora tendría que enfrentarse a sus padres, y a la Directora Ayase. No podía con eso, estaba asustada, pues sabía cómo reaccionarían sus padres al decirles.
Además, ¿cómo iba a explicarles que había abofeteado a una compañera por celos? Ella ni siquiera hablaba con Nico, lo cual lo complicaba más.
Oh, la ironía. Nunca le había hablado a Nico, y seguramente ella la odiaría por golpear a su compañera de club, con la cual seguramente tenía más en común que con ella. Nuevamente empezó a llorar, abrazando un cojín. Pero aún así, no había ni un atisbo de arrepentimiento en su ser. Ella no se había disculpado antes, y no lo iba a hacer ahora.

Mi Primera Amiga. ~RinPanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora