NOCHES MÁGICAS

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¡Hola! Me presento, me llamo Marcos Torres, tengo 64 años y ahora que ya me he presentado, voy a empezar la historia de cómo conocí a un gran amigo mágico. Tenía 17 y estudiaba 1º de Bachillerato en un instituto de Imitogía (Cornalino). Todo empezó una noche como otra cualquiera. Me desperté a media
noche, aunque como no tenía sueño, no me quise volver a dormir. Aún tumbado en la cama acurrucado en la pared, giré la cabeza hacia la puerta de mi cuarto y
me pareció apreciar una luz tenue en el pasillo, que iluminaba lo suficiente como para poder apreciar parte de una sombra. O eso creí, pues al parpadear para poder enfocar mejor, todo desapareció, la luz, la sombra…¡TODO! No quedaba nada, era el mismo pasillo aburrido de siempre en el que todavía se veía tras capas de pintura un pequeño garabato que pinté a la edad de 5 años (pero en mi defensa diré que tenía un rotulador en la mano, ganas de pintar, no había folios cerca y la pared tenía un tono marfil muy aburrido). Bueno no me enrollo, os sigo contando la historia...pregunté si había alguien, como nadie contestó a mi pregunta, me levanté de un salto de la cama y encendí la luz de mi habitación para buscar las zapatillas, que como siempre se encontraban debajo de la cama. Aproveché para ir al cuarto de baño (no voy a explicar lo que hice allí porque pienso que es obvio y no, no fue para darme... una ducha de madrugada). Pero lo que no esperaba era que al salir del cuarto de baño, apareciera de nuevo la luz anterior, sí, la de la sombra, aunque esta vez no la vi. Fui a apagar la luz delpasillo, cuando de repente, escuché algo detrás de mí, muy muy cerca. Me quedé inmóvil durante unos segundos por el temor, pero desde luego no me arrepentiré en la vida de haberme dado la vuelta aquel día. Al darme la vuelta, descubrí un maravilloso ser. Era asombroso, parecía un caballo blanco radiante pero tenía además un cuerno como el de un unicornio y eso no es todo porque lo que más llamaba la atención era sus grandes alas de ángel y sus ojos intensos azules que te penetraban el alma. Transmitía calma o al menos eso me pareció antes de que
desapareciera otra vez, ¡¡¡¡¡Poof!!!!! (se esfumó), no sé como, pero ya no estaba.
Esa noche, fue la primera noche en la que lo vi y recuerdo perfectamente que me costó un montón de horas volverme a dormir intentando no pensar en lo que me había pasado.


¡¡¡¡¡RIIIIIIIIIING RIIIIIIIIIIIIIIIING!!!!! (Sonó el despertador), me desperté, miré la hora y… ¡o no!, iba a llegar tarde al instituto. Salí escopeteado al cuarto de baño con la ropa en los brazos. Me vestí lo más rápido que pude y corrí a la cocina, no me daba tiempo de desayunar, así que cogí el desayuno, la mochila y fui comiendo de camino al autobús. Presenté mi carnet y saqué un tique, seguí la flecha que indicaba el pasillo hasta mi sitio, (siempre me sentaba en el mismo sitio) mas justo cuando iba a sentarme, me di cuenta de que estaba ocupado por una chica bajita, morena con los ojos verdes agua o quizás agua marina, tendría prácticamente los mismos años que yo. El caso es que estaba en mi asiento, aunque me quedé callado y me senté más atrás a esperar a mi amigo Bruno. Bruno siempre llega puntual a la parada del autobús, exactamente 5 minutos más tarde que yo. Llegamos a la siguiente parada y vi que me buscaba, levanté la mano para llamarlo y se sentó a mi lado. Me preguntó sobre el cambio de sitio y
le dije que cuando llegué ella ya estaba allí. Mi amigo no se cortó un pelo y se
enfrentó a la chica:


- ¿Por qué te has sentado aquí?

- ¡Hola! Me llamo Miranda, encantada de conocerte.

- Perdón, yo soy Bruno y ese es mi amigo, Marcos. (Dijo señalándome y ella me
saludó con la mano).

- Bueno, pues ahora que ya nos conocemos, me he sentado aquí porque estaba vacío y que yo sepa nadie me ha dicho que no pudiera sentarme aquí.

- Pero es que resulta que mi amigo y yo siempre nos sentamos en estos asientos
y nos vamos turnando la ventanilla. Así, que si no es mucha molestia te importaría cambiarte de sitio.

- Pues sí me molestaría, ya que yo sepa los asientos no son de nadie, así que a
no ser que los hayáis reservado, alquilado o lo que sea lo siento pero no me cambiaré de sitio porque tú o tu amigo me lo digáis.

Bruno volvió conmigo indignado y me estuvo hablando todo el camino de cómo alguien podía ser tan maleducado. Mientras me hablaba la observé, iba sentada, aislada del mundo con sus cascos (seguramente escuchando punk, rock o el estilo de música que suelen escuchar ese tipo de chicas duras y malas). Para cuando llegamos, se me había olvidado por completo lo de la noche anterior. Llegué a clase ilusionado por hablar de algo que no fuera Miranda. Me tocaba historia (mi clase favorita) sobre todo por mi maestro Luis, que la impartía de una manera intrigante, casi como un cuento. Esta vez nos contó una antigua leyenda sobre una tribu aborigen, los mayas. Ésta trataba sobre un tesoro, una piedra con propiedades magnéticas (como las de un imán) según mi maestro Luis los mayas tenían una apariencia graciosa, ya que se deformaban las cabezas, se pintaban
los dientes de negro y se ponían tantas joyas que era casi un disfraz de
halloween. La siguiente clase era de tecnología, aproveché que el maestro hacía sus cosas para poder investigar acerca del animal que vi de noche. De repente, llaman a la puerta del aula… ¡¡¡¡Maldición!!!! era Miranda. Me giré para que no me viera. Venía con la orientadora, así que habrían estado hablando la hora anterior.


- ¡Hola! Ya me conocéis, soy la orientadora, Isa. Vengo porque como os dije la semana anterior, vais a tener una nueva compañera, Miranda Gates, espero que la trateis bien y seais buenos con ella. Viene desde Texas y sabe hablar perfectamente nuestro idioma. Bueno no os entretengo más y os dejo con vuestro
profesor.
- Gracias. Em...yo lo único que me gustaría añadir es que como no hay
ordenadores de sobra, ¿te importaría ponerte con Marcos estos días?, él fue
quien se ofreció para enseñarte el instituto y así os podréis ir conociendo. - Dijo señalándome con la mirada.

Así que cogió una silla y se sentó a mi lado.

- ¿Qué estás haciendo?, ¿es qué acaso te interesa la mitología?

Obviamente no le iba a contar nada de lo que me había pasado.

- No, es un anuncio (rápidamente, lo cerré).

- Pues que pena, porque yo sé bastante sobre el alicornio.

- ¡Eh!

- El animal mitológico que has buscado se llama alicornio: es una mezcla de
pegaso y unicornio blanco. Es un ser muy veloz y fuerte ya que bebe de
manantiales y come flores de la sombra del pistacho. Habita en bosques. ¿Acaso
es que has visto uno?

- Emmmm…

- Olvidalo, es imposible, no existe. - dijo ella con un tono vacilón.

Estuvimos hablando, bueno, más bien ella hablaba y yo escuchaba con algunos comentarios. Al finalizar la clase le enseñé el instituto y más tarde sonó la sirena para el descanso. La orientadora me pidió el favor de que se viniera conmigo y mis amigos hasta que ella sola creara su pandilla y yo como un tonto, acepté. Pasaron tres horas más y nos montamos en autobús… como no, de nuevo estaba en mi sitio. Pero para mi sorpresa, ya sin esperanza alguna pensando donde me sentaría ahora, al pasar junto a ella me paró, y me preguntó:


- ¿Ventanilla o no?

- Me costó mantener la mandíbula en su sitio sin sujetarla hasta reaccionar- ventanilla, porfa.

- Muy bien


Y me invitó a sentarme junto a ella. Se puso los cascos y no hablamos más
durante todo el trayecto.


Luego, al llegar a casa pensé en la noche y yo, sólo, concluí que fue un sueño
seguramente. Llegó la noche y me acosté. Desperté de madrugada para ir al
cuarto de baño, como siempre hago cuando me despierto así. No quise despertar a mis padres, así que cogí una linterna. Cuando me dirigía hacia mi dormitorio otra vez, así, de la nada apareció aquel majestuoso ser, el alicornio. Esta vez no desapareció, me dió a entender que me subiera en él y eso fue lo que hice. Entonces empezó a galopar todo el pasillo hasta que me dí cuenta que ya no estábamos en mi casa, nos habíamos adentrado en otro mundo maravilloso lleno de todo tipo de seres: hadas, gnomos, sirenas, entre otros. Un duende se me acercó y me dijo que yo era el elegido para derrotar a un mago malvado que había hechizado todo su mundo, pero que necesitaría ayuda de la princesa y adivinad cual fue mi sorpresa al descubrir que la princesa era… supongo que ya habéis caído, pero por si no, era Miranda sí, señoras y señores, Miranda Gates.

Ella, el alicornio y yo tuvimos que derrotar al mago malvado. Bueno, esto ya es otra historia que os contaré otro día, que se nos acaba el tiempo. Solo os diré que al día siguiente Miranda y yo estuvimos hablando de todo, hasta del ábaco. Vosotros qué pensáis ¿sería mejor utilizar este objeto del pasado como hacían los mayas para elaborar operaciones?

Para terminar os diré que en el presente Miranda y yo nos convertimos en muy
buenos amigos, bueno no solo eso, me casé con ella, tuvimos hijos y esos hijos
tuvieron más hijos. De vez en cuando viene nuestro amigo el alicornio a darnos un paseo por Mitolotopía. Y contamos nuestras aventuras como cuentos a nuestros nietos cada vez que vienen de visita.

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