[Pinky promise] markle

[Único]

   «Mimos»
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Mark, un adolescente de 17 años, se encontraba en una “edad pendeja”, por lo que no pensó mucho al decir “yo no hago mimos a nadie” al pequeño que reclamaba su atención segundos atrás.

Chenle, un adolescente de 15 años, se encontraba en una “edad sensible”, y al escuchar las palabras de su hyung, no le sorprendió que sus ojos comenzaran a picar por pequeñas y traviesas lagrimitas que amenazaban por salir.

Pero él no quería llorar, por lo que decidió ignorarlo, y restregando sus muñecas por sus ojos se sentó correctamente en el sofá, mirando a la televisión, tratando de concentrase en la película y no en el sentimiento de dolencia que se había instaurado en su corazoncito.

De igual manera, Mark no quería hacer llorar al pequeño, y su respiración se cortó al ver su accionar, había ocasionado que lo ignore.

– Bebé...no me dejaste terminar, no hago mimos al menos que no sean para tí.

La mirada del menor volvió a estar sobre él ni bien terminó de pronunciar esas palabras y en sus ojos pudo notar un brillo de felicidad.

– Mientes – su voz había salido más temblorosa de lo planeado porque su corazón lo traicionó y se aceleró al ver a Mark, y su “afirmación” fue anunciada con dudas.

Dudas causadas por esos ojos que lo observaban como si fuera una delicada obra de arte hecha de porcelana.

– Sabes que no miento y puedes comprobarlo – extendió sus brazos en una clara invitación a un gran abrazo. Una invitación que Chenle no dudó en aceptar a los segundos de recibirla.

– ¿Prometes hacerme mimos siempre que quiera? – el menor, ya acomodado entre sus brazos, lo miraba expectante de su respuesta, con el meñique extendido.

Sonriendo por inercia, el canadiense dejó de acariciar la cintura del contrario para poder entrelazar ambos meñiques.

– Lo prometo – y ambos adolescentes se miraron con sonrisas y mejillas rosadas, con sus corazones envueltos en un cálido sentimiento que no supieron describir.

Y así pasaron la tarde, tirados en el sofá del apartamento del mayor, viendo una película y mimándose mutuamente.

«Dulces»
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El canadiense miraba con adoración el perfil de su acompañante y el cómo el cabello del pequeño Lele se movía con libertad debido a la ventisca, dejando la cabeza del susodicho como un nido de pájaros.

– Markkie hyung ¿chocolates o chupetines? – el menor ladeó su cabeza mirándolo fijamente, era consciente de que él contrario había estado mirándolo desde hace rato, pero prefirió hacerse el desatendido ante eso y sacar un tema cualquiera de conversación. Y dicha pregunta fue lo que sacó de su observación al pelinegro.

– ¿Qué? – sí bien conocía a Chenle y a su peculiar manera de entablar conversaciones, en algunos casos lo descolocaba, justo como en ese momento. No entendía el por qué de la pregunta e incluso dudaba de que la misma tuviera un por qué específico.

– Qué dulce, entre esos dos, prefiere – hizo virar sus ojos, obviando, aunque su expresión era de diversión.