Capítulo 62

213 21 0
                                    

Caminé por el pasillo con Harry, Bish y Jen siguiéndome. Había llegado el momento. Ya era hora de que todos puedan ver la visión que tuve cuando me convertí en la Vidente, y ya era hora de que supieran lo que le habían hecho a su última Vidente.

Entramos en el salón de baile y de inmediato busqué a papá. Escuché sus pensamientos mientras se servía café. —Ahí está, Bish —le dije.

Bish le miró y se acordó de su pelea con él. Quería verlo, pero se sentía culpable por tener envidia. —Sólo ve —dije—. Vas a estar bien.

Me dio una mirada torcida de soslayo y luego se dirigió a papá y su nueva protagonista. Papá todavía parecía incómodo, pero de una manera emocionada. Harry dijo que iba a buscar a su padre por lo que una vez más podríamos derramar un amontonamiento desagradable de malas noticias.

Jen se quedó conmigo y vio que Bish se acercó a la nueva pareja imprimada. Enrollé mi brazo con el suyo y suspiré con su simpatía. Vería de primera mano, y sentiría, lo que era mantenerse lejos de la única cosa que tu cuerpo piensa que más necesita. Cerró sus ojos con fuerza cuando los dedos de Fiona discretamente se extendieron para rozar a mi padre.

—Jen —comencé en voz baja—, necesito decirte algo.

—Lo amo —espetó y luego me miró. Sus ojos se llenaron de húmeda tristeza—. De verdad. No es sólo María la que me preocupa. Si nos imprimamos y tu visión se hace realidad, él también morirá. ¿No lo entiendes? No puedo dejar que eso suceda.

—Pero puede que no tengas otra opción —le imploré—. Realmente tengo que decirte algo y necesito que me escuches y no intentes simplemente deshacerlo.

—Si se trata de intentar conseguir que toque a Bish, entonces guárdatelo. —Se apartó con suavidad—. Lo siento, sé que sólo quieres ayudar y estoy... muy agradecida por lo que hiciste por mí. Harry tenía razón —sonrió—, una noche merece la pena. Pero no puedo lastimarlo. Algo más de esto y nos perjudicará a los dos. Tengo que parar esto.

Luego se volvió y se dirigió directamente a Jonathan. Él sonrió sorprendido por ella y movió su brazo para que le pase en la fila para el desayuno. Me asomé a Bish, preguntándome si lo vio. Él lo hizo.

Genial.

Rápidamente me dirigí hacia él tan dama como pude y le impedí golpear a Jonathan hasta hacerlo polvo. —Bish —dije y puse una mano en su pecho para detenerlo—. Piensa en ello. Solo estás demasiado alterado porque tu cuerpo está loco porque ella está con él.

—¡Me está molestando justo ahora!

—Es sólo la imprimación. Te hace sentir sobreprotector. Jen está sufriendo y tratando de averiguarlo. Si haces una escena en este momento, vas a moverte hacia atrás, no hacia adelante.

Suspiró en una queja. —¿Así que se supone que debo quedarme sentado y mirarla hacer cosas para hacerme enojar a propósito y fingir que no me molesta?

—¿Por ahora? Sí. Por favor. Voy a resolver esto por ti, pero ahora tenemos algunas cosas gravemente jodidas de las que ocuparnos y tienen que ser tratadas en primer lugar.

Levantó las manos en su nuca y cerró sus ojos. —Está bien. No tocaré al niño bonito.

—Gracias.

—Voy a... uh... —Sus ojos se clavaron en María. Sonrió. Miré para ver, también. María lanzaba uvas en el aire capturándolas en su boca. Entonces riéndose para sus adentros mientras no había nadie más a la mesa con ella. Bish se fue sin decir una palabra y caminó derecho a ella. Miré y pude escuchar la conversación en su mente.

—Hola, María. Eres muy buena en eso, niña —dijo.

—Lo sé —soltó—. Este muchacho en la escuela me enseñó. Pero luego sacó mi cola de caballo en el patio al día siguiente, así que ya no soy muy amiga de él.

—¿Por qué tiró de tu cola de caballo?

—Mamá dice que los niños las tiran cuando les gustas —susurró con voz de disgusto—. Pero creo que mamá ha estado mal informada.

Bish soltó una carcajada y me tapé la boca para que la mía no saliera y la gente pensara que estaba loca por hablar conmigo misma.

—Bueno, tu madre tiene razón, más o menos. Los muchachos a veces lo hacen cuando les gusta una chica, pero también son muy agradables cuando les gusta una chica.

—¿Así que te gusta mi mamá? ¿Por eso eres tan amable con ella?

—preguntó con indiferencia.

—Me gusta tu mamá. ¿Está bien?

—¡Sí, por supuesto! Tal vez debes decírselo a ella —razonó y lanzó otra uva en el aire atrapándola con facilidad—, entonces apuesto a que a ella realmente le gustarías.

—Tal vez —le dijo Bish con una sonrisa triste.

Parece estar funcionando tan bien para ella.

Salté de la mente de Bish y busqué a Harry. Teníamos que mostrar a todos las visiones que había tenido. Teníamos que poner fin a esto de una vez por todas. Por alguna razón, las visiones se habían detenido a sí mismas o algo siempre parecía empezarlas. No entendía por qué, pero no podía dejar que eso vuelva a suceder.

Harry y Rodney discutían algo en la puerta. Rodney le decía que había estado siguiendo a Ruth y ella estaba en problemas. Harry miró en mi dirección, pero ya estaba llegando a ellos.

—Vamos —dijo Rodney y dirigió el camino—. Estaba un poco dudoso porque nunca bajó a cenar anoche, por lo que esta mañana fui a ver cómo estaba, ya que parecías tan preocupada por ella antes. Pero cuando llegué a su habitación, se encontraba vacía. Tan vacía como podía, sus cosas habían desaparecido, también.

—¿Qué? —pregunté horrorizada. ¿Qué hicieron con ella? Tomamos las escaleras de dos en dos y nos dirigió a una puerta.

La abrimos para encontrarla vacía.

—¿Dónde está? —pregunté en una ráfaga—. ¡¿Dónde está ella?!

—Cálmate —dijo Harry y miró alrededor antes de conducirme a la sala—. La encontraremos.

—¿Cómo? —pregunté con histeria.

—Bueno, es la única Malik a la que podías oír los pensamientos. Puedes buscarla. —Harry estaba calmado y mirándome seguro. Tomé una respiración profunda y la contuve durante unos segundos antes de exhalar lento y largo. Podía encontrar personas si me concentraba, lo había hecho antes.

Me acordé de ayudar al chico de la heladería en California y a su madre. Y así, allí se hallaban delante de mis ojos. Ella estaba de compras para él, tratando de alcanzarlo para dejarla comprar una camisa de botones. Él se rió y negó con su cabeza y luego señaló a una camiseta ¡Cabs Here! en su lugar. Ella puso los ojos en blanco y tomó la camisa de la barra. Sonrió mientras ella le pasó el brazo por sus hombros y la apretó. Seguían en California, nunca se fueron a casa, y eran maravillosamente felices y estaban bien. Ambos trabajaron juntos en el restaurante y tenían un pequeño apartamento de mierda que amaban.

Me empecé a sentir culpable por espiar, también por quedar atrapada en algo más cuando tenía una misión. Harry me miró con su frase favorita en la punta de la lengua. —No digas eso —le dije.

—¿Qué? Eres increíble.

Suspiré, realmente no me sentía increíble en estos momentos. Me concentré en Ruth, en cómo nos contó todos los secretos de su familia que podía y trató de ayudarnos. Sentí algo. Algo que marcó su camino dentro de la parte de mi cerebro y volví mi cabeza para enfocarlo. Dejé ir todos mis sentidos y lo sentí por ella.

Cambios (Harry Styles y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora