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Emilio.

Abrí los ojos de golpe, estaba en el sofá, la televisión estaba encendida, me había quedado dormido otra vez.

-¿Papá? -Ian y Karl se pararon a los pies del sofá, mirándome- Oh, aquí estás, te estuve buscando, papá Joaquín quiere que vayas, dice que necesita tu ayuda, está en el patio con la tía Sharon.

-Sí, si ya voy -me levante tallando mis ojos con pereza, pero que sueño de mierda tuve.

-¿Te desperté? -preguntó luego de que me levantara.

-No campeón, ya había despertado, además creo que dormí demasiado - revolví sus cabellos castaños y él sonrió mostrando sus hoyuelos.

-¿Después de comer iremos a la cabaña del bosque a tomar fotografías?, quiero mostrarle a Karl unas fotos de algunas ardillas que olvide en la cabaña.

-Claro, ya te lo había prometido -sonreí y salí de la sala mientras el pequeño y Karl se sentaban en el sofá para cambiar el canal que antes estaba.

Camine por el pasillo directo al patio, el olor de la comida llegó a mi nariz en cuanto salí, Joaquín me miró y sonrió.

Camino hasta mi lado y tomó mi mano para llevarme junto a la hamaca donde estaba mi pequeña princesa.

-Dormilón, necesito que cuides a Mía, mientras Sharon y yo terminamos de hacer algunas cosas y después podemos comer.

-Claro, yo la cuido -la tome con cuidado de la hamaca intentando que no llorara, tenía los ojos bien abiertos y miraba a donde sea que escuchara ruidos, toda una pequeña entrometida, le decía yo.

-Vaya, ya era hora de que hicieras algo, creí que solo dormirías todo el día -dijo Sharon sonriendo burlona.

-Ja-ja pues ya vez que no -mire a mi nena, mi bebé, ella me miraba con esos ojos color miel, grandes y bonitos- Hola princesa -sonreí cuando su pequeña mano se estiro tomando uno de mis dedos, y apretando lo con fuerza- Cuando crezcas, te llevaré a pasear por todo el mundo, junto a tu hermano -mire a mi chiquito bonito, obviamente él vendría con nosotros- Claro, que con papá Joaquín también.

Recuerdo cuando nació, era tan pequeña que me daba miedo dejarla caer, pero cuando la sostuve por primera vez, ese miedo cambió por felicidad.

-¡TÍO EMILIO, TÍO EMILIO! -grito Karl, mientras corría por todo el patio con Ian detrás de él, hasta llegar a mi y correr a mi alrededor.

Epa!, tranquilos vaqueros, ¿qué les pasa? -sujete bien a Mía para no dejarla caer.

-Ian, intenta golpearme! -el pequeño frunció el ceño mirándolo mal.

-¡Tú le has dicho a Nina que soy feo!.

-Amm...

-A ver, ¿qué les pasa?.

-Pasa que Nina vino para que jugaramos en el patio, y Karl, le dijo que no, porque yo le iba a pegar lo feo -cruzo los brazos.

-Bueno, ya, lo siento... Es solo que siempre juegas con ella y a mi me olvidas, hasta en la escuela haces eso.

-Haa, esto no es asunto mío, mejor me voy -camine hacia atrás de forma lenta- Deberían hablar, o pelear, no lo sé, lo que pase primero -dije alejándome de la situación.

Mire a Mía, tenía sus ojitos cerrados y su dedo pulgar en la boca.

-No puedo con esos dos que solo tienen 6 años, ahora no me imagino que haré cuando tengas 18.

-Intentar ser buenos padres y dejarla ser libre de decidir que es lo que quiere en su vida -mire atrás, era Joaco, con una sonrisa hermosa en su rostro.

-¿Hablas de ser una copia de mi madre?.

-Debes admitir, que fue una gran madre y consejera, de hecho aún lo es -se acercó posando sus manos al rededor de mi cuello sin llegar a aplastar a la bebé.

-Tienes razón, aun lo es -mire a la hamaca. Mi madre estaba sentada con ambos niños a su lado hablándoles de algo, no se lo que era pero seguro era algo entretenido, lo sé por la forma en la que sus rostros muestran que le están poniendo atención.

Joaquín se paro de puntitas hasta alcanzar mi rostro.

-¿Me besas?.

-Sabes que sí -incline mi cabeza alcanzado sus labios. Todo parecía estar en orden, en paz, tan tranquilo que parecía irreal, como un sueño del que no quisiera despertar. Unos segundos después nos separamos y miramos si la pequeña en mis brazos seguía dormida, efectivamente, ella seguía dormida, parecía tan calmada como si nada pudiese despertarla. - Sabes a durazno.

-Es nuevo, ¿te gusta?.

En ese momento que estaba apunto de responderle, todos se desvaneció y mis ojos comenzaron a pesar, hasta que caí en la cuenta de que... Estaba dormido, había sido un puto sueño.

Joder. Me levante rápido del sillón, mis ojos picaban y en mi garganta crecía un nudo, pensé que era real, pero no lo era y después de soñar con a mi Joaquín a mi lado otra vez, despierto y estoy solo, no e querido dormir en la habitación, aun hay cosas suyas y me duele, me duele mucho que no esté.

Comencé a sollozar cada vez más, jalaba mis rizos con fuerza, casi sentía que podría arrancarlos de mi cabeza, esto me afectaba más de lo que pensé, limpie las lágrimas derramadas de mis ojos y camine a la puerta tomando las llaves del auto, ni siquiera me moleste en buscar un abrigo o en los reporteros en el patio, solo salí de la casa dispuesto a buscar a Joaquín.

Joaquín.

Aprovechaba que Ian no estaba, para empacar la maleta mientras escuchaba música, estaba tranquilo, en paz, por una vez hoy en el día estoy tranquilo. No dormí anoche pensado en que solo faltaba un día para irnos a París. Mamá Niu vino esta mañana y dijo que nos acompañaría, no quiere que vayamos solos, pero se que solo quiere ir a ver los bellos rostros parisienses de algunos hombres.

Y de pronto, mientras empacaba, una canción de Emilio comenzó a sonar, y mi rostro se apago, todo lo bueno de mi día pareció nada en cuanto escuche su voz cantando una de las muchas canciones que cantaba o tarareaba mirándome a los ojos mientras las componía o pensaba en su letra paseando de lado a lado por la habitación.

Corrí rápido a apagar la música, no quería escucharlo, lo amo sí, pero me lastimo y no se como perdonarlo si no lo merece. ¿Cómo hago para no extrañarlo?, ¿cómo hago para no pensarlo?, no puedo, simplemente no puedo porque es una maldita parte vital en mi vida.

Suspire y mire a la mesita junto a la cama, arriba estaban los boletos y los papeles de adopción de Ian, ya estaban firmados, pero solo por mí.
Cerré los ojos y suspiré, tome un abrigo y las llaves del departamento, estaba por hacer algo tonto de lo que probablemente me arrepienta después.







Atte: Queen



Por Accidente (Emiliaco) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora