CARTA DE LOS DESQUICIADOS

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Perdoname, porque no fui buena amiga, buena compañera, no fui buena persona, cada que me decías que estabas hasta el piso de triste y que no podías más  yo sentía un sentimiento de egocentrismo, perdoname por no permitir que me dolieras, soy tan igualada que no me sentí culpable, no me sentí triste, ni siquiera sentí lástima, tú nunca me diste lástima.

Después de que descubrí que no me gustabas más, lo único que hice fue intentar sobrellevar la situación, no quería seguir engañandote haciendo que esto fuera más largo, así que pensé en dejar que nos olvidaramos poco a poco y de forma natural, pero hay que admitirlo... cuando habíamos llegado tan fondo lo natural no existía.

Con el tiempo dejé de poner menos palabras en mis textos, ya no hablaba y demostraba estar ocupada, pero por supuesto que notaste con tu sensibilidad poderosa que ya no te hablaba igual.

Unas cuantas preguntas profundas y terminamos dando final a nuestro intento de pareja.

Dejaste de hablarme como normalmente y yo tonta arrogante sentí que estaba sola.
Te tuve que pedir perdón, te tuve que decir que quería seguir siendo amiga tuya.