Estoy muerto, pero me siento más vivo que nunca. Mi cuerpo sin vida aparente yace en la cama de mi cuarto. No hay nadie, solo yo. Estoy bien, me siento a gusto en mi cuarto, aunque un impulso debido a mi desubicación que no acabo de entender me hace recorrer con la mirada el pequeño dormitorio, ahora iluminado por un tímido haz de luz. Todo parece igual, la misma pequeña ventana al lado del armario rojo, el mismo escritorio desordenado con una capa de polvo por el desuso, el mismo altavoz donde reproduzco mis canciones favoritas, y por supuesto, un marco blanco en cuyo interior guardo y protejo la foto de mis dos mejores amigos y yo en el bosque. Me quedo un buen rato admirando el recuerdo sin prestarle demasiada atención.
En ese momento no me pregunté donde estarían mis amigos ni si sabían de mi estado, quizás debería haberlo pensado.
Unos segundos después de mi viaje entre los recuerdos mi mirada cambia de rumbo, Ahora tengo los ojos pegados en mi cara sobre el cojín. En este momento me viene un pensamiento a la cabeza: nunca antes me había visto la cara, siempre a través de reflejos, fotografías o videos.
Parece absurdo pero este pensamiento no me deja tranquilo y por alguna razón me atormenta. Hasta que de nuevo tengo la mente en blanco, ha entrado alguien en mi habitación.
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PAUSA
Bí ẩn / Giật gânuno nunca sabe quando va a morir i quando te das quenta que ya estas muerto es porque algo no anda bien