Prædictas Fatales et deos

Prólogo

-Caminaba por las calles nocturnas de Magnolia. Era tarde por la noche, sin embargo el gremio seguía abierto seguramente. Preferí irme a mi casa, tenía muchas cosas que pasar a limpio de mi investigación y quería jugar un rato antes de dormir-

-Heralda, un espíritu con apariencia de gato blanco y con muchas joyas puestas, llevaba mi cuaderno de notas, desde luego la manera más fiable para protegerlo. Esa era una de las razones por las que no me arrepentía de haber hecho el contrato con ella-

-Entré a casa en silencio. A pesar de que mis padres estaban fuera en una misión y mis hermanos estaban en el gremio, seguramente, no soy el tipo de persona que se dice ruidosa-

-Entré a mi habitación, dejé mi mochila en el suelo y mis notas en la mesa. Desaté mi coleta; me llega a la nuca pero cuenta como una, ¿sí? Me quité la capa y el chaleco de botones, me empezaba a molestar. Me fui a sentar para pasar algunas transcripciones y archivar traducciones. Me dí la vuelta para recoger mi cuaderno y Heralda se fue después de pasarmelo. Al estirar mi brazo vi el tatuaje de runas negras en mi antebrazo. No pude evitarlo y fue a verme a un espejo-

-Mi curiosidad fue grande y adquirí conocimientos increibles de magias casi perdidas pero el precio por esas magias era igual de grande que mi curiosidad. Tengo una personalidad tranquila, comúnmente, así que puedo pasar desapercibido-

-Vi mi reflejo en el espejo, cada tatuaje, cada runa, un recuerdo de donde estaba metido, no es que fuese magia prohibida pero sí peligrosa. Cuanto más poder quieres mayor es el riesgo y el coste-

-Un tatuaje en mis antebrazos derecho e izquierdo, otro en la zona donde estaba mi estómago, otro en mi rodilla derecha, y en la zona del corazón. Solo Simón sabía de ellos, ni mis padres, ni mis hermanos, ni nadie del gremio, solo él-

-Y ahora, aun sabiendo los costes, buscaba más, aumentando el riesgo. Simón ya me había advertido, como si no lo supiera, pero creo que me he vuelto adicto al peligro. Aunque parezco tranquilo y amigable, se me puede salir de las manos. Bueno, para eso está Heralda, otra razón para no arrepentirme de tenerla-

-Volví a mi cuarto, guarde mis notas en la mochila, agarré mi consola y me puse a jugar. Esa era una de las pocas cosas que me tranquilizaban-

-Pensándolo bien, llamarme Haru... Siendo hijo de un Dragon Slayer de Fuego y una maga celestial era hasta irónico-

₪₪₪₪₪₪₪₪₪₪₪₪₪₪₪₪₪₪

·09-04-2020·
·02:48 a.m.·