Stiles tenía días frustrado.
En la secundaria no le iba tan bien como quería; no con Harris encabezando la campaña de hundimiento contra Stiles —la cual aún no se había probado su existencia; pero que no por ello era menos real—, y ni mucho menos siendo ésta secundada por el entrenador, quien a pesar de caerle bien, se estaba proponiendo ser un total idiota en lo que iba de semana.
Deberes que entregar, entrenamientos a los cuales asistir e investigaciones que hacer. Y todo ello dejándole un rango menor de tres horas de sueño diario. E incluso, con Stiles durmiendo poco gracias al insomnio característico de su hiperactividad; tres horas era un tiempo muy pobre para reponerse de las palizas diarias que le propinaban en la mayoría de los ámbitos de su vida.
Las ojeras violetas que tanto le había costado deshacerse habían regresado, ésta vez dos tonos más oscuras que antes.
—Jodeer. —gruñó el chico entre dientes mientras mordía un bolígrafo. El sonido sonó amorfo al salir de sus labios, siendo más parecido al ladrido de un perro.
Perro...
Stiles tenía días sin pensar en perros.
El descubrimiento de aquello le dejó una pequeña sonrisa, una que rápidamente se borró al recordar lo que había sucedido a principio de semana. Justamente cuando todo comenzó a acumularse en sus hombros.
La manada estaba reunida en la reserva para practicar. Según los rumores de los conocidos de Cora, un grupo de lobos primerizos se desplazaba con rapidez por el país para causar estragos; el alfa que dirigía la manada quería tener un pequeño ejército bajo su poder para enfrentarse a Deucalión. Para todos los betas de la manada Hale sonaba muy incongruente que alguien tan nuevo quisiera darle pelea a un alfa tan sanguinario y asocial como Deucalión; hasta Stiles estaba de acuerdo en ello; pero para la manada McCall —porque si, Scott aún tenía ese pequeño desacuerdo con Derek acerca de la unión y dirección de la manadas— era una bandera roja en el cielo que debían atender rápidamente.
Por ende, ambos alfas estuvieron de acuerdo en algo por primera vez en mucho tiempo. Iban a entrenar juntos para combatir un mal común.
Incluso si Derek no veía ese mal tan lógico.
En ese entonces, el régimen de entrenamientos rudos se intensificó el triple. Huesos rotos sonaban cada minuto según el movimiento que hacían los betas, junto a las maldiciones de los humanos de la manada y los gritos más entrenados de Lydia. Stiles pudo apreciar de primera mano el asombroso progreso de su pelirroja amiga; y más que sentirse asustado de que un día ella pudiera romper sus tímpanos sin piedad, estaba muy orgulloso de que pudiera lograr lo que se proponía. Era como ver crecer a uno de sus hijos.
Stiles, por otro lado, estaba enfocado más en la parte de realizar protecciones que pudieran servirle a toda la manada sin necesidad de llegar a ser repelentes. Era difícil, no podía negarlo; mas no imposible.
Últimamente no había nada imposible para Stiles.
Ni siquiera hacer sus deberes —por lo menos en esa semana—; o acercarse a sus compañeros de manada sin resultar ser molesto. O irritante.
Y mira que le había llevado un poco de práctica perfeccionar eso.
Sin embargo, mientras él estaba sumido en su propio entrenamiento mental, los gritos de los lobos retumbaron estrepitosamente hasta sacarlo de su concentración. Se giró con rapidez, tanta que casi de marea, y escaneó el área en busca de peligro.
En retrospectiva; no había ningún peligro real; una amenaza externa a las rupturas óseas que sufrían los licántropos. Pero... si había un suceso alarmante.
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Celos incoherentes ||Sterek||
FanfictionStiles tuvo un mal día, una mala semana y una mala experiencia gracias a un comentario incoherente. --- →Diseñadora de la portada: @Nessa_campo 💗💗💗