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Recuerdo la desagradable sensación de un estomago revuelto no me dejo desayunar esta mañana. Tanto quería rechazar la idea de volver a un lugar al que no quiero ir, ver y escuchar a personas que no me interesan, y participar en un sistema educativo que no funciona. Lo único que me salvo de este semestre fue mi mejor amiga Julia, con la que siempre podría contar para mejorar cualquier día sin que lo intentara.

Podría explicar como nunca se me fue fácil crear vínculos con otras personas aunque quisiera, no importa cuánto lo intentara, se sentía como si la gente no quisiera estar relacionada conmigo, lo cual es aceptable, pero me hacía sentir que había algo mal conmigo cuando la realidad era otra y solo sobre pensaba las cosas. Julia no tenía estos problemas, ya que ella era bonita y agradable de voz la gente quería acercarse a ella. No es que yo fuera poco agraciada, pero definitivamente no éramos el mismo tipo de belleza, aunque Julia siempre se las arreglaba para hacerme sentir hermosa, y también me ayudo a hacer amigos, por lo que al menos en la preparatoria nunca estuve sola.

En mi salón de clase solo conocía a dos personas, sus nombres en esta historia no importan, pero jamás me imagine el impacto que tendrían estas personas en mi vida después, así que luego les contare sobre ellos dos. Sin embargo, aun al conocer a este par no nos consideraría amigos, al menos no todavía, por lo que durante mis clases me las pasaba relativamente sola.

Julia no formaba parte de mi grupo, solo nos veíamos en los dos descansos y horas libres que llegáramos a tener, las cuales recuerdo fueron muchas. Gracias a las habilidades sociales y pasadas amistades de Julia, conseguí entrar a un gran grupo de amigos que eran un año mayor que yo, lo cual me beneficio hasta justo antes de que se graduaran, ya que me ayudaban con trabajos y profesores que les habían enseñado en semestres anteriores. Todos eran agradables y graciosos, y específicamente hice conexión con una chica llamada Jenzy, recuerdo lo fácil que me fue abrirme con ella, era dulce y honesta, al igual que Julia le era fácil hacer amigos y todos la adoraban. Me presento con sus amigos más cercanos, los cuales formaban parte de su salón, con la única excepción de un chico llamado Dylan, los demás amigos los iré mencionando dependiendo de su importancia a lo largo de la historia.

La única persona de este grupo con la que me fue complicado hablar fue con Timothée. Era difícil de tratar, no parecía confiar en nuevas personas y yo era la única nueva en ese lugar. Mis primeros pensamientos sobre el fueron que era descortés al no dejar de mirarme en ningún momento como la extraña en el grupo.

— ¿Cuál dijiste que era tu nombre?

No sabía que me sorprendía más, que no recordara mi nombre o que me estuviera hablando. Aunque su pregunta demostrara interés, su lenguaje corporal seguía siendo arrogante y desconfiado.

— Sandrine.

No pude evitar en ese momento copiar su actitud fría hacia mí. Intentaba convencerme a mí misma que si yo no le interesaba él tampoco me interesaría a mí.

Al final de mi nuevamente primer día de clases, termine con un máximo de seis clases y nuevos amigos que esperaba no fueran temporales.

Julia estaba esperándome en la entrada de la escuela para irnos juntas, sin embargo, no estaba esperando sola, Ian, el cual era uno de los chicos que me presento Jenzy esa misma mañana estaba con ella. Ian tenía una gran presencia para ser un hombre, no importaba donde estuviera todos voltearían a mirarlo más de una vez, pero al mismo tiempo me daba unas energías que me susurraban que no confiara tanto en él, en especial cuando sonreía en esa forma coqueta a todas las chicas.

— Cariño, Ian va a ir con nosotras parte del camino, ¿está bien? — dijo Julia, una vez llegue a su lado.

Asentí dándole mi aprobación a que nos acompañara, aunque no me sentía del todo bien podía sentir la decepción en el aura de Ian al no poder ir a solas con mi mejor amiga, lo cual me hizo sentir instantáneamente mejor.

— Espera, alguien iba a venir a conmigo.

— ¿Quién? — pregunte a Ian, el cual nos detuvo de irnos.

Por un segundo la duda inundo sus gestos antes de hablar, podría jurar que estaba nervioso. Nos dijo que le hablaría a su amigo para después alejarse unos pasos de nosotras.

Me sentí irritada, no sabía si era por Ian, por el hambre que iba progresivamente creciendo o por la necesidad de salir de una vez de la escuela. Julia comenzó a regañarme por mis expresiones de disgusto, a lo cual la culpe a ella ya que si no estuviera esperando con este tipo ya nos habríamos ido y estaríamos más cerca de comer algo, mi amiga simplemente me dijo que tenía que tener más paciencia mientras se abrazaba de mi brazo con el suyo.

Finalmente, salimos de la escuela los tres después de que Ian dijera que su amigo lo estaba esperando en una esquina fuera de la escuela, esquina que, por fortuna, estaba en dirección a la que Julia y yo nos dirigíamos.

Mientras mi amiga hablaba con Ian, yo pude notar a la distancia que el amigo que también nos iba a acompañar era Timothée. En su momento no le tome importancia, ya que pensaba ignorar a los chicos hasta que solo fuéramos Julia y yo de camino a nuestras casas, pero después de llegar a su lado, saludarlo y caminar unos segundos los cuatro, Ian tomo del otro brazo a mi mejor amiga, haciendo que ella se soltara del mío y dejándonos a Timothée y a mi unos cuantos pasos atrás.

La incomodidad del silencio y el hambre que tenia se estaba peleando en mi estómago, solo podía maldecir en mi cabeza no haber traído audífonos en mi mochila ese día, así talvez me hubiera salvado de tener una conversación con el chico a lado mío. 

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⏰ Última actualización: Dec 28, 2021 ⏰

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𝑰𝒏𝒗𝒊𝒆𝒓𝒏𝒐 [t.h.c.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora