Comencé a caminar hacia Noah. Me detuve a unos centímetros de él y me dediqué a mirarle fijamente. Le inspeccioné de arriba a abajo con la mirada y entonces lo vi. En su camiseta blanca/rosa había varios cortes que daban paso a varias puñaladas. Le miré preocupada, cogiéndole de la mano y llevándole hacia el sofá. Tranqué la puerta con varios muebles de la sala para así asegurarme de que nadie entrara. Fui corriendo al baño y cogí algo de algodón, un bote de agua oxigenada y una aguja (junto con una bobina de hilo). Me dirigí nuevamente al salón. Noah estaba tumbado en uno de los sillones. Me arrodillé junto a él para poder estar más cerca de sus heridas. Le quité la camiseta y cogí el agua oxigenada y un trozo de algodón. Comencé a curarle las heridas con cuidado, mientras él me miraba y de vez en cuando se mordía el labio inferior, expresando su dolor. Me dispuse a coger el hilo y darle algunos puntos en las heridas que lo necesitaban.
- Esto te va a doler un poco - le dije.
- Lo sé - me dijo -. Pero ya estoy acostumbrado al dolor.
- ¿No se supone que los vampiros se curan solos? - le pregunté, enarcando una ceja.
- Hay algunos que....¡Ay! ¡Se un poco más delicada! - me dijo, quejándose.
- Eso intento - le respondí, haciendo una mueca.
Una vez haberle curado y cosido las heridas, volví nuevamente al baño y dejé las cosas que había cogido. Abrí varios cajones en busca de vendas, gasas y esparadrapos para poder ponérselos encima de las heridas y así evitar posibles infecciones. Volví a la sala y le coloqué los esparadrapos encima de las heridas. Las vendas al final no me hicieron falta, por lo que las dejé en el baño. Tras acabar de curarle, me senté en el sillón más próximo al suyo. Le pregunté que si quería un vaso de agua o algo de chocolate que había escondido en la habitación, pues era todo lo que podía ofrecerle.
- Un vaso de agua no me vendría mal - me dijo, dedicándome una pequeña sonrisa.
Se le traje y él se le bebió en un instante. Me fui a la habitación e inspeccioné los cajones de la cómoda, tratando de encontrar ropa que pudiese valerle a Noah. Al final encontré una camisa blanca y unos pantalones negros bastante viejos (como toda la ropa de la cómoda). Se los llevé a la sala y él comenzó a quitarse la camiseta con dificultad. Me acerqué a él para ayudarle a vestirse, ya que las heridas lo hacían todo más difícil. Comenzó a quitarse el pantalón y yo, instintivamente me di la vuelta, pues aquel momento me hacía sentirme un poco incómoda. Me dijo que ya había terminado de vestirse y me di la vuelta. Me senté junto a él en el reposabrazos del sillón y nos pusimos a ver una película en netflix. Una vez terminada la película, nos tocaba decidir dónde iba a dormir cada uno.
- Tú dormirás en la cama y yo en el suelo - le dije.
- Ni hablar - me contestó -. No permitiré que duermas en el suelo. Si no te importa, podemos dormir los dos en la misma cama. Es lo suficientemente grande para que entremos los dos, aunque si no quieres yo dormiré en el salón.
"No puede dormir en el salón estando en ese estado" pensé. "Como sé que no me va a dejar dormir en el suelo, no tendré otro remedio que dormir con él".
Esto va a ser raro. Acepté su propuesta. Cogí un camisón y una especie de shorts de la cómoda y me dirigí al baño a cambiarme. Cerré la puerta y la tranqué por seacaso, aunque no creía que Noah fuese capaz de entrar en el baño tan descaradamente. Me quité la ropa que llevaba puesta y, tras vacilar un momento, también el sujetador, pues se me hacía muy incómodo dormir con él. Ya con la ropa puesta, volví a la habitación, encontrándome a Noah ya metido en la cama. Solo llevaba puestos los boxers. Me sonrojé un poco y miré hacia otro lado, rezando que Noah no se hubiese dado cuenta. Él tan solo me miraba fijamente de una manera un tanto rara. Recordé lo que había pasado cuando le intenté abrazar una vez. Me había dicho que podía ser peligroso acercarme tanto a él, pues a veces no podía controlar su sed de sangre. Me estremecí y, tras dudar un poco, le pregunté:
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Las cuatro estrellas (CANCELADA)
VampirosUna tranquila ciudad se ve interrumpida por una serie de misteriosos asesinatos y desapariciones. Emma, una niña de catorce años, decide investigar qué sucede cuando presencia uno de ellos, el de una de sus compañeras de clase. No sabe quién es, per...