Sam (POV):Cuando escuche la voz de Liam tras las puerta no podía creer lo que mis oídos estaban percibiendo.
¿Qué hacia él ahí?
¿Cómo había entrado? Bueno, esta respuesta si la sabia. Al irnos de mi casa vi como la puerta estaba arrancada de cuajo.
No pude evitar agradecerle el haberme salvado, el haber impedido que mi padre me pegase semejante golpiza que a saber que hubiese sido de mí. No podía entender como había llegado en el momento justo para protegerme. Como había dejado a mi padre inconsciente en el suelo, cosa qué, al principio me asustó, e incluso pensé en ir a ver si seguía vivo, pero después de recapacitar ignoré ese sentimiento.
¿Por qué mi corazón no podía odiar a mi padre? Seguía queriéndolo, aunque me haya destrozado en mil pedazos.
Cuando me refugié en los brazos de Liam sentí una paz inmediata, y no pude evitar el llorar, llorar por todo. Por mi madre, por mi padre, por el daño físico, por el daño psicológico, por mí. Nadie debería vivir este infierno, nadie debería saber lo que es que tu padre, él que en algún momento fue tu mayor héroe, se haya convertido en tu mayor villano.
Al llegar a semejante mansión y ver a Kayla, hizo que me derrumbase de nuevo, ella es como una hermana para mí. Cuando Kayla dejo de pertenecer a su antiguo grupo, todo el mundo pudo conocer la realidad de ella. Siempre ha sido diferente, no es que las animadoras malvadas sean un cliché, simplemente eran tres de ellas, Lana y dos de sus secuaces. El resto eran chicas normales que, a pesar de no ser unas maleantes, también traicionaron a Kay.
Y ahora aquí estaba yo, sentada en una silla en una de las habitación de donde vivía Kayla y su intimidante novio.
Que, sinceramente, parecía un capo de la mafia con tantos guardias rondando alrededor de él y ese aura que había a su alrededor.
Estaba esperando a que Liam apareciese con un botiquín para curarme el moretón que mi padre había hecho en mi mejilla. Que aquel chico pusiese sus manos sobre mi piel me ponía extrañamente nerviosa, su contacto era diferente al de cualquiera, producía en mi un cosquilleo que, aunque era inusual, me gustaba.
Por la puerta entro Liam con una maletita roja en la mano. Su sonrisa hizo que yo también sonriese, a medida que se iba acercando mas nerviosa me iba poniendo. Se sentó en la silla que había en frente de mí, y abrió el botiquín.
- Como es moretón no te escocerá. Simplemente hará que el dolor se reduzca y la curación se acelere. – Asentí sabiendo de que crema se trataba.
- Si, gracias. – Este me volvió a sonreír.
Que sonrisa más bonita.
Sus dedos extendían la pomada con extrema delicadeza en mi mejilla. Cerré los ojos dejándome llevar por la sensación que me estaba produciendo. A pesar de que me molestaba el golpe, sus dedos me acariciaban de tal forma que me aliviaba el dolor con su simple contacto. Era muy agradable.
- Ya estas bonita. – Abrí los ojos algo avergonzada. – Imagino que querrás saber como supe lo que estaba pasando en tu casa. – Asentí sin hablar. – Bien... - Cogió una bocanada de aire antes de empezar a hablar. – Kayla me comento sus sospechas, por favor no te enfades con ella, estaba realmente preocupada por ti. – Baje la cabeza apenada por haberle mentido. – Ey... - Levanto mi rostro para conectar nuestros ojos. – No pasa nada, tenias miedo, y era normal. - ¿A caso Liam era perfecto?, pensé sonriendo. – Kayla, Enzo y yo, pusimos cámaras de vigilancia en tu casa. – Automáticamente mi rostro cambio, fruncí el ceño. – No...nosotros queríamos corroborar lo que imaginábamos, solo pusimos en las zonas comunes, y por lo que vi, suficiente fue. – Me levante de la silla con sentimiento encontrados.

ESTÁS LEYENDO
Mi perdición. #MT3
WerewolfÉl es Liam Wells, con una personalidad arrolladora. No es el típico chico malo, al contrario, es alguien tierno, romántico, y simpático. Él es él Beta de la manda Trisquel, y su vida de un vuelco cuando encuentra a su chica, su alma gemela, su mate...