Inhalada.
Exhalaba.
Estaba delante su pasado.
En su máxima y literal expresión.
Estaba temerosa.
Pero dio un paso adelante.
Se sentía demasiado vulnerable hacia sí misma, tanto que le causaba cierta repulsión y unas terribles ganas de salir de allí antes de quedar atrapada por siempre bajo el poder de la opresión que ejercían sobre su cuerpo físico.
Ahora lo sabía, era débil y no iba a negárselo porque si no todo habría sido de otra manera. Quizás podía luchar contra ello, pero no estaba lista o no quería hacerlo, cualquiera de las cosas era de esperarse.
Apartó los mechones de cabello cobrizo de su frente y observó con mayor atención lo que frente a ella vislumbraba: demasiadas puertas, de todos los tamaños y formas, algunas coloreadas en tonos naranjas y otras en tonos azules, otras grises y faltas de color. Algunas cubrían las paredes, otras yacían en el techo del estrecho pasillo por el cual caminaba con desgano.
La iluminación era escasa, pero suficiente como para permitirle descubrir una puerta, la puerta que le habría paso hacia su niñez.
Tomó del pomo y lo hizo girar, pero no empujó la puerta, el valor que sentía hacia un momento se había calcinado como el papel cubierto en llamas, ahora solo quedaban cenizas que continuaban agobiando su sentir y pensar.
—En esto te has convertido —se dijo a si misma, con la voz entrecortada y las lágrimas retenidas en sus lagrimales—. Creí que eras fuerte, mierda, creí que podía con lo que fuera.
Se echó al suelo, impactando sus rodillas al suelo con frustración, apartó la mano del pomo y apoyó su cabeza se la puerta hasta que tomó nuevamente fuerza, aunque ella no le llamaría de esa manera.
Giró el pomo y empujó.
Esperaba no arrepentirse.
Estaba frente a una biblioteca de cassettes esperando a ser reproducidos. Algunos yacían amontonados unos con otros formando una especie de montaña muy mal estructurada.
Se levantó del suelo con mala gana y lentamente caminó hacia ellos.
Finalmente estaba delante todos esos recuerdos nuevamente. Tomó uno entre sus manos y leyó las palabras grabadas en él: "Fiesta familiar".
El nombre era demasiado inofensivo, pero el recuerdo demasiado destructivo.
Con los dedos temblorosos lo llevó hasta el reproductor y esperó hasta tener delante sus ojos las imágenes que aún seguían vivas en su memoria.
Las primeras personas que vislumbraron delante sus ojos fueron su madre y padre, ambos despellejaban a una de esas grandes bestias que en su planeta habitaban, la habían cazado y ella lo recordaba no como un día de banquete, sino como el día en el que recibió el primer corte en su piel por ser una entrometida.
No pudo más.
Sacó el cassette con el corazón latiendo a miles de millas por hora, estaba asustada, comenzando a sentirse ansiosa. Levantó su delgada camiseta hasta despojarse de ella y observó en su hombro la cicatriz que había quedado de ese día.
Respiró profundamente.
Tragó en seco.
—Ya pasó, eso ya pasó, no seas niñata Kaaira —se repetía en un intento de tranquilizarse, lo necesitaba, pero las cicatrices en su abdomen hacían tanto ruido como la de su hombro.
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Homeri Oddysea Universum
Science FictionEl llamado de auxilio proviene de todos los rincones del universo que sucumbe bajo el poder de un imperio, no queda mucho y las fuerzas se disipan cada vez más rápido. No hay forma de escapar. La sangre llama. La muerte espera paciente. La guerra e...