CAPÍTULO 17

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-¡Traiganlos delante de mí!

La voz grave produjo un eco en el inmenso lugar, retumbando sobre las paredes y causando impacto sobre aquellos que conformaban el alto mando, un grupo de elegidos al cual había pertenecido hacia no mucho tiempo aquel rebelde que caminaba bajo la miradas de desdén y desprecio de sus compañeros.

Detrás suyo llevaban a la rubia, dos guardias, uno en cada lado aguardando para inmovilizarla de haber algún arrebato.

Los halos de luz violeta estaban aferrados a sus muñecas, tobillos y cuello, cumpliendo la función por la que fueron diseñados, justo para un suceso tan importante como lo era aquel.

Un momento que se escribiría en la historia.

-¡Soldados! -exclamó aquel hombre proyectando su voz nuevamente-. Tenemos aquí a dos de nuestros rebeldes o como se hacen llamar, la verdadera esperanza del universo -habló con sorna, observando desde la altitud con una expresión indiferente grabada en su rostro.

Las rodillas de ambos rebeldes impactaron contra la superficie del suelo dolorosamente, causando un estruendoso sonido.

Mack mordió su labio inferior interrumpiendo la salida de un quejido venido de sus adentros, para luego observar al castaño a un metro aproximado de distancia.

Y fue ahí cuando sintió estar acabada.

¿Entregarse fue la mejor opción?

Ya no lo parecía.

No estaba segura y su cabeza estaba llena de dudas, miles de emociones y pensamientos que le ahogaban y le hacían perder la razón y todo rastro de seguridad que guardaba su corazón y su valor.

-¿Cómo eres tan patético? -burló, llamando la atención de Aiden-, después de que te hice parte de mi imperio, después de que te acojí como mi propio hijo, ¿así es cómo me pagas? -negó con la cabeza y llevó una mano a su pecho, donde su corazón palpitaba sereno, fingiendo un dolor que realmente no sentía.

El silencio impregnó el lugar por un momento.

-Eras un pequeño indefenso cuando te encontré -agregó con nostalgia.

-Me llevaste a la fuerza -espetó Aiden entre dientes, sin levantar la mirada del suelo-, ¡me sometiste!, ¡usaste mi poder para reunir tu ejército!

Vociferaba, como si una tormenta hallada en su interior comenzaba a desatarse. Sus palabras iban cargadas de odio, de un odio que nunca había podido controlar.

-¡¿Qué habría sido de ti sin mí?! -exclamó sobre aquellos gritos, proyectando aún más fuerte su voz burlona.

Aiden mantuvo silencio mientras negaba con la cabeza y apretaba la mandíbula.

-¿Qué habría sido de ti con un poder como el que tienes, estando solo en tu planeta, bajo el cuidado de un padre y un hermano que te detestan y odian a muerte? -cuestionó antes de soltar una carcajada-, ¡eres todo un hombre!, se deben tener muchas agallas para asesinar a quien te dio la vida, irónico, ¡¿no lo crees?!

Las palabras iban como balas, directamente hacia él, desmoronando poco a poco aquella máscara con la que le veían los demás, aquella máscara que ocultaba su dolor, los errores de su pasado y todo lo que corroen sus recuerdos en su interior.

La rubia susurró su nombre, esperando que pudiera escucharla, y así fue.

Cruzaron miradas por un momento y pudo ver sus ojos corromperse con el dolor que guardaba. Enrojecidos, listos para desprenderse de aquella laguna de lágrimas que se desbordaba en sus ojos.

Homeri Oddysea UniversumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora