Capítulo 9

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—Día 18—


Cuando los médicos de Lexa decidieron comenzar a retirar los sedantes que le mantenían en coma inducido, la Dra. Mackenzie había sido honesta y directa con Clarke sobre lo que aquello podría significar.


»Normalmente, cuanto más tiempo un paciente está en coma inducido, menores son las posibilidades que se despierte. Si lo hace, la mayoría de los pacientes no pueden lograr una recuperación completa, sus funciones cerebrales se ven afectadas o nos encontramos con otros tipos de lesiones que no podemos prever.

»El caso de Alexandra ha sido bastante excepcional, sus análisis y estudios se ven muy bien. Es por eso que creemos que sus posibilidades de despertar son altas, a pesar del tiempo que ha estado en sedación. 

»¿Cuánto tiempo podría tomar en reaccionar? No sabemos... podría tomar horas o días... pero, aun así, debes saber que todavía existe el riesgo de que ella no lo logre.

»No quiero asustarte con esto, solo quiero que estés preparada para todos los escenarios posibles, porque incluso si despierta, podrían existir algunos problemas debido al tiempo que ha estado inconsciente; si estas secuelas serán temporales o permanentes, aún no lo podemos decir .


En aquella ocasión, Clarke, escuchó atentamente al médico y su corazón se encogió. Sabía que estaba en la obligación de mencionar todos los escenarios posibles, porque, de una forma u otra, siempre te preparan para lo peor, incluso si lo peor no sucede.

Sin embargo, después del impacto inicial de sus palabras, Clarke, había descartado, fuera de su mente y corazón, cualquier otra posibilidad que no fuera un despertar; y aunque sus esperanzas a veces se debilitaban un poco, había tratado de mantener una mente positiva y la moral alta. 

Lexa se despertaría, esa había sido su convicción y su esperanza.

Obviamente, sabía que Lexa no saltaría a la vida como si nada hubiera pasado; y el médico había mencionado algunos de los problemas que la mujer podría tener que enfrentar.

Desorientación, funciones motoras limitadas, problemas del habla y visuales, pérdida de memoria, daño cognitivo, entre otros. Si esas u otras secuelas serían permanentes o no, solo el tiempo y las evaluaciones posteriores lo dirían. Pero dentro de todo lo que había dicho, nunca había hablado sobre la posibilidad de que Lexa se despertará tan consciente de su entorno como lo había hecho hace dos días atrás.

Clarke había soñado muchas veces que cuando Lexa despertará le recordaría como si fuera parte de su vida, a pesar de la forma en que se conocieron. Sin embargo, era tan improbable que aquello sucediera, que, inconscientemente, se resignó al hecho de ser una completa desconocida para la otra mujer.

Por la misma razón, se sorprendió por completo cuando Lexa le habló y mucho más cuando dijo su nombre, porque nada de lo que había sucedido aquel día había sido una posibilidad real antes; solo había sido parte de sus sueños.


Entonces, todo se detuvo abruptamente, y de repente, Lexa, miró profundamente a los ojos de aquella mujer.

Clarke estaba paralizada por la intensidad y la emoción de su mirada; su corazón casi se detuvo cuando notó que Lexa iba a decir algo.

—¿Clarke? —dijo Lexa de pronto, como si su mente se hubiese despejado y solo una cosa le ocupó; los recuerdos con aquella mujer.

Clarke no podía creerlo, su corazón casi se salió de su pecho cuando escuchó su nombre salir de aquellos labios; Lexa sabía su nombre, le había recordado.

Un viaje inesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora