Cueva misteriosa

35 7 1
                                    

1 de setiembre del 19XX.

Algo que es muy común acá en la Sierra peruana, es que desde muy temprano se debe de llevar al ganado a pastar, y cuando digo muy temprano, hablo que desde las 4 am ya deberías ir saliendo.

Esta tarea es usualmente encomendada a niños. Que ya desde los 6 años toman esta enorme responsabilidad. Sí, es irresponsable por parte de los padres. Peligroso, pero así es la realidad y costumbres en este lugar.

Los padres le enseñan esto a sus hijos, ellos crecen y hacen lo mismo con los suyos. Creando una cadena de generaciones donde ya lo convierten en algo común. En fin, al primo de Suyan, Ramón, se le encomendó esta tarea. Un pequeño niño de solo 9 años. Que debe llevar a pastar 12 ovejas en lo alto de los cerros, donde hay mucha vegetación, y luego regresar con el ganado.

Pobre de ti que no regresaras con el ganado. Una sola oveja perdida equivalía a 20 correazos, y esto solo para empezar el castigo. Es injusto, una tarea tan importante a unos niños tan inocentes, pero así es la realidad vuelvo a repetir. Desde las 4 am hasta las 6 o 7 am, es en ese horario donde ya deberías estar regresando.

Suyan ya lo hizo a su debido tiempo, ahora ella se encarga de las chacras de papa. Con su fuerza  este trabajo es como anillo al dedo. Pero ya eran las 8 am y el niño aún no regresaba.

La preocupación comenzó, así que por encargo de su tía fue a revisar el sitio donde suelen ir los niños a pastar el ganado.

Pero la mayoría de niños ya había regresado, Suyan se asustó. En su mente se imaginó algunas situaciones, se imaginó la reacción de sus tíos si ella volvía sin el niño.

Todo mientras seguía corriendo en dirección al pastisal. ¿Secuestro?.


Es muy sabido que existe el mal y mucho más en esta zona poco alumbrada y apartada de las personas, hubo una historia que también recordó:

"Un señor regresaba a casa de una fiesta, de otro pueblo. A 2 horas cruzando los desolados cerros, totalmente ebrio. El señor caminaba por estos oscuros pasajes, cuando frente a él, se le apareció Demetrio, el ex alcalde del pueblo. Montado en un caballo, completamente desnudo. El borracho se rio a carcajadas y se acercó a él, le preguntó:

—¿Qué haces mi amigo?, desnudo y en tu caballo, ¿Acaso no sientes frio?

El alcalde sonrió, volteo la mirada y empezó a cabalgar su caballo con dirección al pueblo.

El borracho gritó:  —Hey, espérame que yo también voy para allá—.

Este empezó a hablar mientras caminaba, quejándose de su trabajo, de su esposa, de sus hijos. Mientras que el ex-alcalde, solo miraba de frente cabalgando al ritmo de su acompañante.

Pero entonces, el borracho tropezó.

—¡Ay carajo!— dijo, y levantando la mirada, notó algo extraño.

LAS PATAS DEL CABALLO, ESTAN FLOTANDO, ALZÓ MÁS LA MIRADA, Y VIÓ LOS OJOS DEL ALCALDE, TOTALMENTE NEGROS...

Quiso levantarse, pero al ver el suelo, su pelo se erizó más aún.

Él también estaba flotando, —DEMONIO, DEMONIO—, gritó. Mientras empezaba a retorcerse en lo que podía sentir como suelo. Cerraba los ojos y forcejeaba su cuerpo para moverse, trataba de mover las piernas, pero no le respondían. Sentía que cada vez se elevaba más. Que el suelo se alejaba de él. Y empezó a orar, —Dios papito lindo por favor, perdóname, por mis pecados, perdóname por mis malas acciones, mis quejas, mis borracheras, eh sido malo, pero por favor, no dejes que el diablo me lleve—.

Sintió un resbalón, y empezó a rodar, estaba rodando, cayendo, del cerro empinado. Solo veía tierra y daba vueltas, hasta que aterrizó en la pared de una vecina, ocasionando un gran sonido de golpe.

La vecina lo reconoció y le ayudó, pero el hombre estaba pálido, como si su alma hubiera sido extraída. En la mañana el hombre llego a su casa con la ayuda de su vecina, pero murió a los 3 días. "Un cuerpo que no tenía alma. El diablo se la había llevado, no comía, no bebía, ni si quiera a sus hijos reaccionaba", fueron las palabras de su señora ahora viuda. El chisme se esparció por el pueblo, terminando como historia macabra que mantiene a todos los esposos dentro de sus casas y evitando que salgan a tomar en las noches. Lastima que esas historias no son suficientes para mantener a esta gente lejos del licor.

Regresando a la realidad, Suyan escuchó un lloriqueo, un sollozo de niño y divisó a lo lejos que en el cerro había una especie de cueva, el sonido venía de ahí. Se acercó raudamente.

Ella sabía que siempre habían este tipo de cuevas entre los cerros. Los cuentos decían que dentro habían duendes. Es otra historia que también es dicha a los niños para que no se acerquen a estos peligrosos sitios, o quizá sea real.

La entrada era muy pequeña pero suficientemente grande como para que alguien promedio entrara sin cuidado, pero Suyan no es el promedio. Así que al ver que no podía entrar, decidió cavar. Se abrió el espacio necesario para que su cuerpo entre, forzando la entrada a su tamaño moviendo piedras.

—¿Era mi primo?—Pensó.

Mientras cavaba, gritaba. ¿¡Ramón, eres tú?!. Sin respuesta más que el lloriqueo. Pero algo dentro de su desenfreno la puso en duda, el lloriqueo no era de un niño, era el sollozo de un bebé. Esto no la detuvo, alguien estaba en problemas y necesitaba de su ayuda. Y Mientras cavaba, ponía todo su peso en dirección al orificio. Haciendo que con cada roca excarvada, el peso de su cuerpo se apoyara en las pocas rocas restantes.

Ya había escarbado lo suficiente como para solo intentar entrar. Pero la adrenalina no la dejó pensar, y terminó cayendo dentro de la cueva de cara a hacia el fondo. Sin embargo, puso sus brazos como amortiguadores, acomodándose para caer de cara y luego de espalda. Dentro de la cueva, habían velas, muchas de ellas, y mantos hermosos con algunas joyas y más.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Cosas que para la percepción de Suyan no importaba. Su principal objetivo, era el causante de tal lloriqueo. Y caminando unos pasos más vió dentro de unos mantos un bebé. Todo estaba oscuro, solo la luz del sol de la entrada de la cueva daba suficiente resplandor como para iluminar parte de esta. Sin embargo no era suficiente y las velas no proporcionaban la iluminación necesaria como para poder divisar su cara. Decidiendo por ir al a la entrada que generó al cavar. Esto para aprovechar la luz del sol y ver con más claridad al bebé que tiene en brazos.

Pero dando unos pasos para acercarse a la salida, escucha una fuerte pisada.
No tiene tiempo para voltear la mirada, y antes si quiera que sus ojos divisen el peligro, recibe un puñete certero en mejilla izquierda, tirandola bruscamente hacia una pared, pero sin soltar nunca al bebé.

No pierde la conciencia, fue duro pero apoya su cuerpo en el muro y  levanta la mirada. Lo ve, es una figura humanoide enorme, imponente, y aterrador. Es más alto que ella, pero sus vestimentas, color de piel y ojos la confunden. —¿Que es eso?— se pregunta. Se acomoda para levantarse y plantarle cara.

A este nivel alguien normal ya se hubiese horrorizado, las piernas le hubieran fallado. Pero el instinto protector de una mujer que tiene a criatura indefensa en sus brazos la motiva, le da fuerza, y en ese instante. Suyan abraza al bebé que tiene en sus brazos.


SuyanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora