— Señor, usted no puede llegar y entrar a mi casa de esa mane-
— Cierra la puta boca, Samuel. ¿Dónde está el hijo de puta? —Paul estaba enfadado, ayer el mencionado no le había enviado las fotografías que había pedido, eso implicaba un mayor atraso en obtener su dinero.— ¿¡Dónde!?
— Abajo, joder. Por aquella puerta. —Le indica con su dedo índice y tensa su mandíbula, dedicándole una rápida mirada a su amigo, ambos estaban nerviosos.— Paul...
El mafioso abre la puerta en un brusco movimiento y baja las escaleras, abriendo la puerta de la celda de manera ágil. Su mirada se encuentra con el menor el cual estaba sentado en la cama con un libro en la mano y con fuerza tira de él hacia abajo, dejando a un Rubén completamente descolocado y asustado.
— ¡Puto niñato malcriado! —Lo empuja con fuerza, haciendo que el más joven caiga inevitablemente hacia atrás, golpeando su espalda contra el suelo.— Esto es porque tú padre no ha pagado nada. —Su puño impacta en su cara con brutalidad, recibiendo como respuesta un gemido de dolor.— Esto es porque me estás trayendo muchos problemas con la policía de mierda. —Se levanta y lo patea en la costilla, haciendo que se coloque en posición fetal para intentar recibir menos impacto.— Esto es porque me estás haciendo gastar mi jodido tiempo...
— Basta, Paul. —La voz de Samuel lo hace soltar al castaño y lentamente saca una pistola de su bolsillo, apuntando hacia el rostro del agredido.
— Un paso y lo mato, te lo advierto. ¿Desde cuándo te importa que le dé una paliza a alguien? —Una risa sarcástica escapa de sus labios y niega con suavidad, regresando su mirada al castaño para volver a darle una patada, pero en el rostro.
Samuel respira profundamente al ver al contrario en el suelo, con el rostro ensangrentado y desvía su mirada. Estaba enojado pero no ganaba nada si intervenía es más, es probable que lo mate.
— Espero que sepas chaval, que tu padre tiene menos de 10 días para entregarme los millones que me debe o vas a morir. Voy a venir yo y te voy a matar. —Su mirada era penetrante y fría, al igual que la de Samuel pero parecía que estaba vacío por dentro y que no tenía ninguna historia para estar así.
Paul se aleja y camina rápidamente hasta la salida de la habitación, no sin antes empujar a De Luque hacia atrás con rudeza, acercándose a su oído para murmurar.
— Matadlo cuando falten ocho días, ¿vale? Este no puede salir vivo de aquí. —Dicho esto sube nuevamente y abandona la casa, dejando a un Rubén desorientado y en pésimas condiciones.
Frank baja por las escaleras, viendo la escena perplejo y suspira con profundidad, apoyando su mano sutilmente sobre el hombro de su amigo y lo mira detenidamente, descubriendo aquello que parecía tan bien oculto. Sube otra vez, caminando hacia el baño para coger el botiquín y una botella con agua de la cocina antes de regresar al sótano para entregárselo a Samuel, dejándolo solo con él.
El mayor se acerca hasta el herido y coloca suavemente su mano sobre su brazo, intentando hacer que dejara de estar en posición fetal y muerde su labio inferior, tenía un gran corte en su mejilla. El castaño se limitaba a llorar y abre sus ojos para encontrarse con los de Samuel, sentándose con cuidado antes de lanzarse hacia sus brazos con fuerza, sujetándose de su cuerpo como si su vida dependiera de ello y es que, realmente era así.
— Tranquilo... —Murmura acariciando su espalda con lentitud, probablemente su camisa iba a quedar con sangre pero eso es algo que no importaba en estos momentos.— Respira, tranquilo.
Hacía tiempo que no recibía un abrazo y jamás había recibido uno de su víctima, era consciente de que estaba mal porque las posibilidades de que Rubén saliera con vida de esto eran nulas y quería hacerle sentir bien, porque no habían otras oportunidades. Estaba angustiado, necesitaba salir y tomar aire o quedarse allí.
"¿Qué mierda Samuel? Tú no tienes sentimientos, déjalo estar y ya...
Son sus últimos días, joder.
Pero no tienes que hacer esto, déjalo ahí y vete, luego esperas a que venga Paul y fin para él, dinero para ti."
— Yo no... Yo no debería estar abrazándote. —Se separa dejando al contrario sobre sus rodillas, sollozando, él estaba completamente destruído y era lógico.— Te curaré y me iré.
— N-No, por favor. —Rubén observa fijamente al contrario, inclinándose hacia el suelo debido a que el dolor que sentía en su cuerpo era infernal.
El mayor voltea para tomar el botiquín y regresa, ayudándole a levantarse para recostarlo sobre la cama con delicadeza. Sus manos abren la botella de alcohol y la aplican a algunas bolitas de algodón, deslizándolas por sobre las pequeñas heridas de su rostro hasta llegar a la más profunda, la cual se encontraba en su pómulo derecho. Fue más sencillo que la vez anterior debido a que Rubén sentía dolor en todo su cuerpo, le daba igual el alcohol en su rostro.
— Samuel... —Era la primera vez que escuchaba su nombre desde sus labios y asiente, esperando a que continuara hablando.— ¿Por qué no querías que me siguiera golpeando?
— Porque te iba a matar.
— Pero, ¿por qué no le has dejado? Si lo tenía que hacer, lo hubiera hecho y ya. —Rubén hablaba con los ojos cristalinos e hinchados, sus manos estaban temblorosas posicionadas en el costado de su torso.
— Porque...
"Piensa en algo rápido, rápido."
— Porque uhm, yo, no lo sé. No quiero más preguntas, ¿vale? —Sus manos tomaron con delicadeza la camiseta del menor y la quitaron con suavidad, mordiendo su labio inferior al ver su torso maltratado. No se merecía esto.
— Eres una buena persona.
El semblante del mayor cambia radicalmente, dejando a un chico confundido delante de él. Por supuesto que no era buena persona, ojalá tuviera una idea de la cantidad de personas que murieron en sus manos, ojalá supiera que él mismo mató a su padre, ojalá se hiciera una idea de la cantidad de mentiras que había dicho.
— ¿He dicho algo malo? Mierda, lo siento yo no, yo no sabía que eso te podía molestar pero para mí lo eres. Eres una buena persona, mira cómo me tratas, Samuel. ¿Por qué lo haces?
— No soy una buena persona. Jamás lo podré ser, Doblas. —El mencionado se acerca lentamente a su cuerpo y apoya suavemente una mano sobre su hombro, dejando suaves caricias.— ¿Qué...?
— Déjame saber por qué no, déjame saber todo de ti, por favor. Quédate conmigo esta noche y cuéntame quién eres. —Samuel estaba estático, nunca había estado en una situación similar y por tanto, no tenía idea de cómo reaccionar.— Me atraes, me gustas.
"No... No, no, no."
— Haces mal, Rubén. Haces mal en gustar de mí, yo soy una maldita pesadilla y esto, no te conviene. —No tenía idea sobre qué más decir, por primera vez en su vida, se sentía increíblemente vulnerable ante tal situación.
— Cuéntame qué es lo que esconden tus ojos... Dime qué pasa por tu cabeza y la razón del por qué no me has matado aún.
— Me tengo que ir.
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R E H É N • ʀᴜʙᴇɢᴇᴛᴛᴀ ᴀᴜ
Fanfiction(𝘌𝘭 𝘴𝘪́𝘯𝘥𝘳𝘰𝘮𝘦 𝘥𝘦 𝘌𝘴𝘵𝘰𝘤𝘰𝘭𝘮𝘰 𝘦𝘴𝘵𝘢́ 𝘦𝘯 𝘴𝘶 𝘩𝘢𝘣𝘪𝘵𝘢𝘤𝘪𝘰́𝘯.) Rubén Doblas es secuestrado por un chico de ojos oscuramente bellos. ❝ Estoy obsesionado, desesperado Muero por tenerte de frente... ❞ ✞ 𝘋𝘰�...