Capítulo 26 | La Mujer de Mis Sueños [Final]

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-Lena.

Levanto la cabeza.

Lo único que recuerdo es estar abrazando a Julia.

¿En qué momento me quedé dormida?

Es muy tarde.

La selva emana una gran vitalidad.

El mosquitero está abierto y Julia está parada al pie de la cama.

¡Ay, madre mía!

Sus ojos me atraviesan como dagas.

Su pecho se hincha de agitación.

La música que sale de su laptop retumba en la habitación.

Mi cuerpo entero se eriza.

Conozco bien la canción y sé muy bien lo que significa.

La letra dice exactamente lo que Julia planea hacerme:

Cogerme lentamente como un animal.

Siento una opresión en el pecho.

Estoy preparada.

Esta canción siempre me ha parecido muy sexi de una forma un tanto primitiva, y me pone cachonda y ganosa como ninguna otra.

Cada vez que la escucho, en secreto me imagino que estoy siendo cogida sin piedad por una especie de mujer bestia.

Y hoy mis fantasías se harán realidad, y esa bestia es ni más ni menos que la mujer de mis sueños.

Me mira con un brillo en los ojos.

Me tiende la mano para que me levante de la cama.

Va a cogerme como una bestia.

Sí, por favor. Y gracias.

Mi cuerpo entero late al ritmo del compás primitivo de la canción.

Estoy ardiendo, y eso que Julia ni siquiera me ha tocado aún.

Me toma de la mano y me guía hacia el balcón, en donde el aire es cálido.

Le echo un vistazo a su espalda bajo la luz de la luna.

¡Ay! ¡Qué espalda!

¡Y qué nalgas!

El denso follaje oscuro de la selva se cierne sobre nosotras en todas direcciones.

Julia me apoya contra el barandal de madera y me abre las piernas como si estuviera a punto de cachearme.

Sus dedos me acarician entre las piernas.

Sonríe al darse cuenta de cuán excitada estoy.

Me penetra momentáneamente con la punta del strapon, y yo echo la cabeza hacia atrás, deseando que me coja.

Pero Julia se ríe.

Sólo está jugando conmigo.

¡Estupida!

Agarra un cojín de la silla del balcón, lo pone a mis pies y se arrodilla frente a mí como si fuera a rezar.

Voltea a verme desde abajo y se relame los labios.

Le sonrío.

Estoy lista.

Se inclina hacia mí.

Siento su cálida respiración sobre mi pubis.

Mi respiración se acelera.

¡Mierda!

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