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Terminé subiendo las escaleras gracias a qué el ascensor se descompuso por causas del destino o de mi mala suerte. Suspiré con frustración y solté un jadeo al llegar a mi piso, donde de seguro estaba esperándome Mary con una buena sopa instantánea. Sonreí ante ese pensamiento y caminé por el pasillo hasta llegar a mi puerta. La 3C.

Entré en mi apartamento y escuché la música de Mary resonar por todo el lugar, haciéndome entonar los ojos y negar con la cabeza.

¿Qué manía tenía por escuchar a ese grupo? Nunca lo entendería, la verdad.

Dejé mis cosas sobre el pequeño mueble del recibidor y dejé mi abrigo negro sobre el perchero, para luego caminar hacia la cocina donde Mary bailaba al compás de la canción que sonaba por los altavoces de sus bocinas.

Sabía que era un error dárselas como regalo, pero me había convencido con su puchero que no pude negarme ante eso.

—Ya llegué —le anuncié y apoyé mis dos brazos sobre la encimera de granito mientras se volteaba a verme con una sonrisa en sus labios.

— ¡En un minuto estará lista la cena! —Alcé ambas cejas al verla de buen ánimo y todo por una canción que no dejaba de decir "se vuelve loca".

—Es una suerte, porque muero de hambre —ella se rió y me encogí de hombros antes de tomar asiento en una de las sillas que rodeaba la encimera de granito.

Mary se dedicó a seguir con lo suyo y yo saqué mi móvil para ver mi agenda del día de mañana y mis compromisos, que no eran muchos,así como también ver la hora. Eran las diez de la noche y aún así aquí estábamos, ella con su música que resonaba por toda la estancia y haciendo la cena para las dos. Éramos un par tremendamente alocado.

Comencé a ver mis asuntos pendientes y me reí ante lo que había leído en un apartado. Ponía:

*Coquetear con el chico guapo del 5D, 6:20 AM*

Realmente Mary era muy directa cuando quería.

—Oh, por favor. Eso jamás va a suceder, Mary —ella me vio por sobre su hombro y resople—, el del 5D debe tener novia o al menos una prometida.

—Eso no parecía cuando se te quedó viendo por más de dos minutos —defendió.

—Mary, llevaba lentes de sol en un día que estaba nublado. ¿Crees que me vio porque le guste o porque parecía estúpida usando lentes oscuros en el ascensor? —Interrogué y ella se hecho a reír frente a mí mientras servía nuestra cena en dos platos individuales.

—Yo diría que por las dos —ni siquiera sabía porque le había preguntado tal cosa si ya conocía la respuesta.

—Da igual, de todas formas deja de meterte en mis asuntos y en mi vida amorosa —me quejé mientras le recibía la comida.

—Imposible no hacerlo cuando tú pareces no hacer nada al respecto —se encogió de hombros—, es mi deber como tu amiga y tú hermana.

—Ya —no me lo creía para nada, la verdad.

Comencé a comer y ella me contó  cómo estuvo su día, que, para ser sincera, estuvo un poco más entretenido que el mío. Terminamos lavando los platos a eso de las once menos cuarto y luego decidí ir a ponerme mi pijama y dormir para que mañana no amaneciera de mal humor por tener dolor de cabeza. Me coloqué mis shorts grises que me iban grandes junto a una camisa que decía "rock" en el centro y que, para rematar, también me quedaba grande. Agarré mi cabello en un moño desordenado y, cuando estaba por cepillarme los dientes, los acordes de una guitarra y una voz ronca y un poco rasposa, comenzaron a escucharse por todo el complejo habitacional.

¿Eso era una serenata? De seguro era para la del 2C. Esa chica tenía más pretendientes de los que podía contar con mis manos.

Me enseñaste a quererte. Anhelar el hecho de tenerte. No puedo evitarlo, te quiero…”

Oh, por favor. ¿No podía ser más cursi?

Me acerqué a mi pequeño balcón, y cuando digo pequeño, era realmente pequeño. Apenas y cabían mis pies allí. Deslicé las cortinas a ambos lados y regresé al baño para tomar un guacal con agua fría. ¿No sabía que habían personas que querían dormir? Mejor aún, ¿Por qué diablos daba una serenata a estas horas?

Incliné mi cabeza hacía adelante y me encontré con que el chico, que a esta distancia no podía ni verlo bien, o quizás era porque estaba viendo hacia la guitarra y así no tocaba un acorde equivocado, me estaba dando la serenata a mí.

¿De dónde demonios tenía yo un admirador? Con suerte tenía un par de calzones limpios para usar.

— ¿Pero qué demonios? —El chico alzó la cabeza y sonrió mientras seguía cantando sin cesar, y debo decir que la canción era cursi, empalagosa, pero era agradable escucharla de su voz.

¿Podía explotarlo como cantante y ser millonaria de esa manera? Problemas y deudas resueltos.

"Quiero decirte, que aunque el amor sea un misterio, no podemos huir de él. Cuando llega, lo sabes. Cuando lo tienes, te aferras. Quiero que veas el amor como algo magnífico, por la sencilla razón de que yo te amo..."

Ya, ya. Eso ya era más que suficiente.

— ¡Oye, hombre! —Él dejo de tocar un momento y agite mi brazo derecho en su dirección—, gracias por la serenata, ¡Pero intento dormir!

— ¿¡Qué!? —Genial, aparte de cursi sordo. ¿Otra cosa más?

— ¡Qué dejes dormir, hombre! Ya mañana me cantas todo lo que quieras…

— ¡No te escucho! — ¿¡Qué no qué!? ¡Estaba en el tercer piso…! Ah, sí. Error mío, je.

— ¡Aguarda! —Me quité de allí y así como lo hice, él siguió cantando la misma canción.

Busqué mis deportivas negras, pero no las ví por ninguna parte. Así que tomé mis pantuflas de unicornios, y aclaró que fue Mary quien me las regaló en broma, y salí de allí dispuesta a decirle una cuantas verdades.

Pero al salir me di cuenta de algo.

El chico me había dado una serenata equivocada, porque tan pronto como dijo el nombre: "Trudy" supe que esto no iba a terminar bien.

¿Quién me mandaba a mí a salir  y pasar semejante vergüenza? 

Serenata Equivocada. 💫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora