Mátame tierra, llévame o hazme invisible. O llévatelo a él, que al final de al cabo él fue quién se equivocó de balcón.Solté un suspiro y aferré mis dos manos a mis brazos, haciendo fricción entre ellos por el frío que hacía aquí abajo. ¿Por qué no me quedé en mi habitación calientita? No tenía porque estar aquí, de todas formas.
—Trudy, yo he intentado decirte que… —se detuvo a unos escasos pasos de distancia al darse cuenta que yo no era la tal Trudy.
Lo siento, pero soy una versión única y limitada.
—Tú no eres Trudy —acusó.
Oh, genial. Al menos sabía razonar y reconocer rostros de personas.
—Por supuesto que no, hombre —suspiré—, ¿Me puedes decir por qué me dabas serenata a mí cuando buscabas a Trudy? —No dijo nada.
Rodé los ojos y respiré con cansancio.
—Yo buscaba a la del 2C… —murmuró apenado y con cierta molestia en su voz.
—Pues yo soy la del 3C. Imagina como me quedé al verte bajo mi balcón —respondí con cierta molestia—. En fin, creo que Trudy no está hoy, deberás venir mañana y quizás si toques en el balcón correcto.
— ¿No está? Pero me dijo que no iba a salir... Por eso yo… ¡Diablos! —al ver su actitud molesta retrocedí dos pasos por si acaso.
Uno nunca sabe con qué loco se encuentra cada poco, ¿No?
— ¿De casualidad, te dijo a dónde fue? — ¿Acaso me miraba su amiga o qué rayos? Yo no era muy amigable y menos con la tal Trudy.
Solté una risa sarcástica antes de responderle.
—Oh, claro. Somos tan amigas que me dijo que se iba a un bar de mala muerte —el pobre hombre abrió sus ojos en sorpresa y supe que no había entendido mi sarcasmo. Aparte de cursi y sordo, era idiota también—. ¡Pues claro que no me dijo! Ni siquiera he cruzado palabra con ella desde hace seis meses. ¿Crees tú que yo sabría dónde está?
Cuando estaba a punto de responderme, una chica, la cual reconocí como la del 2C y como Trudy, apareció colgada del brazo de un hombre que le triplica la edad y la altura, así que suspiré y me crucé de brazos en espera del espectáculo que estaba por suceder.
<Pero mírala nada más, el pobre chico le trae serenata y ella andaba de parranda con otro…>
— ¡Julio! —Saludó efusivamente sin soltar el brazo de aquel hombre, que, siendo sincera, me daba mala espina—. No creí verte aquí.
—Hola, Trudy —Uh, don celos a la vista—. ¿Quién es él?
Ella reparó en eso y sonrió ampliamente antes de darle un vistazo rápido al hombre.
¿Y si era su tío y ella no lo sabía?
Todo un drama, la verdad.
—Oh, él es Joaquín, mi prometido — ¿Su qué? ¿Pero qué se fumaba está tipa? Solté una risa por lo bajo y volteé a ver hacia otro lado para no reírme ante eso.
¿Acaso se le cayó un tornillo?
— ¿Tu qué? —Preguntó el que, según dijo la del 2C, era Julio.
El pobre parecía que no se lo creía, pero la chica parecía tan segura de lo que había dicho que no decía nada al respecto ante la confusión de su amigo, o su pretendiente.
¿A cuántos les habrá roto el corazón?
<A muchos Kensie, a muchos>
—Ayer no tenías novio...—Comenzó a decirle Julio, tratando de entender qué sucedía allí. O mejor dicho, lo que le sucedía a Trudy.
—Eso era porque estábamos conociéndonos... Y hoy me lo propuso, fue tan romántico... Lamento no haber sido sincera contigo desde un principio, pero el amor es así…
Desconecté completamente de sus palabras y pensé que lo mejor sería irme de allí a dormir y quizás, solo quizás, no fuera tan descabellado coquetear con el del 5D.
Cuando estaba por irme, o huir de tan penosa situación, la del 2C habló.
—De todas formas, ¿Qué haces aquí y con tu guitarra? —Muy bien, esto estaba por explotar.
Intuía que el prometido de Trudy no le iba a agradar saber que Julio, el chico que me había dado una serenata equivocada, estaba aquí porque iba a darle una a ella. A la del 2C.
Pero no, Julio no tuvo los pantalones bien puestos para decirle la verdad, y terminó involucrando mi pellejo en eso.
¿Quién me manda a mí a quedarme?
—Venía a darle una serenata a ella — ¿Ella? Bueno, no le había dicho mi nombre, pero me ofendida ese hecho.
Al menos yo sabía el de él.
— ¿A ella? ¿Le das serenata a alguien que ni siquiera sabes su nombre, Julio? —Cachado en la mentira, hombre.
Sonreí de lado esperando que Julio dijera la verdad.
Grave error.
A estas alturas ya sabía varias cosas sobre él.
Era cursi, sordo, idiota y mentiroso.
Para nada mi tipo, he de decir y recalcar.
—Le traía serenata a Jude — ¿Y quién demonios es esa? Fruncí el ceño al igual que Trudy lo hizo, y luego reparé en que ella me miraba a mí con confusión.
— ¿Pero no tú te llamabas Kensie?
Oh, miércoles.
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Serenata Equivocada. 💫
RomansaPara Kensie el amor siempre fue un misterio, para Julio siempre fue algo grandioso. Ella intentaba hallar una explicación lógica para todo eso, Julio intentaba buscar enamorar a la chica de sus sueños. ¿Y qué mejor que dedicarle una serenata? Con lo...