02🌛

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¿Qué se suponía que le dijera? ¿Qué si? ¡Pues no! Mi nombre no era Jude, era Kensie. Por algo mi madre me había puesto así en común acuerdo con mi padre, no porque fuera el primer nombre que se le ocurrió como a este tipejo que decía ser hombre.

<Solo no quiere quedar mal, recuerda tus mentiras, ándale, que también dijiste que tú tarjeta no iba para Brandon, sino para Kyle>

Está bien, quizá podía salvarlo de esta y no lo vería nunca más.

—Me llamo Kensie Jude, ya sabes, rarezas de padres —como si eso fuera cierto, pensé.

Ella sonrió un poco extraño, como si supiera que mentía, pero que de igual forma no iba a decir nada para delatarme o delatar al tal Julio. Ella asintió con la cabeza y luego la inclinó un poco para terminar de echarle más leña al fuego.

— ¿Y que le has dicho, que sí? —Parpadeé perpleja al no entender a lo que se refería. ¿Sí? ¿De qué o qué?

— ¿Perdón? —Pregunté incrédula y ella sonrió de lado de una forma que no me gustó nada.

—Ya sabes, cuando un chico te trae serenata es porque le gustas y se te declara... Y es donde dices sí —dijo como si fuera obvio, pero no, no lo era.

¿Me creía capaz de decirle sí a Julio, un chico sordo, cursi, idiota y…?

—Aún no llego a esa parte, Trudy —y nunca llegarás a segunda base conmigo, amigo.

Me reí internamente de mi pensamiento y luego enfoqué mi atención en Julio. Quién ahora le pedía a Trudy que nos dejara a solas, y para mí mejor. Dentro más rápido se fueran, el tipo que aún no me daba buena espina y mi vecina de al lado, podría aclarar las cosas con este tipejo e ir a dormir tranquila pensando en cómo coquetear con el del 5D.

Los observé alejarse con un poco de impaciencia por mi parte, y cuando por fin los perdí de vista, me volteé a ver
a Julio con cara sería y una expresión molesta.

— ¿Jude, enserio? ¡Pudiste elegir un nombre mejor, hombre! —Él alzó su ceja derecha en mi dirección y luego se acercó dos pasos a mí.

— ¿Debo recordarte las rarezas de tus padres, es eso? —Bien, quizás tenía un punto en eso. Pero, ¿Jude? Bah, hasta mi hámster había tenido mejor nombre.

Y eso que lo había elegido yo.

—Como sea, no sé que harás, pero le dirás qué dije que no y fin de la historia —tajé sin darle oportunidad a replicar—. Acepta que te han quitado a tu chica. Bueno, en realidad nunca fue tuya —solté un suspiro al ver su expresión seria, lo que me decía que mi comentario no le había dado ningún tipo de gracia.

Tampoco esperaba lograr eso en él, la verdad.

—Sé que no le ama — ¿Ella a él o viceversa? Aunque intuía que el viejo ese estaba con ella por ser mucho más joven que él.

Otro motivo para desconfiar de él y que no me terminara de agradar. Aunque bueno, a la que debía agradarle era a ella, no a mí.

Yo no iba a casarme con él, a decir verdad.

— ¿Sí? Pues que inteligente eres —dije con sarcasmo, el cual si captó está vez.

Vaya, lo idiota se le estaba yendo muy rápido.

O quizás su reserva se había agotado.

—Ayúdame y…

— ¿Ayudarte? —Lo interrumpí—. ¿Por qué haría eso? Ni siquiera te conozco, suficiente hice con salvarte el pellejo al decir un nombré que, claramente, no era ni es el mío.

Él se quedó callado unos segundos antes de sonreír de lado e inclinar la cabeza, tal como lo había hecho Trudy conmigo, lo cual fue espeluznante, cabe resaltar. Estaban destinados a estar juntos. Hasta tenían los mismos gestos. ¿Eso no contaba para Trudy?

—Bueno, siempre le dije a Trudy que había conocido a una nueva chica, nunca se la presenté porque era mentira. Solo quería darle celos y lo logré, ¿Crees que su actitud de hoy fue por qué si? Está celosa de ti, y si me ayudas, yo te ayudaré con lo que quieras —mentiras y más mentiras.

Si tantos celos tenía la fulana esa de esa chica misteriosa, ¿Por qué se comprometió con ese viejo que bien podría ser su tío?

Pero, si lo veía de otra perspectiva, podía sacarle ventaja a todo esto, lo malo es que no sabía con qué y en qué. Digo, deudas tenía un montón, pero creo que él no las pagaría por mí... ¿Oh sí? No, para nada. ¿Quién hace eso hoy en día? Nadie, y si no lo hicieron en el pasado, mucho menos en el presente.

Y mucho menos por mí.

Suspiré con resignación antes de acercarme a él, tomar sus hombros con mis manos y verlo fijamente a los ojos.

—Créeme que lo pensé mucho, pero no. No acepto ser parte de nada de esto, así que gracias, pero puedes irte tú y tu guitarra a dar serenatas equivocadas por otra parte. Suerte para la próxima —Palmeé su hombro derecho sin mucha sutileza y luego caminé de vuelta hacia mi edificio, sin verlo y sin darle más importancia al asunto.

Cuando estuve a punto de entrar al edificio, escuché sus últimas palabras, y no supe porqué, pero me sentí diferente al escucharlo decir eso. Máxime si Trudy lo había escuchado perfectamente bien.

—No me daré por vencido tan rápido, Jude —lo único que lo jodió todo fue eso, el nombre. De lo contrario, hasta parecía uno de esos chicos de los libros dónde es un hombre romántico hasta decir ya no.

Pero, si había traído serenata, quizás si entraba en esa catalogación de persona.

Pasé a un lado de Trudy, quién fingía revisar su buzón de correos, lo cual me hizo suponer que había bajado para espiarnos, por lo que la teoría de que estaba celosa sonaba cada vez más creíble dentro de mi cabeza.

  Empecé a subir los escalones de uno en uno, notando un pequeño y vergonzoso detalle.

Había salido sin suéter, y para rematar, no llevaba sujetador abajo de mi enorme playera. Joder, ¿Pero qué me ocurría? Solté un bufido ante eso y le dediqué una mala mirada a Trudy, la misma persona que me la devolvió y la que me hizo enojar aún más.

Minutos más tarde estaba entrando en mi apartamento, donde Mary ya estaba dormida, y luego suspiré con cansancio ante todo esto.

Caminé hacia mí habitación y cerré las cortinas de un solo al igual que las dos puertas que me permitían salir al pequeño balcón de mi habitación. Apagué las luces y luego estaba en mi  calientita, suave y cómoda cama cerrando los ojos y dejándome llevar por el sueño completamente.

Al menos el sueño seguía siendo fiel conmigo, eso, y mis deudas, siendo sincera.

Pero como diría mi abuela: *Todo a su tiempo y a su paso, que apresurando las cosas no consigues nada. *

Y nunca antes ese dicho me hizo dormir tan bien como ahora.

Serenata Equivocada. 💫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora