Capítulo 18 _______

203 18 0
                                    

El viaje en coche fue posiblemente uno de los más embarazosos que jamás soporté. Fue más embarazoso que la vez que atrapé a mis padres teniendo sexo antes de ir a la iglesia, y todos tuvimos que viajar juntos en ese coche demasiado pequeño y extrañamente caliente, a la casa de Dios.

Pero a medida que caminamos hacia el apartamento, y Ele nos empujó a un lado para entrar sin ni siquiera un gracias a Harry por dejarlos quedarse allí, reviviría ese momento incómodo con mis padres cualquier día.

Tuvimos que movernos con lentitud. Ele llevaba la sudadera con capucha de Harry, Louis llevaba la gorra de Harry y gafas de sol de quien sea que se las hubiera dejado en la camioneta. Fueron primero y nos esperaron. Nos demoramos unos minutos antes de ir también. Entonces él abrió la puerta, mirando a su alrededor por cualquier cosa extraña y los dejó entrar. Y allí estábamos.

Louis nos miró con una mirada compasiva. —Lo siento por ella. Gracias por dejarnos estar aquí, hombre. Aunque todavía no estoy muy seguro de lo que pasa. —Sus ojos interrogantes miraron hacia mí y de nuevo a Harry.

—Vamos a hablar más tarde —prometió Harry y suspiró mientras tiraba las llaves en una taza del equipo de las VOLS en la mesa del vestíbulo—. Pueden tener la última habitación de la derecha.

Louis saludó y corrió para alcanzar a Ele, que sin duda, fue la que cerró con fuerza la puerta.

Mientras Harry cerraba la puerta detrás de nosotros, miré sus paredes. Me dirigí a la chimenea y me quedé impresionada con el lugar. Era agradable para un chico universitario, pero sin duda, las instalaciones se encontraban más en la línea de un soltero. No había nada en las paredes. En el salón se hallaba un sofá, una mesita y una lámpara. Fin de la historia.

Tenía un par de fotos en su chimenea. Una de Maria y una de su familia. Harry se veía muy joven allí. La recogí y froté mi pulgar sobre su rostro en la foto. Sin polvo. Miré la chimenea y tampoco encontré polvo allí.

Así que tenía una criada.

—La tengo —respondió desde detrás de mí—. Su nombre es Rose y viene una vez a la semana.

Volví a poner la imagen en su sitio suavemente, enderezándola justo como la encontré antes de volverme hacia él. Se inclinó, apoyando la cadera en el brazo del sofá verde, observándome. Pero me di cuenta de su labio mientras lo masticaba y chupaba; su tic nervioso.

Estaba nervioso porque yo me encontraba aquí. Me dio qué pensar, pero algo era más importante que eso.

Me hallaba en casa de Harry. Por fin.

Sonreí antes de abordarlo, y ambos caímos sobre las almohadas suaves y verdes del sofá. Él rió sorprendido antes de que se cubriera la boca con la mía. Mis rodillas se doblaron y sus piernas aún colgaban sobre el brazo del sofá, pero a él no le importaba mientras me levantaba más en su cuerpo con las manos en mis costados.

Retrocedí y me sostuve en mis codos. Ya estaba sin aliento, pero me las arreglé para decir—: Me encanta tu apartamento.

Él sonrió. —Sólo has visto una habitación hasta el momento.

Negué con la cabeza antes de que siquiera terminara. —No importa. Es tuyo. Vives aquí. Es tu casa.

—Es tu casa —respondió. Negó con la cabeza lentamente y alzó la mano para llevar mi pelo hacia atrás. Dejó que su pulgar frotara mi sien mientras hablaba—: He querido traerte aquí desde entonces desde el principio. —Su mente corrió con imágenes de nosotros en el semáforo, él hablándole a sus padres sobre mí, recogiéndome al día siguiente en casa de mi padre—. Y ahora estás aquí. En mi zona —dijo, con voz ronca y sexy—. Ah me encanta.

—A mí también me encanta.

—Y te amo en él. —Sólo le sonreí ante eso—. El que estés aquí escomo una pieza faltante del rompecabezas que por fin se reúne con el resto. —Asentí y me deleité con la sensación de sus manos en mi pelo. Se alzó para besar la comisura de mi boca—. ¿Quieres un tour?

—No, en este momento no —repliqué y dejé caer mi peso sobre él una vez más. Nuestros labios se encontraron de inmediato, como si supieran exactamente a donde ir. Sus manos fueron bajo el dobladillo de mi camiseta de tirantes y se apoderaron de la piel de mis costados. Era como si, cuanta más piel tocaba, más intensa era nuestra conexión. Mi mente se envolvió con la suya y él no puso ninguna resistencia.

Pero tan pronto como empecé a ver las cintas de energía detrás de mis párpados, oí un golpe leve en la parte trasera de mi conciencia y luego se abrió la puerta. Levanté la vista para mirar sobre el sofá mientras Liam y Lynne entraron sin esperar. Di un grito ahogado y lo miré mientras él levantaba los brazos de manera molesta.

Atando Cabos (Harry Styles y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora