Capítulo 22 ______

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Incliné la cabeza hacia atrás, con las burbujas de color blanco hasta la barbilla y dejé que vinieran las lágrimas. El vapor hizo que el aire fuera denso, por lo que sollocé más de lo que haría en una sesión normal de llanto. Dejé que mis brazos flotaran a mi lado y me quedé mirando el bonito techo de cristal del hermoso cuarto de baño.

Mi cuerpo se puso más tenso con cada respiración, y los temblores de mi pecho empeoraron con cada minuto.

Apenas oí la puerta abriéndose con un clic cuando entró Harry. Me senté, llevando mis rodillas a mi pecho y sabía que no había manera de ocultar mi cara llorosa. —¿Terminaste tus llamadas? —traté de sonar despreocupada.

—Todavía no he llamado al centro, pero hablé con papá. Ya lo tengo bajo control. No te preocupes por eso.

Asentí. —Bueno, ve a llamar al centro. Estoy bien.

Tomó su teléfono de su bolsillo y lo puso sobre el mostrador. Luego le siguió su cartera sin hacer ruido. Con los pies descalzos, pantalones y camisa, se metió en la bañera detrás de mí.

—Harry, ¿qué haces? —pregunté, aunque lo sabía.

Sabía exactamente lo que hacía.

Él tiró de mis brazos para que descansara entre sus piernas mientras se acomodaba en la parte posterior de la bañera. El agua subió casi hasta el borde. Decidí dejar que hiciera lo que vino a hacer y me hundí en su pecho, girándome un poco de lado y dejando que mis dedos se engancharan en el cuello de su camisa empapada.

Apretó los labios contra mi sien y habló con firmeza. —No es su culpa, cariño. Ella no entiende. Nunca lo entenderá realmente, pero va a volver un día.

—¿Pero no estás contento de que ella se fuera? —pregunté y sentí que mi respiración se estremecía tratando de contener el sollozo—. Como Campeón, ¿no se supone que debes mantener seguros los secretos de los Ace, no hacerlos circular entre los amigos de tu novia?

—Prometida —corrigió—. Y sí, ese es mi trabajo ahora, pero cuando se trata de ti, voy a hacer todo lo que me pidas. Voy a romper cualquier ley, cualquier norma, cualquier sanción, si eso significa que serás feliz.

Sollocé. —Lo siento. No quiero que tengas que hacer eso por mí, pero

—Shhh —me calmó, pasando las manos arriba y abajo por mis brazos en el agua—. Shhh.

Su calma y calidez me impregnaron y alejé todo lo demás, excepto nosotros en esta bañera. Dejé que toda mi ira y tristeza me golpearan. Lloré mientras él me abrazaba fuertemente y pronto me tranquilizó. Era difícil estar molesta con la calma de Harry apartándome de ella, pero lo agradecí.

—Estás loco, meterte en la bañera con la ropa puesta —lo regañé en voz baja y me reí—. Pero gracias. Siento que no hayas podido hacer tu llamada.

—Hay cosas más importantes. —Me besó en la sien—. Además, tendría que llamar a la gerente porque el centro está cerrado. Es un poco tarde. La llamaré mañana. Va a estar bien.

Vi a la mujer en su mente. Era una mujer mayor, negra, muy bonita, pero un poco corpulenta, más o menos de la edad de Gran, que dirigía la oficina principal de Harry cuando él se encontraba ausente. Hice una mueca. Estuvo alejado desde que me conoció. Yo causaba estragos en su vida, ¿no?

Levanté la mirada para ver su ceño mientras escuchaba mi monólogo interior. Sonreí y le toqué la mejilla. —No hay nadie más al que prefiera estar causando estragos.

Se rió con un estruendo y gruñó—: Tienes razón, maldita sea. —Luego se puso serio mientras me miraba. Frotó mi nariz con la suya y se quedó cerca—. ¿Mejor?

—Tan bien como puedo estarlo.

Asintió. Me incliné hacia delante, atrayéndolo hacia mí con la mano en su cara y lo besé, sólido y bien. Nos quedamos así hasta que el agua se enfrió.

Atando Cabos (Harry Styles y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora