Capítulo 27 ______

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—En el hospital dijeron que está bien —me aseguró papá—. Nos llamaron y dijeron que sólo era un rasguño en el brazo. Consiguió tres puntos de sutura. No es una gran cosa.

Suspiré. Puede que no me guste mucho la mujer, pero seguía siendo mi madre.

—Bueno. —Cambié el teléfono a mi otra oreja—. ¿Estás bien?

—Estoy bien —respondió. Escuché a Fiona en el fondo preguntarle si quería algo de beber. Le contestó—: No, gracias. —Y luego me dijo—: Muy bien, escuché que tienes una gran noche por delante. —Se aclaró la garganta—. Así que supongo que voy a dejarte llegar a eso.

—¿Podemos ir a cenar? —solté—. ¿Harry y yo?

—Por supuesto —respondió brillantemente—. Invitaré también a Bish y Jen.

—Genial. Es una cita.

Se echó a reír. —Diviértete esta noche. Me alegro que tengas una mujer que te ayude con todas las cosas de la boda.

—¿Ayude? —me burlé—. ¿De verdad crees que Gran va a dejarme tener las riendas en cualquier cosa, papá?

Se rió de nuevo. —Bueno, probablemente tengas razón. Aun así.

—Sí. Aun así.

—Te amo, niña. Te veo después.

—También te amo, papá. —Colgué y me volví, chocando mi nariz directamente en el pecho de Harry. Me alegré de que estuviera cerca.

Deslicé mi teléfono en el bolsillo y dejé que me levantara en sus brazos—.

Ella está bien.

—Lo sé. Lo escuché —dijo—. ¿Pero tú estás bien?

—Como un roble.

Se rió entre dientes. —¿Estás bien como un roble?

—Sí. —Suspiré y me aferré a él con más fuerza.

—Nena —dijo con voz ronca—, tengo que irme, pero ahora no quiero dejarte.

—Estoy bien —le dije con certeza—. Lo prometo.

Hizo una pausa y pensó. Pensaba en una de escabullirse de su salida.

Negué con la cabeza hacia él. —Esta es tu primera reunión como el líder de los Jacobson. —Sentí a mis labios sonreír con orgullo—. Tienes que ir. Muéstrales quién es el jefe.

Se rió con desgana. —Esa serías tú, preciosa. ¿Pensé que habíamos hablado esto?

—¿Puedo ir también? —Recordé que necesitábamos encontrar a nuestro amigo y lidiar con eos—. Tenemos que averiguar qué hacer con Zayn.

—La próxima vez, seguro. Yo me encargo, lo prometo. ¿Esta vez? Cosas de la boda. —Señaló el suelo—. Y vas a quedarte aquí.

—Está bien —dije con facilidad—. Bueno, diviértete.

—Lo dudo —refunfuñó—. Va a ser todo formalidades y tradición y cosas así. No iré demasiado tiempo. Lo haremos en la casa de Liam esta noche ya que todas las chicas están preparando las cosas.

—Preparándolo para este fin de semana, ¿no? —dije, mordiéndome el labio para calmar mi emoción.

—Síp. Sólo unos días. —Cubrió mi mejilla—. Entonces serás la señora Jacobson y yo seré el señor Vidente.

Me eché a reír. Él se rió también y besó mi boca sonriente. —Te amo.

Te amo —insistió con un estruendo.

Cuando se inclinó para besarme de nuevo, le di la bienvenida, pero Gran tenía otros planes. —¡Detén eso justo ahora y saca tu culo de esta casa!

Ambos la miramos, la mano de Harry seguía en mi mejilla. —¡Lo digo en serio! ¡Vete!

Él suspiró y me dio una mirada hosca. —Te recogeré dentro de poco.

—Estaré aquí —le dije y me las arreglé para atraerlo y besarlo justo antes de que fuera arrastrado.

Gran golpeó con fuerza su trasero y lo ahuyentó por la puerta. — Ahora, podemos ponerse manos a la obra. —Frotó las manos como un villano. Sentí a mis cejas elevarse.

—¿No deberíamos esperar a Rachel?

—Oh, ella viene con Jen. Estarán aquí dentro de poco. —Sonrió mostrando sus dientes—. Ahora, deja que te enseñe algo.

Tomó mi mano. Era imposible no darse cuenta de la sensación fresco y arrugada de ellas. Subimos a la habitación donde dormía ella. Me miró y luego al tronco al final de la cama. Comenzó a arrodillarse y me apresuré a ayudarla. Mientras la agarraba del codo, bajé con ella a mis rodillas. Me dio una sonrisa que decía que lo que iba a mostrarme significaba mucho para ella. Esperé con paciencia silenciosa.

—Esto —empezó y apartó una caja de su pecho—, fue mío.

La tapa blanca salió de la caja y rebuscó en el papel de seda de plata para revelar una franja de material de color rojo. Supe inmediatamente lo que era.

Su vestido de novia.

Lo saqué de la caja con cuidado y lo mostré. Era un vestido largo con una pequeña cola, supuse, porque la tela seguía saliendo y saliendo.

—Gran, es hermoso.

—Lo sé —dijo y se rió. Tocó el lado del vestido, rozándolo con sus dedos y vi en su mente, mientras recordaba vestirlo, sentirse tan bonita como ninguna mujer se había sentido alguna vez. El abuelo Ray la vio y su boca se abrió mientras se acercaba a él. Era casi suficiente para reír, pero Gran estaba tan envuelta en su recuerdo. Sonrió, aunque sus ojos se humedecieron.

Le toqué el brazo. —Te veías increíble en este vestido, Gran.

Asintió. —Mi abuela lo hizo para mí. Y ahora quiero que lo uses.

Sentí que mi barbilla caía en estado de shock, pero antes de que pudiera decir algo, oí un grito de asombro. Me volví para ver a Jen y Rachel en la puerta. Rachel sonreía y me veía divertida. Me habría preocupado que no hubiera sido capaz de leer su mente, pero pensaba en lo hermoso que iba a lucir en él. La mirada divertida fue porque trataba de no llorar. Miré de vuelta a Gran y vi una lágrima correr por su barbilla.

Cuando miré de vuelta a Rachel, limpió bajo sus ojos. Eché un vistazo a Jen y la vi esnifar.

Oh, chico. Esto tenía que ser detenido.

—¡No se permiten los llantos! —dije y reí—. Vamos, chicas. Van a hacerme llorar. —Rachel se rió entre dientes, pero Gran me dio una Mirada hilarante—. Además —Me preparé—. No puedo usar el vestido, Gran.

Atando Cabos (Harry Styles y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora