Capítulo 32 Harry

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—No lo es, mamá —le dijo _______. Suspiró y sus hombros se hundieron. Había terminado incluso antes de que empezara la pelea. Me trasladé a su espalda y puse la mano en su costado, bajo la camisa. La vi tomar una respiración profunda cuando mi calma la alcanzó—. Mamá, no puedes seguir apareciéndote por aquí.

—Tiene razón, Sarah —habló Jim y se movió para pararse frente a Fiona cuando Sarah la miró—. Ya no vives aquí. Puse un par de cajas de tus cosas en la cochera. Puedes llevártelas si quieres.

Ella hervía. —No puedes evitar que vea a mi propia hija. Todavía es menor de edad.

—No por mucho tiempo —murmuró _______ en voz baja.

—Si _______ quiere verte, eso es entre ustedes, pero por lo que concierne a esta casa y a mí, no perteneces aquí.

—Pensé que no estabas saliendo con alguien. —Puso mala cara.

—No lo ¿sabes qué? Eso ya no es asunto tuyo, Sarah —dijo en voz baja en reprimenda—. ¿Qué haces aquí?

—Te lo dije. —Movió su cabello hacia un lado e hizo una mueca—. He venido a verte porque tú no fuiste a verme. —Levantó la manga para mostrar su brazo—. ¡Mira! Tengo cuatro puntos de sutura en esa ruina.

—Vaya —dijo Bish amargamente. Casi olvidé que se encontraba allí.

Todos nos volvimos a mirarlo. Jen estaba a su lado con las dos manos sobre su brazo. Tenía los labios apretados en esa forma que lo hacían cuando se sentía enojada por algo. Continuó con—: Cuatro puntos.

La miró con rabia por unos pocos segundos antes de llevar a Jen con él cuando salió de la habitación. Eso es exactamente lo que yo quería hacer con _______. El corazón le dolía, a causa de esta mujer. Apreté los dedos alrededor de su lado un poco más fuerte para recordarle que me encontraba justo ahí.

—¿Por qué estás aquí? —le preguntó Jim una vez más.

Ella suspiró. —Mira le di a _______ mi pulsera de platino de la tía abuela por la navidad cuando tenía quince años y la quiero. Ella me la dio y creo que quería que la tuviera.

_______ bufó. Luego se fue. Cerré los ojos y esperé. Sabía exactamente lo que hacía, al igual que lo sabían todos. Regresó segundos más tarde y se lo puso en la palma expectante de su madre. —Ahora déjame en paz.

La saqué de esa habitación en ese momento. No podía estar allí y ver eso. No tuve que arrastrarla en lo más mínimo mientras me dejaba trasladarla. Tan pronto como pasamos el umbral de la cocina, me di vuelta y la envolví en mis brazos. —Esa mujer —fue todo lo que pude decir.

—Sí —concordó Bish y miré hacia un lado para verlo sentado a la mesa con Jen en su regazo. Ella consolaba a su pareja como yo consolaba a la mía—. Esa mujer.

_______ lo miró fijamente. Abrió la boca para decir que lo sentía por ella, que no era culpa de Bish que ella no hablara con él otra vez. Pero cerró la boca y ni siquiera lo intentó.

—Está bien —le dijo y le dio unas palmaditas a la pierna de Jen, pidiéndole que lo dejara levantarse. Se acercó a _______ y le revolvió el cabello—. Siempre has sido la linda.

—No la entiendo —le dijo _______—. No eres tú, Bish. No es así.

—Me cansé de preocuparme por ella. —Se irguió un poco más y respiró profundo—. ¿Qué hay?

Dejó de hablar cuando una pálida Fiona regresó a la cocina. Se apoyó en la jamba de la puerta como si no pudiera contenerse más. Mi dulce _______ saltó a la acción. —Fiona, mira. —Sacó el iPhone que le compré y movió su dedo hasta que encontró la página que buscaba—. ¿Ves? ¿No es hermoso?

En su mente, vi que era un sitio web de vestidos que había mirado antes de ese día. Le mostraba a Fiona uno de ellos. Lo bloqueé en caso de que fuera el que _______ iba a llevar. Fiona parecía agradecida por la distracción, pero aun así se dio cuenta cuando regresó Jim. Él no pretendió que las cosas no fueran incómodas, sólo fue directo a ello. —Bueno, me alegro de que se acabara. ¿Quién está listo para el pastel?

Esa noche de camino a casa en la camioneta, _______ regresó a su estado normal. Ni siquiera pensó en esa mujer en más de media hora. — ¿Así que hoy te fue bien con Gran?

Sonrió y alzó su dedo de un lado al otro. —No, no, no. —Me reí a carcajadas—. ¿Cómo fue todo contigo? —Pero mientras lo preguntaba, la sentí hurgando por las respuestas, y la dejé en vez de decir cualquier cosa.

Nos vio a mi papá y a mí conduciendo hacia la casa de Liam, él inquieto y flipando porque yo tomara el control, yo volviéndome loco y estando inquieto porque tomaba el control, todo el mundo sonriendo y siendo extrañamente amable conmigo porque tomaba el control.

Cada vez que alguien me daba una palmadita en la espalda o me daba la mirada de tú puedes hacer esto, sentí este oleaje extraño en mi pecho. Todo el mundo creía demasiado en mí. Nadie se preocupaba de que fuera a estropearlo todo excepto yo.

Atando Cabos (Harry Styles y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora