1- Entre la gente.

10 0 0
                                    

Abrí los ojos aquella mañana con un terrible dolor de cabeza, un olor peculiar tomó la habitación, el incienso de manzana y canela, eso me recuerda que tengo que ir al supermercado a buscar más, las cobijas blancas y el fresco de la mañana, en un balcón, desconocido, una cama desconocida, esto no era mi departamento, me sobresalté para ver en seguida que realmente no era mi espacio, ¿Dónde estaba? Ni yo lo sabía, no lo conocía, ayer, ayer... ayer salí a tomar con mis amigas, sí había mucho ruido, mucha gente era inicio de fin de semana y yo me encontraba perdida totalmente, ellas me llevaron ahí porque hace solo un día que me corrieron de mi trabajo, aunque para ellas cualquier excusa de salir a tomar era válida a mí me pesaba demasiado, no se parecía este lugar al apartamento de alguna de ellas lo descartó por completo, aunque no es que sea la primera vez que me pasa, cuando estoy tomada soy otra persona, recorrí la vista para buscar mis zapatos, salí de la cama, me di cuenta por primera vez que estaba con la camiseta de alguien al parecer, parecía tener un gusto particular por los patos.

Encontré, perfectamente acomodados mis zapatos encima de un banquito de madera junto a la entrada, parece ser que la persona aquí es aficionada al estilo japonés de quitarse los zapatos, porque, así como estaban los míos los suyos igual, los zapatos y el pequeño apartamento parecían caros, al menos para irme con alguien tengo estándares, recordé mi celular, corrí a donde vi mi bolso y lo abrí, carecía de batería y yo no tenía cargador, en eso escucho la puerta abrirse por suerte la del baño.

-Has dormido ¿bien? – parecía dudoso de lo que decía, sin embargo, aunque ya vestido no me daba la cara.

-Sí gracias, disculpa, mi ropa...- dije devolviendo la mirada.

En ese momento parecía temblar el piso, cuando dio la vuelta volví a sentir ese sentimiento de reconocimiento, una cara conocida, unos ojos conocidos y una bella sonrisa, parecía que mi duda le dio gracia.

-Está en el baño, está secándose

- ¿Secándose? – pregunte exaltada

Me indico el sofá, parecía que quería que me sentara.

-E tenido que lavarla, has vomitado sobre ella, casi no llegamos al baño- sonríe de nuevo- no esperaba que una chica como tú fuera tan desastrosa.

- ¿Disculpa?, tampoco es que seas un santo ya que llegue aquí de alguna manera, ¿no lo crees?

-Realmente intentaba sacarte de ahí, aunque no lo creas no hicimos nada indecente, pero me ha costado caro

Rememoré lo poco que podía, solo recordaba pequeños fragmentos entre ellos la llegada al hotel y su mirada de preocupación un par de ocasiones

-Parece ser que te quedaste sin empleo

- ¿Lo dije anoche?

-No solo lo dijo, lo grito a todo mundo

Apenada tomé un cojín y lo puse sobre mi rostro, realmente este hombre se metió en problemas por una desconocida. –No sabe cuánto lo lamento, realmente quiero que sepa que lo siento mucho

-No necesita disculpase – a este punto se había parado para devolverme mi ropa –mientras pueda ayudarme creo que todo parecerá correcto.

-Ayudarlo de qué forma –lo seguí

-Necesito una asistente, estoy en la ciudad por un asunto de negocios y se puede decir que me quedaré por un tiempo, mal afortunadamente, mi asistente principal no pudo viajar conmigo y necesito a alguien detrás mío.

Tendió mi ropa hacia enfrente para que yo la tomará, este era el inicio, este fue el inicio del final.

Lluvia de estrellasWhere stories live. Discover now