Capítulo único

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El sonido del choque entre dos cuerpos conferidos en un rápido frenesí; gemidos graves, guturales, de esos que raspan la garganta como si el gruñido animal hiciera flote su presencia bajo los efectos del instinto; fluidos esparcidos alrededor de aquellas sábanas donde se movían y revolvían a causa de aquellos seres que en ellas se encuentran; de todo esto está siendo invadido las paredes de la habitación principal de la mansión Phantomhive, hogar donde habita mi actual contratista, mientras lo sirvo como su mayordomo principal, sólo que ahora le estoy ofreciendo otro tipo de servicios, donde ambos somos culpables. Aunque la fuente principal de todo este alboroto, fue el señor Lau.

Para poder entender cómo es que terminamos en la actual situación, debemos regresar a la mañana de este día. Justo donde él decidió hacer una visita imprevista al joven amo.

En la mañana...

- ¡Buen día mayordomo! – saluda cuando abro la puerta principal para verificar quien había llegado.

- Buenos días Señor Lau, señorita Ran Mao, que sorpresa tenerlos por aquí. Sin aviso previo... - esto lo dije con toda intención sin sonar descortés.

- Me encontraba cerca y pensé: hace un espléndido día para visitar al conde – me hago a un lado para que los invitados puedan ingresar.

- Se agradece sus nobles intenciones – miento, mucho menos cuando debo pausar los preparativos – llega en buen momento, es el refrigerio de la tarde del joven amo ¿nos acompañan?

- Por supuesto, que curioso que llegáramos en este tiempo, ¿no crees, Ran Mao?

- Si

- Entonces permítanme dirigirlos a la sala para ir a buscar al amo – aunque creo que eso no...

- No es necesario. Ya estoy aquí – había notado su presencia aproximarse – ve mientras a hacer las preparaciones Sebastian. Yo me encargo de llevarnos a la sala de estar – se posiciona justo donde estamos.

- Es un gusto verlo conde. Desde mi última visita no ha crecido ni un poco – y para hacerlo molestar pone su mano encima de la cabeza del nombrado.

- ¿Has venido solo a burlarte? – con el ceño fruncido le pregunta, provocando que me diera risa que poco pude disimular ya que he sido fulminado con la mirada.

- Con su permiso – hago una reverencia para irme a realizar lo pedido sin dejar de borrar la sonrisa de burla.

. . . . . . .

No demoré en alistar los bocadillos junto con el té, llevándolos en el carrito.

Ingreso al lugar donde todos están mientras los varones intercambian una plática que no parece sonar seria. Realmente parece ser que Lau solo ha pasado a visitar.

- Oh, mayordomo. Esto luce realmente delicioso. Que suerte tiene el conde contar con tus servicios culinarios, ¿qué tal si dejas la mansión para trabajar conmigo? Te pagaría el doble – propone mirando con burla al amo esperando su respuesta.

- Temo romper tu corazón, pero no creo que puedas llevarte a lo fácil a mi sirviente Lau – sin darle mucha importancia a su comentario, inicia a comer con tranquilidad al igual que la compañía del señor Lau.

- ¿Es así?, ¿por qué tan seguro, conde? – sin darse por vencido a querer fastidiarlo, le pregunta, mientras yo me encuentro a un lado de la cabeza de la mansión.

- Solo yo puedo ofrecerle lo que quiere – oh amo, eso no sonó nada bien, y menos en alguien como Lau...

- Jo, eso me intriga conde, ¿y qué es eso que solo usted le puede dar al mayordomo? – esto lo dijo en gran tono sugerente que únicamente los adultos podemos entender...

NarcoticWhere stories live. Discover now