Todo empezó en 1939 con la invasión de Alemania a Polonia, regresaba de mi trabajo en la panadería Spillmann, un negocio muy conocido la ciudad de Varsovia, tenía años de antigüedad y era muy exitoso, su jefe Jaim Spillmann era un hombre muy rico, pero era uno de los jefes más insoportables que tuve, antes trabajaba en el correo, era relajante y sencillo, pero me despidieron por lanzarle su taza de té a mi jefe, el señor Gamal Busot.
Era todo caos en la ciudad, solo se podía escuchar el sonido de los tanques como avanzaban hasta el centro de la ciudad, rápidamente llegue a mi casa, vivía con mi madre Margot Uroz, mi padre Amir Kemper y mi hermano Amior Kemper, éramos una familia muy humilde, en un vecindario muy pobre, pero siempre agradecia que nunca nos faltó el pan.
Esa tarde estábamos todos juntos planificando que haríamos, con la llegada de los nazis muchas cosas iban a cambiar, no teníamos radio, por lo cual no sabíamos que estaba pasando en esos instantes, nuestros vecinos los Uzduqui no paraban de peliar entre ellos, toda la noche se podían escuchar sus temores y angustias.
No podíamos dejar nuestro hogar, no teníamos dinero ni tampoco donde ir, no teníamos familiares, mi abuelo murió en la primera guerra a causa de un tiro en la cabeza, lo se porque me lo había contado mi abuela, ellos eran alemanes, después imigramos a Varsovia.
Toda la noche fue de temor, de tantos nervios no podía comer, tenía escalofríos por todo el cuerpo, y mis dientes no paraban de chocar entre sí, abraze a mi hermano menor para que se sintiera seguro, tenía apenas 9 años, era un niños que no sabía que ocurría, yo tenía 21, toda la noche estuve temblando y escuchaba a mis padres discutiendo toda la noche, estábamos tan angustiados, no sabía lo que nos deparaba más adelante.
