Nuffink despertó, agotado y con un insoportable dolor en la cabeza. Mientras recuperaba la consciencia, Nuffink trató de abrir los ojos, acción que se le complicó, no solo porque se sentía cansado sino porque se encontraba en un cuarto completamente oscuro engañándolo a pensar que aún no había abierto los ojos.
Duró unos segundos más acostado en el suelo para terminar de depertarse y tener una sensación más clara de su espacio y sus extremidades. A pesar de no haberse movido y no tener nada que ver, Nuffink, pudo concluir que aún estaba en el barco: el suelo era de madera, este se balanceaba y las olas creaban un fuerte sonido al golpear el casco.
Nuffink decidió levantarse. Apoyo su brazo derecho en el suelo, pero al poner el izquierdo volvió a caer. De repente, el dolor de su cabeza fue opacado por un insufrible dolor en su antebrazo. Palpitante y creciente el dolor le sacaba lágrimas cada vez más pesadas. No faltaba ser muy listo para saber que se había roto un hueso.
Nuffink volvió a tratar de levantarse; sin embargo, no lo logró. El dolor ya estaba terriblemente presente, por lo que cada movimiento que alterara la posición de su brazo era imposible. Moverse era algo de lo que ya no era capaz.
El niño trató de alejar la atención de su brazo, pero no había nada que lo distrajera. Todo era oscuro y vacío... o lo fue hasta que escuchó algo arrastrarse por el suelo. Algo pesado y rígido. Algo grande, metálico. Y se dirigía hacia él.
Una ola impactó al barco con la fuerza suficiente para sacudirlo por completo. Nuffink se deslizó por el suelo del barco al mismo tiempo que el objeto se arrastró con fuerza. El ruido del objeto deslizándose por el suelo se intensificó y Nuffink no tenía idea que hacer; solo sabía que algo lo aplastaría en cualquier momento.
Justo antes de que el objeto lo impactara, Nuffink escuchó una cadena y luego un grito; un grito de una criatura grande que no debería estar ahí. Un dragón. El rugido del dragón fue tan fuerte que Nuffink se levantó y se alejó de dónde estaba; ignorando momentáneamente el dolor de su brazo, aunque este regresarían gradualmente y peor que nunca.
-¿...estoy vivo?-, susurró mientras el corazón le palpitaba intensamente.
Nuffink estaba hiperventilado; solo se le ocurrió explorar su alrededor, no sabía cómo lo haría, pero trataría de moverse de ahí, y una vez que lograra orientarse buscaría cómo salir.
Nuffink caminó a pasos pequeños, sosteniéndose con la mano derecha el antebrazo roto, hacia una dirección esperando no alterar a cualquier dragón que pudiera estar cerca. Mientras caminaba escuchó como los dragones mordían los barrotes de sus jaulas o rascaban el suelo por el estrés. Los sonidos eran tan claros que le sorprendía el hecho de no haberlos escuchado antes. ¿Se habían despertado por el ruido de antes o no había puesto la atención suficiente?
Nuffink solo sabía que no quería alterarlos más de lo que estaban. Ya estuvo cara a cara con un dragón una vez y sabía que no era algo que quería volver a experimentar.
El objetivo del pequeño en ese momento era poder encontrarse con una pared; por lo menos para orientarse, porque, a pesar de que sus ojos se acostumbraran a la oscuridad, guiarse en ese cuarto oscuro era una pesadilla.
Al avanzar Nuffink, por alguna razón, podía sentir algo frente a él. Convencido de que fuera una pared levantó la mano, pero justo antes de tocar lo que se encontraba en frente de él, Nuffink sintió el impacto cálido de una nube de aliento, lo cuál lo preocupó.
Estaba en frente de una jaula y, peor aún, estaba en frente del hocico de un dragón. Si la criatura deseara brindar luz al cuarto lanzarían una llamarada que lo cocinaría vivo. Un solo movimiento y estaría frito, como los salmones que los gemelos solían compartir con sus padres.
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HTTYD/CEATD: Dragones y Humanos
Fiksi PenggemarEl líder del nuevo Berk, Hipo, junto con su familia, se enfrentará al mundo y a una nueva amenaza con la esperanza de que este cambie para que algún día en el futuro pueda volver a ver a su mejor amigo y volar con él otra vez.