O1: De nuevo.

3.4K 569 46
                                    

La habitación de JungKook no había cambiado nada. Era casi como si el tiempo no hubiese transcurrido en esas paredes azules y en los posters de Marvel que las decoraban.

Sonreí ante los recuerdos de las muchas noches que dormí en el lugar, riendo y comiendo hasta que todo se volvía cansado y decidiamos dormir con la música bajita de fondo, porque ninguno podía conciliar el sueño sin eso.

—Venga, has estado muy apagado durante el camino. —JungKook aplaudió, llenando el silencio. —Uno diría que ya no te agrada el lugar y prefieres Milán.

—Como no podría gustarme este lugar, si tiene todo de mi.—Respondí en automático, como si las palabras ya estuvieran configuradas en mi mente.

Una sonrisa cubrió mis labios, mientras empujaba mi maleta hacia la esquina de la cama y tomaba asiento en la misma, ignorando la punzada que me atravesó el pecho al decir esas palabras tan cargadas de amarga verdad.

Dios y la vida sabían que todo eso era tan cliché, pero era así como funcionaban algunas cosas. Y como en otras circunstancias, esto era tomado para crear novelas, ficción y cosas que después serían vistas como lo más repetitivo de la vida y que nada tenía que ver con ella en primer lugar.

Divagando, JiMin se encontró apresado en los brazos de su mejor amigo y aspiró su aroma, sintiéndose protegido por la calidez y el confort que el otro emanaba.

—No me gusta sentirte tan apagado, ShiminShi. Quiero que seas el de siempre.

—Soy el de siempre, solo que.. estoy cansado por el viaje, pero dame unas horas y estaré saltando por el lugar.

Si JungKook notó la mentira, no lo dijo. En su lugar, asintió y me dio espacio, mientras rebuscaba en su móvil y se concentraba un momento en el aparato.

Me levanté y me quité las botas y el gorro, estirando mi cuerpo hasta que mis extremidades tronaron y solo entonces supe cuán cansado me encontraba. Tenía, desde hace mucho, una carga emocional sobre los hombros. Una de la cual nunca pude deshacerme, por muchos cuerpos que hubiese conocido y amado.

La carga entonces, se resumía a un corazón roto. Apenas mal pegado por cintas invisibles que lo mantenían funcionando a medias, transformándome en ese ser que parecía más apático, apagado, con tan pocos sentimientos.

—Los chicos vendrán más tarde para cenar.

Apreté los labios mientras el corazón me latía rápidamente y usando toda mi fuerza de voluntad, deslicé una sonrisa un poco más creíble.

—Querian ir a recibirte, pero les dije que te dieran espacio y que mejor más tarde. —JungKook siguió hablando acerca de muchas cosas, ignorando las dagas que estaba clavando en mi pecho. —Te extrañan mucho.

Y yo los extrañaba un poco.

Lo poco que se les podría extrañar, si se toma en cuenta que todos ellos me dieron la espalda cuando la felicidad de JungKook estuvo en juego por mi estúpido y maldito error.

Pero yo los entendía o por lo menos me esforzaba muchísimo. Porque el del error había sido yo y.. ¿quien jodidos habría querido ver herido al chico que siempre fue compañía, dulzura y paz contenidos?

Él había sido su amigo desde niños, después de todo. Así que era normal que hubiesen preferencias por sobre mi.

JungKook no merecía el dolor que yo estaba cargando. Nadie más que yo lo merecía.

—Eso es bueno, así que será mejor si tomo una ducha caliente y duermo un poco, antes de tener que soportar su vómito verbal.

JungKook frunció el entrecejo ante mis palabras pero asintió, guardando el aparato de regreso en su bolsillo y lanzando una mirada hacia la puerta de su propia habitación.

De repente algo estaba tenso y no sabía si se trataba de mi exactamente.

—Voy a bajar a terminar de arreglar un poco la sala, mientras tu descansas ¿vale? Tómate tu tiempo, aun es temprano.

Asentí de regreso, sintiéndome más tranquilo cuando salió y me dejó a solas.

Todavia tenía el pecho hecho un lío y el dolor de cabeza punzando profundo.

Mamá tenía razón. Yo no estaba listo para un perdón.

Loto © YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora