El gran día al fin había llegado el que conociera a Hanna en persona o como mis amigos les gustaba llamarla, la chica de las notas. Por primera vez en años Caleb y Daemon habían llegado a mi casa puntuales, no pude evitar burlarme. Hunter solo sabía que saldríamos al parque con los chicos, no quise decirle más que eso porque empezaría su ronda de preguntas las cuales no entendería ni la mitad de ellas.
Cuando se hizo la hora de partir para encontrarnos con Hanna todos salimos de la casa para encaminarnos al parque acordado, como era de esperarse Hunter estaba emocionada y eso nos hizo reír pues parecía que nunca salía de casa cuando la realidad era que su abuela, mi madre, lo sacaba a pasear todos los días antes de que yo regresé de mis clases.
A los lejos se podía ver una figura femenina sentada en uno de los bancos que estaban cerca de los juegos infantiles, al acercarnos un poco notamos perfectamente a Hanna quien escribía algo en su celular. Caleb hizo sonar su garganta llamando así la atención de la chica quien al vernos sonrió en grande antes de levantarse y saludar.
— Hola.
— Hola. —Contesté sin poder borrar la sonrisa de emoción de mis labios.
— Hola, chica de las notas. —La saludo Caleb sonriendo divertido, sabía que se estaba burlando de mi.
— Hola, peliteñido. —Se burló Hanna.
— ¿Cuántas veces debo decirte que soy rubio natural?
— Ambos sabemos que eres todo menos un rubio natural. —Contraatacó Hanna levantando un ceja, como si lo estuviera retando a decir lo contrario.
— ¿Quién eres tú? —Por un segundo me había olvidado de mi hijo, me sentí el peor padre del mundo.
— Hola, cariño — le sonrió la chica a medida que se inclinaba para estar a su altura —. Me llamo Hanna.
— Soy Hunter. —Se presentó mi hijo extendiendo su mano como se lo había enseñado mi padre.
— Un gusto, Hunter.
— Ya que se presentaron, que les parece si llevamos a Hunter a jugar mientras ustedes charlan. —Prepuso o más bien exigió Daemon mientras tomaba la mano de Hunter y se alejaba con Caleb siguiéndolo.
— Es muy tierno — la primera en hablar fue Hanna quien volvía a sentarse —¿es tu hermano?
— No, es mi hijo.
Esperé su reacción negativa, no todos se tomaban positivamente el hecho de que siendo tan joven tenga un hijo. Sabía que muchas personas decían que tener un hijo a corta edad podría frenar tu futuro pero para Math no había sido así, sus padres lo habían apoyado cuando su ex novia había llegado llorando a decir que estaba embarazada, aunque tuvo miedo como cualquier adolescente de su edad estaba feliz porque su sueño de ser padre se había cumplido, no esperaba que fuera a tan corta edad pero qué importaban unos años adelantados.
Cuando Hunter había llegado Math había visto al ser más hermoso, sabía que no sería fácil pero teniendo el apoyo de sus padres y novia podría, pero todo se fue abajo cuando a los cuatro días del nacimiento de su hijo su, ahora, ex novia se había ido dejando una carta diciendo que no estaba lista para ser madre, había también adjuntado un papel donde dejaba la custodia completa a Math quien sin dudar firmó y llevó aquel documento con el abogado de la familia, los trámites fueron rápido pues se tomo como que la madre había abandonado al infante bajo el cargo del padre.
Al principio fue difícil ya que el infante necesitaba de la leche materna de su madre, creció con la leche en fórmula pero el amor nunca le faltó. Creció siendo un niño respetuoso e inteligente, muy en el fondo habría deseado que su hijo tuviera una madre pero borraba rápidamente aquella idea al verlo siendo feliz solo estando con él y sus padres.
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¡Hola Kiwi! (#1 Kiwi)
Novela JuvenilÉl era popular... Ella era invisible... Él tenía una admiradora secreta... Ella le mandaba cartas para ser notada por él... ¿Ella se animará a hablar? ¿Él descubrirá quién es su admiradora? Ven y descubre está historia de Hanna Simons y Math Lamber ...