Engaño

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- Entonces si lo haces tal cual te digo, seguro Tanjiro-kun se dará cuenta de tus sentimientos.. - Dijo Shinobu finalizando la larga platica de hermanas que habían tenido.

Inevitablemente recordó las palabras de Kanae, cuando esta le había mencionado de los cambios que experimentaría Kanao cuando se enamorara..

"Neesan, tenias toda la razón" sonrió mirando hacia el cielo.

- No ha llegado nada - dijo Kanao, quien volvía a entrar a la habitación luego de ir a revisar si es que algún cuervo traía información sobre Tomioka y su paradero.

- Ya veo.. Seguro se quedó en casa de Urokodaki-sama - un escalofrío recorrió su cuerpo, se preguntaba que tan bueno sería que el se quedara allá- arigato, Kanao-chan -.

En sí, Shinobu ya tenía pensado el pasar la noche en la finca junto a su hermana, pero aún así, estaba acostumbrada a que Giyuu siempre le avisara que llegaba a casa sin dificultades, aquello le permitía dormir mejor en vez de estar preocupada a altas horas de la noche.

"De seguro se le hizo tarde, como es algo despistado debió de olvidar mandar al cuervo para avisar."

Ya conocía bien las actitudes y pensamientos de su pareja, por lo que no solía complicarse por simplezas. Pero aún así, su sexto sentido parecía avisarle que algo no andaba bien, pues no se sentía para nada cómoda ni relajada.

A pesar de no querer irse a dormir, tuvo que ceder frente a la insistencia de Kanao, quien no permitiría que su sobrino tuviera dificultades por las trasnochadas innecesarias de su madre, o algo así fue lo que dijo.

- Buenas noches, Giyuu.. - fue lo último que dijo segundos previos a ceder contra el sueño.

(...)

Los primeros rayos del sol comenzaron a dar contra sus ojos, lo cual provocó que rápidamente se encontrara despierta. No había dormido muy bien pero prefería levantarse a seguir perdiendo el tiempo acostada.

-Hoy prepararé un delicioso Salmón con Daikon antes de ir a ver a Giyuu - dijo mientras se incorporaba e iba camino al baño para ya pronto comenzar su día.

Si había algo que le gustaba a Tomioka, era aquel platillo, le gustaba tanto que lo observaba con unos ojos tan brillantes que hacían sentir celosa a la mariposa de aquella comida.

Cuando ya tenía todo listo lo empacó para poder llevarlo hasta su hogar, preparó un bento muy llamativo, y es que en cada pequeño detalle vertía todo su amor en esa comida.

Se despidió de Kanao luego de dejarle algunas instrucciones y se retiró.

Las calles estaban muy ajetreadas últimamente, los habitantes iban a celebrar una especie de festival organizado por los comerciantes lo que provocaba una tremenda conmoción.

Era bastante incómodo, pero podía sentir las miradas de algunos transeúntes sobre ella, y sobretodo sobre su vientre. De seguro debía ser porque este, había crecido tanto, que representaba mucho más de tres o cuatro meses. Aún así, no dejaría que esas miradas y murmullos la afectaran ni a ella ni a su futuro bebé.

- Duerme ya, dulce bien, duerme ya, dulce amor - comenzó a cantar por voz baja mientras con sus manos acariciaba su vientre - Dulces sueños tendrás.. al oír mi canción -.

- Escuché de buena fuente que ni siquiera sabía quién era el padre de su hijo - los susurros de una dama a otra no pasaron desapercibidos - que difícil debe ser la vida de una chica fácil -.

"No es así.."

- Yo no creo que sea del apuesto joven de cabello oscuro.. - respondía la otra - pobre, ¡siempre las mujerzuelas llaman la atención de los mejores hombres! -.

"La luna está preciosa" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora